Hace 10 años, el músico peruano Lucho Quequezana se embarcó en el proyecto “Sonidos Vivos”. Buscaba que músicos del mundo conocieran la música peruana y se acercaran a ella de la misma manera en que la descubrió y aprendió a tocarla: jugando.
“Sonidos Vivos” está conformado actualmente por un turco, un japonés, un vietnamita, un venezolano, un colombiano y dos canadienses, quienes aprendieron los ritmos peruanos llegando a dominarlos y en algunos casos los han vuelto parte de proyectos propios.
Para el bajista Jairo Gómez, el proyecto también significó un reencuentro con su propio sonido: “Después de siete años en Canadá, extrañaba lo que había vivido musicalmente en Colombia. Cuando encontré a Lucho, para mí fue como renacer porque nunca en ningún proyecto había llegado a sentir la emoción profunda que siento como cuando soy parte de Sonidos Vivos. Para mí es un regalo increíble que me ha dado la vida, me siento privilegiado de ser parte de este proyecto”.
También es el caso del músico vietnamita, Huu Bac quien después de conocer a Lucho Quequezana, grabó las quenas para el álbum “Tótem” del Circo del Sol y nos cuenta: “Lo que me llama la atención de los instrumentos andinos es que hay algo puro, muy cerca de la naturaleza y un sentimiento de nostalgia. Pienso que quizás hay una conexión musical profunda entre los pueblos autóctonos de América con los pueblos de Asia”.
Algunos de los músicos sabían muy poco de la música peruana, y comentan que al principio la comunicación fue difícil por el idioma, pero a través de la música llegaron a comunicarse y aprender unos de otros.
“La música turca es muy diferente melódicamente de la música peruana, pero con ‘Sonidos Vivos’ he aprendido cómo Lucho arregla y escucha la música, de las diferentes formas que tiene de expresarse a través del lenguaje de la música. Honestamente he aprendido mucho a través de tocar con él”, cuenta Ismael Fencioglu, solista de Oud turco.
“Ahora nos entendemos muy bien, entiendo lo que Lucho quiere hacer con la música y he armado un kit específico con los instrumentos de percusión peruanos para la música que Lucho quiere hacer”, comenta por su parte François Taillafer, percusionista canadiense.
Todo comenzó con una beca
Lucho Quequezana hizo realidad el sueño de crear “Sonidos Vivos” a través de una beca de la UNESCO-Ashberg, que le dio la posibilidad de vivir dos meses en Montreal para contactarse con los músicos que eligió y así poder desarrollar el proyecto.
“En el caso del Perú, este es el proyecto más exitoso asociado a una beca y nos complace que después de diez años el proyecto haya florecido, no solo en el país del músico becario, sino también en los países de los músicos que forman parte del proyecto Sonidos Vivos”, dice Magaly Robalino, representante de la UNESCO en el Perú.
El plan de Lucho es incluir un músico de un país nuevo cada dos años. El más reciente integrante del proyecto es el músico japonés Akihito Obama, quien en 2014 acompañó al músico peruano durante su gira en Japón y se presentaron juntos en un concierto al que asistió la familia Imperial.
“Disfruto la melodía de la música peruana, quizá los sonidos como de la naturaleza son algo más familiar, pero pienso que los sentimientos que expresan la música peruana y la música japonesa son diferentes”, comenta Akihito Obama, solista de shakuhachi.
Con todos estos instrumentos no solo se exploran los sonidos de la música andina, quizá más relacionada a la música peruana a nivel internacional, sino también los ritmos afroperuanos. Como nos cuenta el flautista y compositor venezolano René Orea, quien ya había tenido contacto con la música peruana: “Desde pequeño, siempre escuché música andina, siempre sentí una conexión con la música andina, pero ‘Sonidos Vivos’ me permitió explorar el otro universo de la música afroperuana”.
“Lucho me enseñó las diferentes variaciones del festejo y me fascina la energía que tienen y cómo mezclan los diferentes elementos de percusión”, cuenta François Taillafer, percusionista canadiense.
Jairo Gómez considera que el ritmo afroperuano conocido como landó es un ritmo único: “Después de diez años aún hay que practicarlo y recordarlo porque es muy diferente de los otros ritmos afro-latinos”.
Lucho considera que en estos diez años ha habido un proceso de maduración y nos explica que “los músicos que forman parte del proyecto Sonidos Vivos, no solo se han asimilado a los ritmos sino que han conocido más a fondo los instrumentos y sus diferentes formas de tocarlos”.
Los instrumentos peruanos enamoraron a todos los músicos, como en el caso de Huu Bac, quién después del tiempo que Lucho estuvo en Montreal, decidió comprar el charango del músico peruano. O François Taillafer que, antes de conocer a Lucho, no tenía un cajón peruano, una cajita o una quijada y hoy nos cuenta emocionado: “¡Ahora tengo todos estos instrumentos!”.
Fusión afroperuana
Como en el caso de Akihito con el instrumento de viento shakuhachi o Huu Bac con el instrumento de una cuerda dan bao, cada uno de los músicos toca los instrumentos de su propia cultura. Estos diferentes instrumentos para Lucho “le brindan al proyecto sonoridades particulares y al mezclarse con los instrumentos peruanos, crean texturas nuevas”.
El otro percusionista canadiense, Eric Breton explica cómo la música peruana ha influído en su música: “Ahora también puedo tocar el cajón a la manera afroperuana. Siento la influencia cuando regreso a casa, hay una parte de música peruana en todo lo que hago”.
Además de dar a conocer los instrumentos peruanos, la idea de Lucho Quequezana “es que más culturas conozcan este mestizaje peruano, lo que hará más fácil exportar este proyecto al mundo”. Esto fue algo que notó Jairo Gómez: “Lo que me emocionó desde el principio fue el deseo de Lucho de proyectar la música peruana a nivel internacional y cómo logró convencer a los peruanos y a las entidades públicas para que apoyen un proyecto como ‘Sonidos Vivos’”.
Para Isabella Falco, Directora de Comunicaciones e Imagen País en Promperu: “Lucho Quequezana es un ejemplo de cómo la música peruana sí puede internacionalizarse”. Y confía en que eso sea posible con el trabajo de los talentosos músicos peruanos y el apoyo del gobierno.
Sonidos Vivos se ha presentado con gran éxito en Montreal y en Perú, donde en el 2015 tuvo un concierto al que asistieron más de siete mil personas en el Estadio Nacional. Este año en Lima, se reunieron todos los integrantes para celebrar los diez años del proyecto con tres conciertos en el Gran Teatro Nacional.
Después del primer concierto en el Gran Teatro, la Primera Ministra del Perú, Mercedes Aráoz consideró que “el mayor logro del Proyecto de Lucho Quequezana es el de integrar culturas vivas de diferentes naciones. Además, es un gran ejemplo de cómo los peruanos pueden integrarse al mundo a través de la música”.
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