El Parlamento de Taiwán modificó su legislación sobre trasplante de órganos que podrá criminalizar el trasplante de órganos de presos ejecutados en China, como parte de una tendencia mundial para frenar el tráfico de órganos humanos en China.
En una sesión de este 12 de junio en el Yuan Legislativo de Taiwán, se leyeron y fueron aprobadas una serie de enmiendas importantes a la Ordenanza de Trasplante de Órganos Humanos.
Bajo la legislación actualizada, los pacientes que viajen al extranjero para recibir un órgano adquirido por medios ilegales pueden ser condenados con hasta cinco años de cárcel y enfrentar multas de $NT 300.000 (9.700 dólares aproximadamente) hasta $NT 15.000.000 (484.000 dólares aproximadamente).
Las nuevas enmiendas otorgan parte de la responsabilidad de la regulación en la materia a los médicos y hospitales. Los médicos deben presentar un informe de todo paciente que reciba un trasplante en el extranjero y dar seguimiento a su tratamiento en el país. Tanto los médicos como los hospitales pueden recibir multas de hasta $ NT150.000 (unos 4.840 dólares) si no presentan los informes requeridos por la ley. Las instituciones médicas y su personal incurrirán en cargos criminales en el caso de que presenten informes falsos.
Lee Po-Chang, presidente del Registro de Órganos y Recursos compartidos de Taiwán, dijo que los médicos taiwaneses pueden remitir a sus pacientes a hospitales extranjeros que adquieren órganos a través de medios legítimos. Los médicos tienen que presentar un informe también sobre estos casos al retorno de sus pacientes.
Tien Chiu-chin, un legislador del Partido Democrático Progresista de Taiwán, dijo: “La escasez de órganos es un problema mundial, y el turismo de trasplantes de órganos se convirtió en un problema tanto para la ética médica mundial como para los derechos humanos internacionales. La sustracción forzada de órganos y el tráfico de órganos no son sólo violaciones a las leyes de obtención de órganos, también son crímenes de lesa humanidad. Por eso modificamos las leyes y las penalizaciones para prohibir el comercio de órganos y el turismo de trasplantes”.
Las regulaciones para el trasplante de órganos en Taiwán “han alcanzado los estándares internacionales”, dijo Tien.
De hecho, la enmienda de Taiwán complementa la Ordenanza de Trasplante de Órganos Humanos de Hong Kong, y coincide con la legislación que se aprobó en España y en otros lugares, dijo Theresa Chu, abogada taiwanesa de derechos humanos. “Estas regulaciones para el trasplante de órganos son como un firewall jurídico que salva a las personas de convertirse en cómplices del brutal acto de sustracción de órganos (promovido) por el Partido Comunista Chino”, agregó Chu.
¿Salas de la muerte?
Después de años de haberlo negado, Huang Jiefu -ex viceministro de Salud y actual jefe del Comité de Trasplante de Órganos de China- admitió que el régimen chino estaba utilizando órganos de presos condenados a muerte en diciembre de 2005. De acuerdo con medios de comunicación estatales, estos órganos representan dos tercios del total de trasplantes en el continente.
El régimen chino se comprometió a poner fin a esta práctica, pero confirmó esta decisión hasta diciembre del 2014. Huang dijo que a partir de enero de este año sólo los órganos donados voluntariamente por personas civiles serían utilizados en los trasplantes.
Sin embargo, existen serias dudas sobre estas afirmaciones del régimen chino.
Autoridades europeas, médicos, investigadores médicos y expertos dijeron, durante un seminario del Parlamento Europeo en Bruselas este 21 de abril, que en China continúan las “ejecuciones extrajudiciales y sustracciones (de órganos) de prisioneros no condenados a la pena de muerte”.
Reconociendo los estudios de investigadores independientes, los participantes en el Parlamento Europeo condenaron la masacre de prisioneros de conciencia, la mayor parte de los cuales son practicantes de Falun Gong, una disciplina espiritual perseguida en China desde 1999.
En 2006, cuando la esposa de un cirujano de trasplante de órganos denunció la sustracción forzada de órganos en China, David Matas -abogado de derechos humanos- y David Kilgour -ex miembro del parlamento canadiense- decidieron investigar tales afirmaciones aparentemente increíbles
A través de llamadas telefónicas de investigadores anónimos a médicos de trasplante en hospitales en China y mediante el análisis de las estadísticas de trasplantes y su comercialización en China, Kilgour y Matas llegaron a la conclusión de que el Partido Comunista ha participado sistemáticamente en la sustracción masiva de órganos de practicantes de Falun Gong vivos en los hospitales estatales para venderlos a turistas que necesitan trasplantes. Ellos estimaron que entre 40.000 a 60.000 practicantes de Falun Gong han perdido la vida en estos macabros asesinatos patrocinados por el estado para lucrar con sus órganos.
En un estudio diferente, el periodista Ethan Gutmann estima el número de muertes de practicantes de Falun Gong en 65.000. En su libro “La Masacre”, recientemente publicado, Gutmann rastrea los abusos del Partido en el trasplante de órganos desde sus primeros experimentos con los Uigures, una minoría turca en la provincia china occidental de Xinjiang, hasta con los disidentes políticos y practicantes de Falun Gong.
Las investigaciones de la cosecha de órganos se ofrecen en “Human Harvest: China’s Illegal Organ Trade” (Cosecha humana: el comercio ilegal de órganos en China), un documental que recientemente ganó un premio Peabody, el más antiguo y prestigioso del mundo en radiodifusión y medios electrónicos.
El documental incluye varias apariciones de ciudadanos taiwaneses que fueron a China para obtener órganos, y muestran su horror al conocer la verdadera fuente de los órganos utilizados en la próspera industria del trasplante de China.
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