Organizaciones terroristas como ISIS están buscando entrar a Estados Unidos y según expertos regionales, que puedan entrar es sólo cuestión de cuánto dinero va a costar convencer a los carteles de droga que el riesgo vale la pena.
«Pienso que dada la chequera de ISIS, es sólo cuestión de tiempo», dijo en una entrevista Scott Mann, un coronel teniente retirado del ejército.
«Quieren usar la red existente de narcoterrorismo que puede trasladar cualquier cosa—droga, gente o una bomba sucia», dijo Mann. «Esta gente quiere aprovechar esta masiva red que les permitiría hacer pasar mercadería».
El comercio de la droga es mucho más que simplemente carteles queriendo hacer dinero. Por toda la región, hay también organizaciones narcoterroristas instigadas por ideología política, y grupos como Hamás y Hizbulá, que usan el comercio ilícito para financiar sus actividades en el exterior».
Mann ha sido testigo de primera mano de estos problemas. Durante sus 15 años en las Fuerzas especiales de EE. UU., fue enviado a países como Colombia, Ecuador, Perú y Panamá, donde ayudó a entrenar fuerzas del gobierno amigos de EE UU. sobre cómo defenderse contra los que no tienen ley.
«Trabajé mucho con los gobiernos para combatir grupos insurgentes como las FARC», dice, refiriéndose al grupo narcoterrorista marxista, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Aunque los grupos terroristas quieran entablar lazos con los traficantes de drogas, «hasta donde yo sé, no hay ninguna conexión hasta este momento entre los narcoterroristas e ISIS», según afirma el Dr. José de Arimatéia da Cruz, investigador profesor adjunto del Colegio de Guerra del Ejército de EE. UU.
«Al menos no hasta este momento», dijo Cruz en una entrevista telefónica. «Las cosas pueden cambiar en el futuro».
Los cárteles dudan en involucrarse con grupos terroristas, la principal razón es que lo ven muy arriesgado. Cruz dice que «hasta el momento, si se comienzan a asociar con el terrorismo internacional, habrá más involucramiento de EE. UU. y eso afectará sus negocios».
Aún así, según Mann, «el dinero manda, créame, en estas áreas; e incluso aunque estos muchachos tengan un poco de guía moral… pueden trasladar cosas para [ISIS] si el dinero es adecuado».
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«Yo vi de primera mano cómo se encuentran los dos mundos», dice Mann, haciendo notar su trabajo combatiendo el narcoterrorismo. «Este nexo entre el terror y el crimen organizado está creciendo».
Una diferencia de ideología
Aunque los grupos narcoterroristas son un gran problema en Latinoamérica, son diferentes de grupos terroristas como ISIS o Al Qaeda.
Según Mann, grupos narcoterroristas como las FARC tienen motivos financieros y políticos, y usan el comercio de la droga para financiar su causa. Son más una amenaza local, dice, pero ven a Estados Unidos como una amenaza a sus operaciones.
«Ellos quieren este ambiente de caos continuo para que puedan operar su empresa multimillonaria, y no ser inhibidos por Estados Unidos», dice.
Según Cruz, «es cuestión de interpretación».
«Cualquier grupo que esté contra el estado soberano o el gobierno puede ser etiquetado como organización terrorista», dice. «Algunos de ellos no tienen nada que ver con el terrorismo y sus actividades están limitadas a América Latina».
Por otro lado, ISIS ha estado reclutando soldados de las islas nación del Caribe, Trinidad y Tobago, un país que Cruz describe como «ground zero» (zona de impacto en inglés) para la gente que recluta terroristas.
Según Mann, aunque los grupos de narcoterror están influenciados mas bien por el dinero, «es su trabajo trasladar estas mercaderías dentro y fuera de estas tuberías lícitas e ilícitas, lo cual los hace útiles para los extremistas islámicos».
Una división internacional
El ambiente político en Latinoamérica ha alimentado al problema. Comenzó en los 90 con la Marea Rosa, dice Cruz. «Cuando tuvimos políticos de izquierda entrando al poder».
Los gobiernos que llegaron comenzaron a cortar lazos con Estados Unidos, dijo Cruz, y la «mayoría de esos países trasladaron sus alianzas hacia Rusia, China o Irán».
China persuadió muchas naciones aisladas en Latinoamérica con una clase de política de «vale todo», y prácticas que hubieran causado la expulsión del mercado global por otros países, fueron ignoradas por China.
El resultado fue que muchos regímenes autoritarios o corruptos en Latinoamérica que hubieran colapsado si estuvieran solos, fueron sostenidos por el dinero de China.
«A ellos no les importa qué haces», dice Cruz. «Rusia es igual. No les importa a quién les provee armas siempre y cuando las puedan vender».
Según un informe del 5 de noviembre de la Comisión revisora en seguridad económica China-EE. UU., el régimen chino ha «señalado a gobiernos latinoamericanos que el desarrollo económico puede ser logrado sin adherir a prescripciones occidentales», y sin tener que compartir «objetivos con EE. UU. por estabilidad regional y buen gobierno».
En la práctica, toma varias formas. «Argentina se ha rehusado a negociar con los acreedores occidentales en parte debido a los préstamos alternativos de China», dice el informe. Y gobiernos que de otra forma hubieran estado aislados en la región, son capaces de «sostener su orientación anti occidental», incluyendo aquellos como Bolivia, Ecuador y Venezuela.
Este ambiente corrupto ha creado una clase de terreno de cultivo para el terrorismo.
Mann dice que los grupos de terror «están buscando estados frágiles donde gran parte de la población esté fuera del alcance o marginalizada por el gobierno».
Él nota que aunque es improbable que ISIS haya hecho ya camino con los cArteles de la droga o los narcoterroristas, la tendencia es en esa dirección.
«Cuando ves que la tendencia se empieza a alinear», dice, «es necesario tomar acción para adelantarse a esas tendencias en vez de armar luego una comisión para averiguar qué falló».
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