El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió el jueves por la noche en su cuenta de Twitter, que la reunión que sostendrá con su homologo chino, Xi Jinping, el jueves y viernes próximos “será muy difícil”.
“La reunión de la próxima semana con China va ser una muy difícil en la que no podemos tolerar deficits comerciales masivos… y pérdidas de empleos. Las empresas estadounidenses deben estar preparadas para buscar otras alternativas”, dijo en dos tuits seguidos publicados durante la noche.
Los tuits de Trump fueron el adelanto a dos órdenes ejecutivas atacando el deficit comercial estadounidense, los derechos de propiedad intelectual y $2.8000 millones de aranceles no cancelados que se espera que el presidente firme hoy viernes.
The meeting next week with China will be a very difficult one in that we can no longer have massive trade deficits…
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) March 30, 2017
“Estas acciones están diseñadas para que el mundo sepa que este es un presidente que toma un nuevo paso para cumplir su promesa de campaña”, dijo el secretario de Comercio, Wilbur Ross, a los periodistas.
Si bien China, con $336.000 millones en bienes y servicios en 2015, es la mayor fuente del deficit comercial estadounidense, es el país más señalado en inundar el mercado con ciertos productos y algunos de sus comerciantes se cuentan entre los mayores violadores a los derechos de propiedad intelectual, funcionarios estadounidense aseguraron que las órdenes ejecutivas no van dirigidas a un país en particular.
Mar-a-Lago
Los líderes de las dos economías más grandes del mundo se reunirán en la residencia de Trump en Mar-a-Lago, Florida por primera vez desde que Trump asumió el cargo el 20 de enero.
Se espera que además del tema comercial, los mandatarios discutan sus diferencias sobre Corea del Norte y las ambiciones estratégicas de Pekín en el Mar de China Meridional.
El viceministro chino de Relaciones Exteriores, Zheng Zeguang, reconoció el viernes que hay un desequilibrio comercial, pero dijo que se debe principalmente a las diferencias en las estructuras económicas de ambos países y señaló que China tuvo un déficit de comercio de servicios.
«China no busca deliberadamente un superávit comercial. Tampoco pretendemos llevar a cabo una devaluación competitiva para estimular las exportaciones. Esa no es nuestra política», dijo Zheng en una conferencia sobre la reunión entre Xi y Trump.
El yuan cayó un 6,5 por ciento el año pasado en su mayor pérdida anual frente al dólar desde 1994, golpeado por la presión de un crecimiento económico ralentizado y la fortaleza de la moneda estadounidense.
La última devaluación de la moneda china, ocurrida en agosto del 2015, sorprendió a los mercados mundiales y fue vista por los operadores y economistas como un fracaso.
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