La gira asiática del presidente estadounidense Donald Trump comenzará este fin de semana, otorgando al líder del mundo libre una semana y media para calmar los nervios de los aliados, poner nervioso al dictador Kim Jong-un, y realinear algunas de las prioridades complicadas y competitivas en la relación entre China y Estados Unidos.
Un miembro senior del Centro Internacional de Evaluación y Estrategia, Rick Fisher, tiene la esperanza de que el viaje pueda preparar el camino para un cambio importante en la política nuclear de los Estados Unidos, ya que -entiende- este país debería desplegar armas nucleares tácticas en Japón y Corea del Sur. Tal medida reforzaría a los aliados estadounidenses que se desestabilizaron por las pruebas nucleares y los lanzamientos de misiles de Corea del Norte, así como por las reivindicaciones expansivas de China en el Mar del Sur.
Fisher expresó que los aliados estadounidenses en la región buscan seguridad y compromisos militares, debido al “alarmante incremento de las amenazas militares, especialmente de Corea del Norte, pero también de China”.
Advierte que el régimen chino continúa amenazando a Taiwán y podría invadirla en la década de 2020.
“Trump debe demostrar que es consciente de estas amenazas interconectadas y que está más que dispuesto en continuar la tradición de fuerte liderazgo de los Estados Unidos en disuadir tales amenazas a la libertad en Asia”, manifestó Fisher.
Mientras que Estados Unidos puede reclamar un crédito significativo por la recuperación económica de Japón después de la Segunda Guerra Mundial y también por la continua existencia de Corea del Sur, el ascenso de China cambió la dinámica en la región.
Fisher afirma que China espera aislar a Corea del Sur y Japón de su aliado, Estados Unidos, que impulsó las democracias asiáticas convirtiéndolas en parte de las economías más exitosas del mundo.
China también apoyó el programa nuclear de Corea del Norte, recalcó Fisher, y proporcionó los vehículos especializados para el lanzamiento de misiles móviles de Corea del Norte.
Si bien Trump hizo algunos gestos para apoyar a los aliados en la región, incluida la presencia actual de tres portaaviones y sus grupos de ataque de buques y aeronaves adicionales, no obstante, el statu quo permanece en gran parte sin cambios.
“Desafortunadamente, China no tiene ninguna intención de cooperar con Estados Unidos o de hacer algo para reducir la amenaza nuclear de Corea del Norte, sin tener algún tipo de presión o sanción por parte de Estados Unidos”, destacó Fisher.
El especialista espera que uno de los objetivos primordiales de Trump sea la de reconfortar a sus aliados en la región durante su gira del 3 al 14 de noviembre por Japón, Corea del Sur, China, Vietnam y Filipinas.
Pero espera que también que el mandatario tenga otro mensaje para los aliados.
“Prepárense para hacer más ustedes mismos”.
Corea del Sur y Japón deberían estar preparados para gastar mucho más en su propia seguridad y defensa, añadió Fisher, y Trump podría presionarlos para que así lo hagan describiendo las amenazas que enfrentan desde China y Corea del Norte.
Las armas nucleares tácticas desplegadas en Asia en las bases de las fuerzas aéreas y los misiles de crucero Tomahawk, así como también los proyectiles de artillería nuclear de bajo rendimiento, tendrían mayor eficacia en disuadir cualquier ataque a los aliados estadounidenses que los misiles nucleares de Estados Unidos en el otro lado del globo, añadió.
“Los chinos están desarrollando estos mismos sistemas”, declaró Fisher.
“Si la disuasión nuclear estadounidense se queda atrás con respecto a la de sus competidores regionales, la región se podría desestabilizar”, constató.
Esa postura podría desconcertar a aquellos que ven como una amenaza para el comercio con China que la relación con el gigante asiático se vuelva tensa. El próximo viaje de Trump buscará atraer inversiones en energía adicionales de China que podrían contribuir a equilibrar el enorme déficit comercial que Estados Unidos actualmente mantiene con el gigante asiático.
Pero Fisher señaló que es bastante fácil para Trump equilibrar la aparente contradicción de tomar medidas de seguridad duras y mantener una relación económica agradable.
“Simplemente tiene que decir a todos los oídos que escuchan que la prosperidad continúa, ya sea la de un país o una empresa, y que solo depende de la existencia de una paz continua”.
“Si Estados Unidos no logra proporcionar el liderazgo necesario para sostener una relativa paz, entonces la idea de que las empresas y los países puedan desarrollar su propio camino hacia las ganancias se evapora. No habrá beneficios sin una paz duradera”, afirmó.
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