Nacido en Buenos Aires, Emiliano Ezcurra experimentó desde el comienzo una sensibilidad especial por las problemáticas medioambientales y cuando se presentó la oportunidad, se ocupó de ellas. Actualmente es creador y director ejecutivo de Banco de Bosques, una organización que trata de poner “patas para arriba” el mercado inmobiliario de tierras. Se trata de una alternativa simple y creativa, donde a través de donaciones, cualquier individuo puede comprar una porción de bosque en riesgo y salvarlo para siempre.
Ezcurra se define como un activista ambiental desde los 14 años, dos años después se inició profesionalmente cuando entró a Greenpeace como voluntario, para luego formar parte del staff durante 15 años más. Posteriormente decidió retirarse de la organización ambiental y crear una propia, denominada Banco de Bosques, ubicada en el barrio porteño de Palermo.
En una entrevista con La Gran Época, el apasionado activista compartió sus motivaciones y explicó las raíces de las mismas destacando en primer lugar los valores impartidos por su familia. “Mis padres son gente muy solidaria. Mi mamá fue maestra de chicos discapacitados toda su vida, armó una escuela en una villa. Era siempre de entregarse al otro, donando, haciendo trabajo voluntario; mi papá también y eso es algo que a mí me marcó mucho”, comentó.
Ezcurra también compartió que las vivencias de su infancia despertaron su pasión por la naturaleza. “Mis padres en vacaciones me mandaban a Lincoln, Provincia de Buenos Aires, a un campo de un tío mío. A mí eso me marcó mucho porque habrán sido seis o siete veranos que iba y experimentaba una sensación de ¡libertad ilimitada!”
Ese campo, describe, era tan grande que “no tenía límites” y el medio de transporte era montar a caballo. Allí, su niñez se vio empapada de aventuras y desafíos.
“Che, hoy jugamos a los indios” u “hoy jugamos a descogotar los lotes con cardos”, recuerdos que para Ezcurra “no hay Playstation que se equipare”. Relató que andar a caballo por los lotes que estaban encardados para decapitar al cardo era difícil y “cuando adquirías esa destreza ¡tocabas el cielo con las manos!”, agregó.
En relación al principal proyecto de Banco de Bosques que impulsó, que consiste en convertir a la Estancia Fidelidad del Chaco en el Parque Nacional El Impenetrable, Ezcurra manifestó que lo retrotrae a los tiempos de su niñez donde jugaba a las escondidas en aquellos pastizales del campo de su tío.
“Cuando estoy en El Impenetrable siento que estoy jugando a las escondidas, revivo eso; lo infantil que tiene el bosque, es un mimo”, expresó con emoción el activista.
Banco de Bosques, una alternativa para proteger los bosques nativos de Argentina
Emiliano Ezcurra desde hace seis años decidió retirarse de su oficio de Coordinador de Campañas de Greenpeace para dedicarse de lleno a su fundación, la cual ya logró, luego de arduos esfuerzos, consagrar a 130.000 hectáreas como Parque Nacional El Impenetrable en la provincia de Chaco.
“Primero la provincia tiene que comprar la tierra o recibir la donación y ésta tiene que entregársela a la Nación a través de la Ley de Cesión de Jurisdicción, seguidamente el Congreso Nacional tiene que aceptar la renuncia y, en ese acto, se crea el parque nacional. Eso pasó el 22 de octubre en el Congreso. El año pasado logramos que Chaco apruebe la ley y casi un año después la aprobó Diputados”, profundizó.
“Eso es parte de mi trabajo también. Yo estoy en el bosque y en los pasillos del Senado, me tengo que mover cómodo y feliz en los dos lugares por más que sean extremadamente diferentes. Te soy totalmente sincero, me fascina la dualidad: hoy me ves con zapatos, corbata y traje en el Congreso ¡y me encanta! Y a la semana estar empapado de barro hasta las rodillas con los Wichi que no te hablan, que te miran y te cantan. A mí me encanta moverme en eso”, prosiguió.
Del mismo modo, destacó que la idea surgió al leer los avisos clasificados de los diarios, donde salían publicados los campos que él mismo sobrevolaba para identificar las topadoras que querían destruir los bosques, cuando aún era miembro de Greenpeace.
Lo que observaba era bastante peculiar: “El precio por hectárea era muy barato pero no se podía comprar una, dos, tres, siete hectáreas, como mínimo comprabas 500”, indicó. Debido a ello, ejemplificó, si no se tenía 250 mil dólares para comprar un campo que costaba 500 dólares la hectárea, éste no se podía comprar y además que “el que sí podía [comprarlo], lo hacía para destruir el bosque sembrando un monocultivo, de manera de recuperar la plata que puso lo antes posible”.
El tema ambiental como política de Estado
Lo que observa Ezcurra es que la deficiencia social en materia ambiental no ocurre por la falta de educación en la población sino por las autoridades, quienes no tienen incorporado el tema ambiental como política de Estado y “solamente cuando la paz social los molesta ahí actúan”.
Por un lado, sostiene que el país tiene una base social muy amigable con lo ambiental. “Argentina es rara. Greenpeace tiene más socios que Boca Juniors. El principal club de fútbol de la Argentina ¡tiene menos socios que una ONG ecologista! Y te hablo de socios, no simpatizantes, gente que pone plata todos los meses. Ese es un fenómeno muy interesante”.
Por otro lado, entiende que “no hay una actitud patriótica hacia lo que es el medio ambiente. La clase política no termina de entender que hoy el tema ambiental merece el mismo nivel que el reclamo de soberanía de las Islas Malvinas, hay que ponerlo en ese lugar. Los tiempos que corren están reclamando que lo pongan en ese lugar y ese es el gran quiebre que hay”.
Argentina cuenta con treinta parques nacionales. Entre los más conocidos se destacan el Parque Nacional Nahuel Huapi, el Parque Nacional Iguazú y el Parque Nacional Perito Moreno, y entre todos ocupan un cuatro por ciento del territorio de país, es decir unas 3,8 millones de hectáreas.
En suma, el camino recorrido por Emiliano Ezcurra, primero por las marcas de su infancia y luego por la experiencia adquirida en Greenpeace, la cual lo ayudó a formarse profesionalmente, dieron como resultado “El Impenetrable”, ese gran sueño personal, que sin duda se convierte en un valioso aporte para el patrimonio argentino.
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