En las últimas semanas, muchos altos funcionarios del aparato de seguridad del régimen chino han sido reubicados o expulsados repentinamente de sus cargos. Lo más significativo es que todos los líderes de seguridad del nivel provincial que asumieron sus cargos junto al mandatario chino Xi Jinping en 2012 han sido reemplazados.
Para quienes no están muy familiarizados con la visión de Xi y las operaciones del Partido Comunista, los motivos de Xi para cambiar de funcionarios parecen difíciles de entender, ¿por qué cambiar un aparato de seguridad que parece estar haciendo un buen trabajo en reprimir a la población?
Pero para los analistas de la política china, se trata de un avance considerable. Para ellos, Xi finalmente está progresando en su meta de cambiar una burocracia de seguridad que no lo escucha, aunque también señalan que los cambios que Xi pretende tampoco darán como resultado un sistema judicial independiente y respetuoso de la ley, dada la naturaleza del régimen chino.
El ‘profundo Estado’
Los cambios en la política china son bastante difíciles de interpretar debido a las operaciones opacas de los líderes chinos. Interpretar la era de Xi es aún más difícil, debido a la cantidad de veces en que Xi dice una cosa y la burocracia china hace otra.
Un ejemplo reciente es el llamado “incidente de Lei Yang”.
A principios de mayo, cinco oficiales de policía de Beijing arrestaron erróneamente al ambientalista chino Lei Yang. La policía le dio una paliza y murió bajo custodia.
El “incidente de Lei Yang” provocó fuertes críticas de la población. Xi pidió abiertamente que el caso se manejara de manera “justa e imparcial”.
Pero después de una investigación, la fiscalía de Beijing declaró que los cinco policías eran inocentes.
Una interpretación cínica de la falla de la fiscalía para acusar a los policías sería que Xi, al que muchos consideran uno de los líderes chinos más poderosos en décadas, no fue sincero en sus palabras. Pero esta interpretación no es tan problemática si resulta que Xi no es tan poderoso como presume, y si ni siquiera tiene control total sobre el Partido Comunista.
Desde que asumió en 2012, Xi ha estado luchando por el control del régimen chino contra la facción política del ex jefe del Partido Jiang Zemin. La facción de Jiang se infiltró profundamente en la burocracia del régimen –particularmente en la seguridad nacional, el ejército y la propaganda– durante las dos décadas anteriores a la asunción de Xi.
Dada la influencia de la facción de Jiang sobre el “profundo Estado” y la tendencia natural del Partido Comunista hacia la represión, Xi enfrenta una enorme resistencia cada vez que intenta reformar los principales organismos del Partido y del Estado, en especial cuando se trata del aparato de seguridad.
La limpieza del aparato de seguridad
El 2 de junio, un sitio web oficial de Jilin, provincia al noreste de China, anunció que Jiang Zhiying reemplazaría a Jin Zhenji como el director provincial de la Comisión de Asuntos Políticos y Legales (CAPL). La CAPL es un poderoso organismo del Partido que supervisa a las autoridades encargadas de la seguridad y las leyes, incluyendo los tribunales, la policía y la policía armada, además de prisiones y centros de detención.
El cambio en la jefatura de seguridad en Jilin significa que todos los jefes de la CAPL de las 31 provincias y regiones de China que asumieron sus cargos en 2012 con Xi Jinping han sido reemplazados. Solo en la primera mitad de este año hubo once reemplazos.
El 9 de junio, Chen Zhimin, viceministro del Ministerio de Seguridad Pública del régimen chino, fue “despedido de su cargo”. Días después, He Ting, jefe de seguridad pública de Chongqing, ciudad de nivel provincial, fue despedido repentinamente.
El 15 de junio, Caixin, una respetada revista financiera de China, informó que en junio, 14 altos oficiales de la Policía Armada Popular de una docena de provincias y regiones habían sido reemplazados en un periodo de seis días.
Desde 2012 también han habido varios cambios en los máximos niveles de la policía y la policía armada.
Analistas dicen que con los recientes cambios, Xi Jinping está tratando de recuperar el control sobre el aparato de seguridad.
“La CAPL necesita ser sometida a una limpieza profunda porque hace mucho tiempo que ha sido dirigida por Luo Gan y Zhou Yongkang, dos miembros principales de la facción de Jiang Zemin”, dijo Shi Cangshan, analista independiente sobre los asuntos del Partido Comunista, radicado en Washington DC.
Shi continuó: “Bajo el mando de Zhou y de varios secretarios provinciales del Partido, la CAPL no tuvo restricciones en sus operaciones. Hubo varias violaciones a la justicia y represión de activistas y ciudadanos comunes. Zhou y los otros también eran muy corruptos e intentaron influir en las altas esferas de la política china”.
Cuando Zhou Yongkang fue zar de la seguridad entre 2008 y 2012, la CAPL recibió un presupuesto superior al del ejército, y constantemente reprimía a disidentes, minorías étnicas y practicantes de la disciplina espiritual Falun Dafa.
Zhou y Bo Xilai, el miembro el Politburó y jefe del Partido en Chongqing caído en desgracia, son dos de los funcionarios purgados a los que Xi acusó de planear un golpe de Estado contra él –una conspiración que antes había sido filtrada por fuentes internas. En 2015, Zhou fue encontrado culpable de abusar de su posición y aceptar decenas de millones en sobornos, y fue sentenciado a cadena perpetua.
El analista chino Shi Cangshan dice que Xi Jinping debe rectificar el aparato de seguridad porque es la causa principal de muchos problemas sociales en la China actual.
‘El primer paso’
Pero los recientes cambios que implementó Xi son “meramente el primer paso” en lo que será un proceso complicado y extenso, según Shi. “Reformar el aparato de seguridad no es como reformar el ejército, el cual es un sistema relativamente cerrado donde los cambios de nombres tienen un impacto mínimo en la sociedad”.
Don Tse, experto en China para la empresa de análisis e inversión China Decoding, concuerda con Shi.
“El régimen comunista chino es un sistema autoritario que depende de la represión de mano dura para salvaguardar su poder político”, dijo Tse. “El régimen tendrá problemas si la rectificación del aparato de seguridad es demasiado vigorosa, especialmente dado que las tensiones entre funcionarios y el pueblo han llegado a un punto crítico como resultado de los problemas acumulados en la era de Jiang Zemin”.
Tse dice que los problemas de Xi Jinping con el aparato de seguridad se vuelven más complicados debido a sus integrantes actuales y a la tendencia represiva del Partido Comunista.
Debido a que muchos funcionarios de seguridad son leales a Zhou Yongkang y a la facción de Jiang, Xi originalmente rompió la norma de promover a los jefes de policía provinciales como directores provinciales de la CAPL, y en cambio eligió funcionarios no pertenecientes al aparato legal y de seguridad.
Tse explica: “Muchos funcionarios locales desobedecen a Xi Jinping y han aumentado las tensiones con el pueblo. Cuando la tensión explote, el régimen chino recurrirá a la represión, porque nunca admitirá ningún error. Dado que es difícil para los jefes de la CAPL sin experiencia en las fuerzas de seguridad poder controlar a fuerzas policiales que no colaboran, pareciera mejor idea seleccionar jefes de policía para el máximo puesto provincial en seguridad”.
“Después de todo, Xi será el culpable cuando haya problemas”.
Actualmente, un 70% de los jefes provinciales de la CAPL tienen lazos o son miembros de la facción de Jiang, según estimaciones de Tse.
Don Tse anticipa que antes del 19º Congreso Nacional, una reunión clave del Partido que se realizará a fines de año, Xi reemplazará a dos máximos oficiales en el Ministerio de Seguridad Pública, Guo Shengkun y Fu Zhenghua. Ambos son conocidos miembros de la facción de Jiang.
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