Zhang Guolao, fue un taoísta ermitaño de la dinastía Tang, y uno de los ocho inmortales, y los registros históricos indican que verdaderamente existió. A pesar de ser un hombre anciano, era muy entretenido y todos los admiraban porque montaba en burro de espaldas al frente.
Según las leyendas, el emperador de la dinastía Tang tenía mucha curiosidad sobre el asunto de montar el burro al revés, asique invitó a Zhang Guolao al jardín imperial del Palacio. El viejo montó su burro hacia atrás a lo largo de la carretera hasta el jardín real sin esfuerzo, y como al emperador le hizo gracia le dio de beber vino al burro como recompensa. Tan pronto como el burro bebió el vino, se cayó y se convirtió en un burro de papel.
Zhang Guolao explicó al asombrado emperador que su burro era sólo un burro de papel, pero con magia parecía un burro de verdad, y el vino lo regresó a su forma original. “La verdad permanecerá y lo falso no durará”, dijo Zhang Guolao. El emperador se rió y dijo: “Esa es una muy buena parábola”.
El anciano daoísta recorrió el país llevando su instrumento musical, un tambor de pescado a menudo ilustrado en pinturas como un cilindro de bambú con dos barras de hierro o mazos al final.
Le gustaba entonar canciones sobre filosofía taoísta. Sus letras eran muy profundas y solían decir que la gente estaba perdida en el mundo buscando lucro, fama, sentimientos y deseos, y dichas conductas son contrarias al principio de «regresar al verdadero ser original». Por creía que “avanzar” era realmente retroceder. Se creía que él montaba el burro al revés para recordarle esto a la gente.
Otra historia cuenta que el emperador trató de averiguar cuánto vino podía beber el viejo inmortal. Zhang Guolao pidió que uno de sus discípulos bebiera el vino en su nombre. El emperador concedió el permiso, y un joven y guapo daoísta voló desde el cielo como un pájaro grande. Bebió diez vasijas de vino con facilidad, y cuando le dieron diez vasijas más de vino las bebió todas rápidamente. A pesar del reproche de Zhang Guolao, el emperador insistió en pedir más vino. De repente, el joven taoísta cayó al suelo convirtiéndose en una gran jarra de vino que contenía exactamente la misma cantidad de vino de las veinte vasijas.
Más tarde, en su último reinado, cuando el emperador Xuanzong de Tang se distrajo de los asuntos nacionales con el vino y la lujuria, el anciano Zhang Guolao anticipó catástrofes y caos. Aparentó estar enfermo y se retiró del Palacio Real. Viajó a su ciudad natal y predicó el taoísmo con sus canciones.
Zhang Guolao falleció de repente cuando el emperador Xuanzong lo convocó nuevamente al Palacio Real. Las leyendas dicen que algunos años después, sus discípulos abrieron su tumba, pero no encontraron nada allí, estaba vacía.
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