El fin ha llegado para el caso de Zhou Yongkang, el hombre que una vez ejerció un poder inmenso en el Partido Comunista de China a través de su cargo como jefe de seguridad. Ahora, después de una larga batalla política, ha sido condenado a cadena perpetua.
Este acontecimiento consolida aún más el control del líder del régimen actual, Xi Jinping, y es otra derrota para la facción del Partido Comunista creado por el ex dictador Jiang Zemin.
Zhou tiene una larga lista de crímenes atribuidos a él, desde libertinaje sexual, abuso de poder hasta revelar secretos de estado, pero el más grave de ellos ha sido completamente omitido en los cargos anunciados por el tribunal de Tianjin al dictar su veredicto.
Uno de estos crímenes, dado que se llevó a cabo bajo su mandato, casi seguro que con su complicidad, y posiblemente con orden suya, es el de la sustracción forzada de órganos de presos de conciencia estando vivos, en su mayoría tomados de los practicantes de Falun Gong, una popular práctica espiritual china que ha enfrentado una mortal persecución por el Partido Comunista desde 1999.
Muchos, incluyendo los que tienen una amplia experiencia en el sistema del Partido, creen que el problema debe ser reparado.
Bao Tong fue secretario político de Zhao Ziyang, el líder chino reformista que fue derrocado en 1989 tras sus expresiones de apoyo a los manifestantes estudiantiles en Tiananmen. En una entrevista con La Gran Época, Bao dijo que deseaba ver que el régimen chino lleve el tema de la sustracción forzada de órganos al ámbito público.
La idea es una que se comparte no solo por los practicantes de Falun Gong o por los activistas de derechos humanos sino posiblemente por aquellos que están en el partido, según los indicios de los últimos meses.
Socios en la persecución
Zhou Yongkang, de 72 años, había sido un firme aliado del ex Secretario General del Partido Comunista, Jiang Zemin.
Además de pasar más de una década en el poder, desde 1989 a 2002, Jiang aumentó la presión sobre la estructura del poder de la nación y del Partido al llenar de puestos claves con personas leales a él.
Siendo uno de los oficiales más destacados de Jiang, Zhou gano la oficina de director del Partido Político Comunista y de la Comisión de Asuntos Legislativos (PLAC), un organismo de gran alcance que controla casi la totalidad de las fuerzas de seguridad temibles del régimen.
Pero fue la persecución a Falun Gong, la disciplina meditativa con raíces en la fe más antigua china, lo que realmente define el legado político indeseable de Jiang y que catapultó a Zhou y otros incondicionales de Jiang en sus puestos de poder.
De acuerdo con los sitios web manejados por los practicantes de Falun Gong en el extranjero que documentan la persecución, las autoridades del régimen chino con seguridad han asesinado a varios miles de practicantes a través de la tortura y otras formas de abuso, aunque la verdadera escala de letalidad de la campaña es de seguro mucho mayor, dada la dificultad de recoger información fiable dentro de China.
La estudiosa investigación llevada a cabo por el periodista estadounidense Ethan Gutmann expone que los detenidos de Falun Gong estaban siendo cosechados por sus órganos vitales, se estima que más de 60.000 personas han sido asesinadas a través de esta práctica horrible y aún rentable.
Zhou, apoyando a su mecenas Jiang, llevó a cabo la persecución a Falun Gong con entusiasmo. Es probable que haya tenido un papel más importante en facilitar la sustracción forzada de órganos. En el 2007, Zhou reemplazó como jefe del PLAC a su ex director, Luo Gan, otro aliado de Jiang que había planeado gran parte de la persecución.
En la segunda mitad de la década del 2000, Zhou conspiró con Bo Xilai, un funcionario comunista prometedor y miembro del Buró Político, el grupo más alto en tomar decisiones del partido buscaba mantener la primacía de la facción de Jiang en la próxima década. Su juego final era un golpe de estado contra Xi Jinping, un político relativamente desconocido que había sido seleccionado para hacerse cargo después del secretario general Hu Jintao, siguiendo el Congreso número 18 del Partido en el 2012, según fuentes internas de la época, esa información desde entonces ya ha sido justificada por los propios pronunciamientos del partido en los cuales ellos se dedicaron a pequeños grupos exclusivos, a conspirar, y a actividades en contra del Partido.
Bo Xilai, también conocido por su ansioso papel en la campaña contra Falun Gong, fue llevado a la ruina cuando la persona a su cargo, Wang Lijun, desertó al consulado de los EE.UU. en Chengdu, en febrero del 2012. Los estadounidenses entregaron a Wang a las autoridades centrales chinas, luego parece que éste alertó de las maquinaciones de Bo y Zhou. No mucho tiempo después, Bo fue detenido, despojado de su pertenencia al Partido, y, en un juicio celebrado en el 2013, condenado a cadena perpetua.
El año pasado, Xi Jinping, inició una campaña a gran escala contra la corrupción en el Partido. Comenzó atacando la base de poder de Zhou en el sector petrolero estatal, y también anduvo erradicando la corrupción en el gobierno, la milicia y en la industria. Primero fueron los aliados del petróleo de Zhou, después los cuidadosamente seleccionados clientes de Jiang en la milicia y en la industria de telecomunicaciones comenzaron a caer. Finalmente, a mediados de 2014, el propio Zhou fue destituido. Los días del grupo de Jiang estaban contados.
Crímenes que el Partido no puede traer a la luz pública
A día de hoy, incluso después de que la campaña anticorrupción de Xi Jinping, dejó a la facción de Jiang como una sombra de lo que fue, el Partido Comunista no se ha movido de su posición con relación a Falun Gong y sigue calumniándola.
Zhou y otros asociados de Jiang, que cometieron el peor de los delitos contra Falun Gong, pueden haber sido sancionados, pero detrás de escena, personas inocentes continúan siendo detenidos, golpeados, hay huérfanos, y asesinados por su fe en la pacífica, apolítica, y meditativa práctica.
La opinión general entre los observadores del tema es que la motivación de Jiang Zemin en la persecución a Falun Gong fueron maniobras parte políticas, en parte por celos debido a la repentina popularidad de Falun Gong, y en parte vergüenza por no garantizar la lealtad a la ideología atea del Partido Comunista. Jiang pretendió utilizar a Falun Gong como un conveniente enemigo interno. Incluso entre las filas del partido, muchos funcionarios de alto nivel y sus familias estaban practicando Falun Gong.
Todavía ni Jiang Zemin ni su hijo mayor Jiang Mianheng, han sido tocados directamente por la purga de Xi, pero algunos dicen que ese día puede venir pronto.
Xia Xiaoqiang, un columnista político de La Gran Época con sede en Europa, sostiene que los crímenes de Zhou Yongkang, como extensiones de Jiang, sólo podían estar expuestos bajo la circunstancia de que el mismo Xi vaya tras Jiang.
Hay algunos indicios de que esto puede llegar a pasar: aunque nadie ha reconocido el delito de sustracción de órganos de presos de conciencia o ha habido cambios en el ataque verbal del Partido sobre Falun Gong, sutiles toques parecen indicar los futuros pasos de Xi.
Ya se trate de las observaciones casuales hechas por el viceministro de Salud de China Huang Jiefu con referencia a la implicación de Zhou Yongkang en el negocio de trasplantes de órganos, o los evidentes detalles aún no aclarados en informes de los medios estatales insinuando la existencia del abortivo golpe de estado de Zhou y Bo (y el conocimiento del partido sobre este), el análisis de los recientes acontecimientos, dijo Xia, señalan los eventuales planes de Xi Jinping de derribar a Jiang Zemin y a sus restantes secuaces, echándole personalmente la culpa por la persecución de Falun Gong y por la sustracción de órganos en ellos.
De esta manera, los responsables serían castigados mientras que el Partido es absuelto de los delitos.
Pero después de haber establecido la ideología del Partido Comunista y la naturaleza autoritaria como un bloque de poder leninista en contra de las creencias tradicionales y los valores de Falun Gong, la persecución ha escapado de las ambiciones personales que Jiang Zemin albergó originalmente. De pronto cesar la campaña y declararlo el error de un ex líder podrían estirar la restante legitimidad del Partido Comunista Chino, que ya es bien escasa.
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