En China, el temor orwelliano a un estado de “gran hermano” se está convirtiendo en una realidad, ya que los ciudadanos que viven en propiedades alquiladas se quejan de las demandas de la policía de instalar cámaras de vigilancia en sus salas de estar.
“Desde que se instalaron las cámaras de vigilancia, tengo que vestirme apropiadamente, incluso cuando estoy en casa”, dijo un inquilino no identificado que vive en Hangzhou, la capital de la provincia de Zhejiang, en China oriental, a un reportero de la revista en línea Bitter Winter.
“También se siente extraño cuando mi esposa y yo queremos tener una conversación privada”, dijo. “Después de regresar a casa, seguimos siendo monitoreados en todo momento, como si estuviéramos en una prisión. Esto no tiene nada que ver con la prevención de robos; ¡esto es vigilancia extrema!”.
El propietario le dijo que la policía local estaba realizando inspecciones al azar, y que si el propietario no instalaba una cámara de vigilancia dentro de su propiedad en alquiler, se le impondrá una multa de 500 yuanes (unos 74 dólares).
Cámaras obligatorias en Zhejiang y Fujian
Este no es un incidente aislado. Varios residentes de Hangzhou le dijeron a Bitter Winter que desde noviembre del año pasado, la policía local ordena a los propietarios instalar cámaras en sus propiedades en alquiler. La explicación de la policía es “protegerse contra el robo”.
Otro residente anónimo de Hangzhou, mientras buscaba una casa de alquiler, dijo que observó avisos de la policía en la entrada de varios centros de administración de alquileres, que son oficinas gubernamentales que ayudan a la gente en su búsqueda de alquiler, entre otros servicios.
El aviso decía: “Las cámaras de vigilancia deben ser instaladas antes que el propietario registre su propiedad de alquiler. Cada sala de estar debe tener una cámara de vigilancia que dé a la entrada principal de la propiedad”.
Una inquilina no identificada en Hangzhou le dijo a Bitter Winter que se había mudado de una casa de alquiler cinco meses antes porque no podía vivir con la idea de una cámara de vigilancia en su casa. Pero parece que tampoco puede evitar ese requisito en su nueva casa de alquiler en Hangzhou, dijo.
La mujer dijo que el sistema de vigilancia en su barrio residencial cerrado estaba siendo mejorado: ahora, todos los residentes deben pasar por los puntos de control de reconocimiento facial antes que se les permita entrar.
El personal de seguridad en su barrio dijo que la instalación fue ordenada por las autoridades locales, como parte de un proyecto llamado “construcción de comunidades inteligentes”.
En otro complejo residencial de Hangzhou con más de 1000 unidades, cerca de un tercio de los apartamentos ya están equipados con cámaras de vigilancia, según un guardia de seguridad empleado allí que habló con Bitter Winter.
En la provincia de Fujian, vecina de Zhejiang, la policía local está aplicando una política que se instalen dispositivos de vigilancia en lo alto de las cerraduras de las puertas de algunas propiedades de alquiler, de acuerdo con la revista Bitter Winter. Los trabajadores que fueron asignados para instalar los dispositivos le dijeron a la revista que las autoridades locales buscan utilizarlos para monitorear quién está saliendo y entrando a las propiedades.
Un propietario no identificado en Fujian dijo que tenía que pagar 1500 yuanes (unos 223 dólares) para instalar los dispositivos de vigilancia; si no, “la estación de policía me causará muchos problemas”, dijo, según Bitter Winter.
Comunidades inteligentes
A partir de principios de la década de 2010, el concepto de “comunidades inteligentes” se convirtió en un tema de discusión dentro de las autoridades regionales chinas. La idea formaba parte de una “ciudad inteligente” más amplia. El plan de Beijing es incorporar infraestructura de alta tecnología, incluyendo inteligencia artificial (IA), en las metrópolis del país, principalmente con fines de vigilancia.
En 2013, el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información publicó un libro blanco en el que se describe el programa de Beijing para las ciudades chinas inteligentes.
Varios años después, en julio de 2017, el Consejo de Estado emitió un conjunto de nuevas pautas de desarrollo de la IA para las autoridades provinciales y municipales, instando a las comunidades residenciales a instalar sistemas de seguridad basados en la IA en nombre de la seguridad pública.
Desde entonces, diferentes autoridades regionales emitieron políticas para cumplir con el mandato. En octubre de 2018, por ejemplo, el gobierno provincial de la provincia de Hubei emitió requisitos técnicos para las propiedades residenciales, incluyendo sistemas de reconocimiento facial instalados en las entradas, así como “cerraduras de puertas inteligentes” con capacidad de conexión a Internet, para garantizar que solo los inquilinos tengan acceso a la propiedad. Específicamente declaró que ni los propietarios ni los inquilinos pueden cambiar voluntariamente la configuración de las cerraduras.
Los datos recogidos por estos sistemas de seguridad de “comunidad inteligente” -incluidos los nombres de los residentes, los números de identificación, el sexo, los miembros de la familia, el estado civil y los vehículos registrados- se deben cargar en una plataforma en nube establecida por la policía local.
El gobierno de Hubei llamó a estas directrices una extensión del Proyecto Xueliang de China.
Beijing propuso por primera vez el “Xueliang”, o “Proyecto Ojos Agudos” (“xueliang” literalmente significa “brillante como la nieve”) en 2008, como contrapartida rural a su plan previamente anunciado de cubrir las zonas urbanas con más de 20 millones de cámaras de vigilancia.
Los críticos señalan que estos sistemas de vigilancia podrían ser utilizados por Beijing para rastrear objetivos políticos, o para reprimir a los disidentes que critican al régimen chino.
“El sistema de cámaras de vigilancia es una enorme red destinada a controlar el comportamiento de la gente en las calles”, dijo Hu Jia, un disidente chino que vive en Beijing, a la emisora sin fines de lucro Radio Free Asia en una entrevista en 2015.
A principios de este año, un ciberespecialista holandés descubrió que SenseNets Technology, una empresa tecnológica con sede en Shenzhen que desarrolla software de reconocimiento facial, seguía los movimientos de los residentes de Xinjiang, hogar de muchos uigures y otras minorías turcas, a través de su sistema de cámaras de vigilancia.
Louisa Greve, directora de asuntos exteriores del grupo de defensa del Proyecto Uigur de Derechos Humanos, con sede en Washington, describió al reciente descubrimiento como “una prueba de la impresionante escala, y del uso que hace el gobierno, de la patria uigur como laboratorio de la represión”.
En diciembre de 2017, Li Xuewen, escritor disidente, dijo que las cámaras de vigilancia instaladas en una estación de metro de la ciudad de Guangzhou detectaron sus movimientos y alertaron a la policía de su presencia. La policía se acercó a él y le dijo que estaba en la lista de buscados del Ministerio de Seguridad Pública por “reunir a una multitud para perturbar el orden social”. Luego lo llevaron a un centro de detención de la zona.
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