NUEVA YORK. Las autoridades chinas están intentando localizar a los practicantes de Falun Gong, que huyeron de la persecución del régimen, recopilando sus direcciones en el extranjero y otros datos personales, dijeron varios seguidores de The Epoch Times.
El acoso que el partido comunista ha impuesto sobre la comunidad de Falun Gong en China ha sido recurrente desde que el régimen comenzó una campaña de erradicación de décadas contra el grupo espiritual, sometiendo a millones a varios abusos como tortura, encarcelamiento, trabajo forzado e, incluso, la sustracción forzada de órganos. Según su sitio web, Falun Gong es una práctica de superación personal que tiene sus raíces en las tradiciones budistas.
En las últimas semanas la policía china presionó a las familias, en China, de los practicantes de Falun Gong para obtener forzosamente su información personal, obstruyendo sus actividades normales si se negaban a entregar los datos. El hostigamiento se produce justo cuando se están llevando a cabo las “Dos Sesiones”, la reunión anual más importante del régimen.
Los padres de Ling Jilei, una practicante de Falun Gong, querían vender su casa en China, pero para hacerlo necesitaban actualizar su lugar de residencia con la policía local. Sin embargo, la policía rechazó el procedimiento de rutina tres veces.
“El primer día no quisieron hacerlo. Luego, pidieron mi dirección y número de teléfono. Después pidieron que enviara una foto con mi hijo junto a nuestras identificaciones”, le dijo a The Epoch Times Ling, una practicante de Falun Gong que huyó de Xinjiang a Estados Unidos hace cinco años.
“La policía local me conoce por mi nombre”, dijo. “Qué estoy haciendo, cuál es mi trabajo… a qué escuela asiste mi hijo. Preguntaron por todo”.
Ling está lejos de ser la única persona china que tiene que lidiar con el control estatal, incluso después de haber recibido refugio en el extranjero. Los practicantes originarios de Beijing, de la provincia de Guizhou en el suroeste de China, de la provincia de Guangdong en el sur y de la provincia de Shandong oriental también han informado experiencias similares.
“Ante el hostigamiento sentí como si una roca golpeara mi corazón”
En un documento interno de 2015, del gobierno de la provincia nororiental de Liaoning, los funcionarios locales ordenaron la recopilación exhaustiva de información sobre los practicantes de Falun Gong que habían salido de China, incluidos sus nombres chinos y extranjeros, fotografías, nuevos documentos de identificación, como tarjetas verdes y detalles clave sobre sus familias dentro de las fronteras chinas.
El documento le encargaba a las aldeas y unidades de trabajo locales que analizaran a cada expatriado chino en función de sus relaciones en China.
Un documento de 2020 del comité permanente de la legislatura títere de China, el Congreso Nacional del Pueblo, mostró que el Partido Comunista Chino (PCCh) sigue considerando que la supresión a Falun Gong es clave para su estabilidad política.
«Nunca ha existido un verdadero estado de derecho bajo el PCCh», dijo a The Epoch Times Peng Yongfeng, quien era abogado de derechos humanos antes de salir de China. «Tienen un solo objetivo final: recopilar y almacenar la mayor cantidad de información posible de las comunidades chinas para maximizar su control sobre la población».
Para Ling, quien fue arrestada varias veces por su fe en China, y en un momento fue esposada a una tabla de madera y electrocutada por guardias de prisiones chinos, la vigilancia policial ha reavivado sus temores.
“Fue como si estuviera de regreso en China en ese instante”, dijo Ling, recordando las emociones que brotaron en ella cuando ocurrió el incidente con sus padres. “Toda esa noche, sentí que había una piedra que se hundía en mi corazón. Sentí que podían venir a arrestarme al día siguiente”.
En Xinjiang, los practicantes de Falun Gong y otras minorías étnicas y religiosas han sido enviados a campos de internamiento por negarse a renunciar a sus creencias o por negarse a seguir la línea del partido. Después de que Ling terminó de cumplir su condena en un campo de trabajos forzados, todavía tenía que presentarse a las autoridades locales semanalmente. La policía la visitaba o le hacía llamadas telefónicas con regularidad para investigar sus actividades, dijo. Añadió que tuvo suerte de haber escapado al extranjero; a su amiga, también practicante de Falun Gong, se le prohibió salir de Xinjiang a pesar de tener una visa de Estados Unidos.
“Sentía me que me mantenían bajo control”, dijo sobre los informes semanales a la estación de policía.
Una situación similar enfrentó la familia de un hombre originario de Beijing, que había cumplido una sentencia de 10 años por su creencia en Falun Gong, cuyos principios rectores son verdad, benevolencia y tolerancia.
El practicante de Falun Gong de Guizhou, que pidió permanecer en el anonimato para proteger la seguridad de su familia, dijo que el comité de su pueblo natal recientemente exigió su fecha de nacimiento, dirección en Estados Unidos y detalles sobre su lugar de trabajo.
Los funcionarios de la aldea le dijeron a su familia que estaban haciendo un recuento de la población. El hombre, sin embargo, salió de China hace dos décadas y no ha vivido en la región desde hace 30 años.
La practicante de Falun Gong, Li Peng, quien es de Shandong, ahora vive en Nueva York. Ella le dijo a The Epoch Times que la policía de su ciudad natal llamó a su madre para preguntarle donde trabaja y vive ahora, así como su opinión sobre temas relacionados con China.
«¿Cómo puede el Partido Comunista Chino supervisar lo que piensa la gente?» dijo.
Lo que la policía exige de la familia de Li es un testimonio de la naturaleza «extrema» del modelo de gobierno del régimen, dijo Peng.
«Están diciendo que, independientemente de si estás en China o en el extranjero, mientras seas chino, estás bajo la jurisdicción del gobierno chino», dijo.
«Tratan a Falun Gong como su enemigo porque saben lo que les espera, cuando la gente se entera de lo que son, después de que los practicantes de Falun Gong aclaran la verdad sobre lo que realmente ocurre en China», dijo.
Li Xin’an contribuyó a este artículo.
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