El régimen chino ordenó recientemente que 50 millones de dosis de vacunas contra el COVID-19 se administren a personas designadas como de alto riesgo antes del 15 de febrero de 2021 —aunque las compañías farmacéuticas aún no han completado las pruebas y las vacunas aún no han sido aprobadas por los reguladores.
Mientras tanto, Fosun Pharmaceutical anunció que ordenó 100 millones de dosis de la vacuna contra el COVID-19 desarrollada por la farmacéutica alemana BioNTech, que llegará a China en 2021. BioNTech se ha asociado con Pfizer para suministrar vacunas para los mercados de EE. UU. y la UE, las cuales fueron aprobadas por sus respectivos reguladores, sin embargo la vacuna desarrollada para el mercado de China aún se encuentra en fase II de prueba.
China tiene cinco vacunas diferentes contra el COVID-19 en desarrollo, según las autoridades sanitarias.
Actualmente, las cinco están todavía en la fase III de ensayo, el cual es un ensayo clínico realizado en un gran grupo de personas para comprobar si el fármaco es eficaz o tiene efectos secundarios.
Dos de ellas se desarrollan en colaboración con los institutos de investigación estatales chinos, la Academia de Ciencias Médicas Militares y la Academia China de Ciencias.
Las autoridades chinas también advirtieron recientemente que las vacunas fabricadas en China podrían provocar efectos secundarios, como dolor de cabeza, fiebre, vómitos y diarrea.
Surgieron noticias de los medios de comunicación respecto a que cientos de trabajadores chinos con personal en el extranjero estaban infectados con COVID-19 incluso luego de recibir vacunas fabricadas en China.
50 millones de vacunas
El Consejo de Estado de China, similar a un gabinete, anunció en una conferencia de prensa el 19 de diciembre que organizaría a «grupos de alto riesgo» para recibir la vacuna COVID-19.
Esos son: personas que trabajan en logística de alimentos congelados, personal de aduanas fronterizas, personal médico y de control de enfermedades, trabajadores en mercados de agricultores y mercados de mariscos y trabajadores del transporte público.
El subdirector de la Comisión Nacional de Salud de China, Zeng Yixin, aclaró que las vacunas aún no han sido aprobadas para ser vendidas en el mercado. Dijo que las personas mayores y las personas que tienen problemas de salud que los dejan en riesgo de sufrir complicaciones por COVID-19 recibirán las vacunas luego de obtener la aprobación regulatoria.
Los medios chinos informaron que el gobierno central planificó 50 millones de vacunas, para que 25 millones de personas reciban la primera dosis antes del 15 de enero de 2021 y posteriormente reciban la segunda dosis antes del 15 de febrero de 2021.
Un antiguo experto en vacunas del programa de inmunización del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Shanghai, Tao Lina, dijo al Health Times que estimaba que los reguladores podrían aprobar la primera vacuna contra el COVID-19 en abril de 2021.
Mientras tanto, el comentario reciente de un experto en salud provocó la ira de los internautas. El director del departamento de enfermedades infecciosas del Hospital Huashan de la Universidad de Fudan, Zhang Wenhong, recomendó durante una reunión de la asociación médica el 22 de diciembre que los funcionarios estatales deberían vacunarse primero, argumentando que sería un escándalo si un líder del gobierno se infectara con COVID-19.
Efectos secundarios
El 19 de diciembre, el Consejo de Estado posteó en su sitio web oficial acerca de los efectos secundarios de las vacunas contra el COVID-19 fabricadas en China.
«Los efectos secundarios comunes incluyen principalmente dolor de cabeza, fiebre, enrojecimiento o bultos en el lugar de la inyección, tos, pérdida de apetito, vómitos y diarrea», dice la publicación. «Los efectos secundarios negativos generalmente aparecen dentro de los 30 minutos de recibir la vacuna».
El Consejo dijo a las personas que reciban las vacunas en hospitales calificados y que no deben abandonar el hospital durante al menos 30 minutos luego de recibir la vacuna, ya que pueden necesitar tratamiento si experimentan efectos secundarios.
Además, el Consejo dijo que la vacuna solo puede proteger a las personas durante unos seis meses.
“Después de recibir la vacuna COVID-19, todo el mundo aún necesita mantener la protección privada adecuada, como usar mascarillas, mantener el distanciamiento social, lavarse las manos con frecuencia, etc., porque ninguna vacuna puede protegerlo al 100 por ciento”, decía el aviso.
La provincia de Jiangsu, en el este de China, anunció el 17 de diciembre que había comprado vacunas contra el COVID-19 desarrolladas por las empresas estatales Sinovac y el Instituto de Productos Biológicos de Beijing el 15 de diciembre, ambos a un precio de 200 yuanes (USD 30.58) por dosis —mucho más alto que el precio para los países donde estas empresas exportarán sus vacunas, alrededor de USD 2 por dosis.
Obligar a las personas a recibir vacunas que aún no fueron aprobadas por los reguladores de medicamentos generó preocupaciones. El medio de comunicación de Hong Kong HK01 publicó un comentario el 22 de diciembre, exhortando a Beijing a reflexionar sobre la decisión.
Dentro de China continental, los internautas también expresaron que estaban preocupados por la seguridad de las vacunas.
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