Justo una hora antes del 1 de julio, que marca el 23º aniversario del traspaso de la ciudad por parte del Reino Unido al régimen chino, Hong Kong publicó el texto de la ley de seguridad nacional de Beijing, el cual estipula que si los delincuentes son condenados, podrían ser encarcelados de por vida.
Las disposiciones de la ley avivaron los temores de que la ciudad, a la que se le prometió autonomía y libertades tras su entrega a China, daría el paso a una nueva era de gobierno autoritario.
La ley le otorga a Beijing un amplio poder para atacar a individuos por cualquier acto de secesión, subversión, terrorismo y colusión con fuerzas extranjeras. El régimen chino también establecerá una oficina de seguridad que instruirá y supervisará al gobierno de la ciudad para la implementación de la ley, y supervisará los «casos complicados», como aquellos con participación extranjera. La agencia estará exenta de la jurisdicción del gobierno de Hong Kong.
La ley define las cuatro violaciones principales en términos generales. Las actividades terroristas, por ejemplo, incluyen hacer amenazas al gobierno central, a las autoridades de Hong Kong o a las organizaciones internacionales «para lograr objetivos políticos»; «organizar o liderar grupos terroristas»; y llevar a cabo «otros métodos peligrosos para poner en grave peligro la salud o la seguridad pública».
La colusión con fuerzas extranjeras implica reunir inteligencia para instituciones externas o extranjeras; recibir financiación externa o apoyo para interferir con las políticas de China y Hong Kong; socavar las elecciones locales; imponer sanciones; y «provocar odio» hacia las autoridades. Según el artículo 38, las personas que residen fuera de Hong Kong y que violan la ley de seguridad también serían procesadas.
Las autoridades pueden confiscar los documentos de viaje de los infractores, congelar o decomisar sus activos, solicitar información de organizaciones extranjeras e intervenir las líneas de los sospechosos en una investigación.
El régimen chino tiene la máxima jurisdicción sobre los casos de seguridad. «El Gobierno Popular Central tiene la responsabilidad general de los asuntos de seguridad nacional relacionados con la Región Administrativa Especial de Hong Kong», afirma en el Artículo 2 de la ley.
La ley también podría prohibir que los jueces presidan los casos, si se considera que sus palabras y acciones «ponen en peligro la seguridad nacional». La ley también estipula que la oficina de seguridad «reforzaría la gestión» de las agencias de noticias no gubernamentales y las organizaciones extranjeras sin fines de lucro.
Los temores sobre el futuro de Hong Kong pronto se asomaron sobre la ciudad. Horas después de la aprobación formal de la ley en Beijing, varios grupos prodemocráticos, incluido Demosisto cofundado por el destacado activista Joshua Wong, anunciaron que se disolverían.
Si bien no hubo una referencia directa a los manifestantes de Hong Kong en favor de la democracia, las medidas legales, como prohibir el sabotaje de los servicios de transporte y la provisión de transporte o suministros a los terroristas, parecen desalentar a los manifestantes que a veces destrozaron las instalaciones públicas en protesta a la interferencia china el año pasado.
«El peor de los casos ya no es una posibilidad política abstracta–está tocando a la puerta de Hong Kong», dijo Walter Lohman, director del Centro de Estudios Asiáticos de la Heritage Foundation, en un comunicado. Agregó que «Beijing está destruyendo su credibilidad internacional al tratar de convencer al mundo de que está ‘restaurando el orden’ en Hong Kong».
Dan Garrett, investigador con sede en Estados Unidos y escritor que ha cubierto el movimiento de protesta en Hong Kong, dijo que el uso de términos ambiguos por la ley, como «salud o seguridad pública», son simplemente intentos de justificar los enjuiciamientos políticos de la disidencia.
Las duras sentencias son una «amenaza multinivel», dijo. Al perseguir a una o dos figuras clave como el destacado activista Joshua Wong y el magnate de los medios locales Jimmy Lai, el régimen puede disuadir efectivamente a otros críticos de hablar».
«Este es el final de Hong Kong y la fase formal de un Hong Kong ocupado por los comunistas», dijo, y agregó que habrá «muchas, muchas más peleas» a medida que la ley entre en vigencia.
«La [ley de seguridad nacional], en efecto y espíritu, trata a HK como una insurgencia terrorista y un territorio hostil para pacificar», dijo. «Ahora habrá una nación de Hong Kong en el exilio, una que no abandonará la lucha por su patria».
Cathy contribuyó a este informe.
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Hong Kong se preocupa por su futuro tras aprobación de ley china
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