El secretario de Estado estadounidense Antony Blinken y el jefe de la política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, hablaron el 22 de diciembre de las preocupaciones que comparten sobre las tácticas de coerción de China, en particular las ejercidas contra Lituania, país miembro de la UE.
La coerción del régimen comunista contra Lituania se estaba intensificando, tanto política como económicamente, y estaba «afectando tanto a las empresas estadounidenses como a las europeas», comentaron los dos líderes durante su llamada telefónica, según un comunicado del portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
«Enfatizaron nuestra continua solidaridad con Lituania frente al comportamiento coercitivo de la RPC [República Popular China] y se comprometieron a trabajar juntos para fortalecer la resistencia económica», añadió.
Según otra declaración del Servicio Europeo de Acción Exterior, Borrell dijo a Blinken que la UE «se mantendrá unida frente a todas las presiones políticas y medidas coercitivas aplicadas contra cualquiera de sus miembros».
El régimen chino ha lanzado una campaña de castigo contra Lituania, tras la decisión de la nación báltica de estrechar sus lazos con Taiwán al acordar la apertura de una embajada de facto en la capital, Vilna, con el nombre propio de Taiwán.
La elección del nombre es significativa porque China considera a Taiwán como una provincia china. Por ello, Beijing ha presionado a los países para que no permitan a Taiwán abrir oficinas comerciales con el nombre de «Taiwán» o el nombre oficial de la isla, «República de China», sino con el de «Taipéi».
Taiwán, un país independiente de facto con su propio gobierno elegido democráticamente y ejército, tiene actualmente 14 aliados diplomáticos. Ni Lituania ni Estados Unidos son aliados formales de Taiwán.
La campaña de castigo ha incluido la retirada por parte de Beijing de su embajador en Lituania y la reducción de sus relaciones diplomáticas con el país báltico. A finales del mes pasado, China anunció que había suspendido la concesión de visados en su embajada en Lituania.
Beijing también intentó ajustar sus sistemas de declaración de aduanas, bloqueando las mercancías lituanas en los puertos de China.
Recientemente, Antanas Venckus, un alto funcionario del Ministerio de Agricultura de Lituania, declaró a la Agencia Central de Noticias de Taiwán que China estaba presionando a las empresas internacionales para que no cooperaran con las empresas lituanas.
Una de las empresas internacionales sobre las que China ha ejercido presión fue el fabricante alemán de piezas de automóviles Continental, según Reuters.
La llamada entre Blinken y Borrell se produjo un día después de que el secretario de Estado estadounidense hablara con la primera ministra lituana, Ingrida Simonyte. Durante esa llamada, Blinken expresó su apoyo a Lituania frente a las coacciones de China.
Cuando se le preguntó sobre la llamada entre Blinken y Simonyte, Zhao Lijian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, culpó a Lituania de las «graves dificultades» en las relaciones bilaterales, durante una sesión informativa diaria el 22 de diciembre.
Además, Zhao dijo que China «no intimida» a otros países y acusó a Estados Unidos de ser el país que había ejercido «coacción económica y militar».
Los comentarios de Zhao contra Lituania el 20 de diciembre —que la nación báltica acabaría en el «basurero de la historia» por apoyar a Taiwán— provocaron la ira de Matas Maldeikis, miembro del Parlamento lituano.
«El Partido Comunista Chino amenaza con ‘arrastrar a Lituania al basurero de la historia’, lo cual es irónico, porque ahí es donde ya está el comunismo», escribió Maldeikis en Twitter.
Lituania no fue el único tema del que hablaron Blinken y Borrell. Según el Departamento de Estado, los dos líderes también hablaron de su compromiso continuo para fortalecer la asociación entre Estados Unidos y la UE, así como de la necesidad de acciones coordinadas para apoyar a Ucrania contra la agresión militar de Rusia.
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