Una década después de que saliera a la luz la evidencia de uno de los crímenes más graves y a mayor escala de la actualidad, la Cámara de Representantes de Estados Unidos ha sumado su voz al coro de repudio.
La H.Res. 343 expresa la preocupación de la Cámara de Representantes sobre “los persistentes y creíbles informes sobre la sustracción de órganos sistemática y dirigida por el Estado contra prisioneros de conciencia que no dieron su consentimiento, en la República Popular de China”. Fue aprobada por unanimidad en la tarde del 13 de junio, lo cual inspiró varios discursos de los integrantes del Congreso.
“Esta legislación es un paso importante para promover la responsabilidad y la transparencia con respecto al que probablemente sea uno de los peores crímenes del siglo XXI: el esfuerzo de 17 años por eliminar la práctica de Falun Gong en China”, dijo el Rep. Smith, co-patrocinador de la resolución. “Creo firmemente que la campaña para erradicar a Falun Gong será recordada como uno de los peores horrores”.
La Rep. Ileana Ros-Lehtinen, quien presentó la resolución, dijo que ésta “condena la continua práctica de China de sustraer los órganos de prisioneros de conciencia y minorías religiosas y étnicas que no han dado su consentimiento… una práctica enfermiza y antiética que debe terminar”.
La aprobación de la H.Res 343 significa la confirmación legislativa más importante sobre el crimen de la sustracción masiva de órganos de practicantes de Falun Gong. Ha habido evidencias sobre esta atrocidad durante más de una década, pero durante años no tuvieron ni el reconocimiento ni la condena que su gravedad requiere.
La resolución abarca también el asesinato de otros grupos por sus órganos, aunque los investigadores dicen que los practicantes de Falun Gong han sido los más severamente perseguidos. Falun Gong es una disciplina tradicional de cultivación espiritual de la Escuela Buda, que consta de unos ejercicios suaves y meditación y que fue muy popular en los ’90 en China, pero a partir de 1999 ha sido víctima de una campaña de eliminación a nivel nacional.
“En los últimos cuatro años, el Congreso de EE. UU. ha estudiado la evidencia sobre la sustracción forzada de órganos mediante borradores de resoluciones previas y audiencias, y hoy ha reconocido que la sustracción forzada de órganos está teniendo lugar y debe detenerse”, dijo Torsten Trey, director ejecutivo de Médicos Contra la Sustracción Forzada de Órganos, un grupo de médicos que denuncian este crimen.
Ethan Gutmann, periodista de investigación que ha publicado un libro sobre la sustracción de órganos a Falun Gong, escribió en un email: “El Congreso ha reconocido abiertamente que los prisioneros de consciencia están siendo masacrados por sus órganos en China. Se dice que el primer paso es reconocer el problema. Bueno, ya está, ahora tenemos que hacer algo al respecto”.
Gutmann, como varios otros investigadores independientes y autores, ha estado exponiendo el problema durante años. Acciones durante el último año aproximadamente, incluyendo la aprobación de la resolución, muestran que los macabros hallazgos de sus investigaciones están siendo cada vez más aceptados en foros públicos notorios.
Michael Shapiro, director del Programa de Residencia en Cirugía de la Escuela de Medicina Rutgers de Nueva Jersey y miembro del comité de ética de la Sociedad de Trasplantes, escribió en un email que estaba “entusiasmado” por la aprobación de la resolución en la Cámara de Representantes.
“Esta es la primera vez que el gobierno de EE. UU. reconoce este comportamiento aberrante, y espero que lo revele por todo Estados Unidos”, agregó.
La Rep. Ros-Lehtinen dijo en su discurso: “La brutal represión y las violaciones de derechos humanos que comete el régimen chino son bien sabidas, pero el horroroso trato que reciben los practicantes de Falun Gong es particularmente atroz, y sin embargo no recibe la atención que merece”.
Agregó: “Los seguidores de Falun Gong están entre los más vulnerables al abuso dirigido por el Estado chino, lo que los convierte en fáciles víctimas de esta macabra práctica”.
Desde 2006, los investigadores han presentado evidencia de que los practicantes de Falun Gong son sometidos a análisis de sangre y de compatibilidad de órganos mientras están bajo custodia policial, y luego son asesinados por sus órganos vitales cuando aparece un comprador que necesita un trasplante. Este sistema de procuración de órganos “a demanda” es opuesto a lo que ocurre en el resto del mundo, donde el paciente que necesita un órgano debe esperar meses o incluso años hasta que un donante compatible muere.
Desde alrededor del año 2000, los hospitales chinos han podido garantizar tiempos mínimos de espera –a veces tan solo días, otras veces semanas o un par de meses– por órganos que requieren la muerte del donante. Estos incluyen hígados, corazones y pulmones.
La cifra de muertos por esta forma de abuso no está clara, pero investigaciones recientes sugieren que puede superar los dos millones de víctimas.
Con la H.Res 343, el Congreso de EE. UU. se une al Parlamento Europeo, el Comité de las Naciones Unidas contra la Tortura, la Comisión de Estados Unidos sobre la Libertad Religiosa Internacional, y otros organismos mundiales que han respondido ante la evidencia de la sustracción de órganos a Falun Gong y demandaron que China sea transparente sobre la fuente de los órganos.
Aunque la resolución no es una ley vinculante, su poder simbólico es inmenso para legitimar y difundir información sobre los crímenes a los que se refiere, de acuerdo a investigadores y defensores de derechos humanos que han estado trabajando en el tema.
“No habría un texto oficial aprobado por el Congreso, ni ningún otro parlamento, si sus miembros no estuvieran convencidos de que el crimen está ocurriendo. La aprobación de la resolución reconoce que está realmente ocurriendo”, dijo Torsten Trey, de Médicos Contra la Sustracción Forzada de Órganos (DAFOH, por sus siglas en inglés).
El Dr. Trey fundó DAFOH poco después de que emergieran las primeras evidencias sobre la sustracción de órganos de practicantes de Falun Gong, y desde entonces ha estado trabajando continuamente para excavar más evidencia sobre este crimen.
“El Partido Comunista Chino nos responde como una ameba: lo cazamos con nuestra información, y ellos entonces se adaptan y siguen moviéndose”, dijo Trey en una entrevista durante la Conferencia Americana del Trasplante en Boston.
“Ahora la evidencia está acumulándose hasta un punto crítico y el nivel de difusión está alcanzando una masa crítica”, agregó. “El margen de escapatoria para el gobierno chino será cada vez menor”.
A medida que el público entiende la magnitud de los crímenes, surgen comentarios como el del Rep. Eliot L. Engel, congresista de Nueva York que habló en la Cámara: “Esos alegatos son particularmente atroces: las autoridades de las cárceles chinas apuntan a los prisioneros por sus creencias religiosas, y luego hacen negocios traficando los órganos de estas víctimas. No se me ocurre pensar en nada que sea más aberrante que eso”.
La medida exige el cese de la sustracción de órganos y de la persecución a Falun Gong y a otros prisioneros de conciencia en general, exige que el régimen chino permita una investigación independiente sobre el tema, e insta al Departamento de Estado a incluir la evaluación de la sustracción de órganos en su informe anual sobre derechos humanos. El próximo paso de los defensores de los derechos humanos sería que el Senado preste atención al asunto, y también aprovechar la H.Res 343 para exhortar al Departamento de Estado a hacer más.
“Es bienvenida y oportuna”, escribió en un email David Matas, abogado de derechos humanos de Canadá y uno de los autores del primer informe importante sobre el tema en 2006. “Me he dedicado a la defensa de los derechos humanos durante casi toda mi carrera profesional. Mi experiencia es que la oposición a las violaciones de derechos humanos comienza lentamente, las voces de las primeras víctimas que cuentan su historia reciben incredulidad e indiferencia. Con el tiempo el esfuerzo llega a un punto cúlmine y finalmente se vuelve inexorable. La lucha comienza por el borde y finalmente se mueve hacia el centro. La resolución de EE. UU., citando a Winston Churchill, es el final del principio”.
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