Una legisladora republicana estadounidense dijo que los productos farmacéuticos adquiridos a China no son otra cosa que medicamentos adquiridos al enemigo de la nación, por lo que teme que las cadenas de suministro puedan ser aprovechadas contra Estados Unidos.
A principios de este año, el congresista Mike Gallagher (R-Wis) y sus colegas presentaron el proyecto de «Ley de protección de nuestra cadena de suministro farmacéutica frente a China de 2022» (H.R.7121). La iniciativa tiene como objetivo «exigir al Secretario de Salud y Servicios Humanos que mantenga una lista del país de origen de todos los medicamentos comercializados en Estados Unidos, para prohibir el uso de fondos federales destinados a comprar medicamentos fabricados en la República Popular de China, y para otros fines». La legislación se encuentra actualmente en el Subcomité de Salud de la Cámara de Representantes.
La representante Diana Harshbarger (R-Tenn.), una de las siete copatrocinadoras del proyecto de ley y miembro del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara, dijo a The Epoch Times que aunque considera que esta legislación es un paso importante en la materia, «para dejar de tener que tomar los medicamentos de China, Estados Unidos tiene que incentivar a las empresas estadounidenses para que vuelvan a fabricar los ingredientes farmacéuticos activos (API) en este país».
En su opinión, el régimen chino «básicamente acaparó el mercado» y la ley H.R. 7121 ayudaría a hacer frente al dominio de Beijing sobre Estados Unidos. Tras haber sido farmacéutica durante 36 años, Harshbarger dijo que lleva bastante tiempo hablando de este tema en los pasillos del Congreso.
«Nunca deberíamos depender de una nación adversa para nuestras necesidades farmacéuticas», han advertido ella y otros congresistas más, una y otra vez.
En 2019, el presidente del Comité de Finanzas del Senado, Chuck Grassley (R-Iowa), escribió que «sin que muchos consumidores lo sepan (…) el 80 por ciento de los ingredientes farmacéuticos activos se estaban produciendo en el extranjero, la mayoría en China e India».
En un reciente artículo de opinión para Fox News, Harshbarger afirmó que «la China comunista dominaba los mercados mundiales de los principios activos farmacéuticos (API) y de los precursores químicos, los antibióticos y las vitaminas, dejando a los pacientes y a los responsables políticos —incluso a los farmacéuticos formados como yo— con muy poca visibilidad en la desordenada cadena de suministro de los medicamentos esenciales».
De acuerdo a sus declaraciones a The Epoch Times, la congresista dijo que los chinos pueden llegar a suministrar hasta el 90 por ciento de los API a Estados Unidos. Además, según un informe del gobierno India está importando alrededor del 70 por ciento de sus API de China. Esto parece ser alarmante porque «India es el principal fabricante de fármacos genéricos del mundo», añadió.
Harshbarger está especialmente preocupada porque el régimen chino «sabe que podría cortarnos el grifo en cualquier momento, [y] nos pillaría desprevenidos».
«Ellos son una nación adversa y acaparan el mercado», subrayó una vez más.
Un plan de control más amplio
El dominio de la industria de los ingredientes API es potencialmente parte del plan más amplio del régimen chino para ejercer el control sobre Estados Unidos. «Cuando el coronavirus asomó la cabeza, ¿qué pudo hacer China?», cuestionó la congresista. «Ellos fueron capaces de parar la fabricación y eso afectó a las cadenas de suministro».
En este sentido, en marzo de 2020, el senador Tom Cotton (R-Ark.) y el representante Gallagher destacaron que «un medio de propaganda del Partido Comunista Chino insinuó que Beijing podría cortar el suministro de medicamentos que salvan vidas a Estados Unidos en cualquier momento, condenando a nuestro país a ‘hundirse en el infierno de una nueva epidemia de coronavirus'».
Con la «ventaja» de los productos farmacéuticos, Harshbarger teme por lo que pueda ocurrir en los próximos años si Estados Unidos sigue «dependiendo de un adversario» para los ingredientes API. «Eso es la desaparición de una nación, por el amor de Dios», advirtió a continuación.
Dado que China podría cortar el suministro a Estados Unidos en cualquier momento, «es absolutamente imperativo que Estados Unidos se esfuerce por garantizar su fabricación de los API». Hay que incentivar a las empresas estadounidenses para que participen en ese esfuerzo, añadió Harshbarger.
«Los electores deberían acosar a sus funcionarios electos para asegurarse de que incentivamos a las empresas farmacéuticas estadounidenses para que vuelvan a fabricar aquí».
Estados Unidos tiene que dejar de «poner los beneficios por encima de las personas», añadió. «Es hora de que Estados Unidos deshaga el daño que se ha hecho, [y] se convierta en el líder dominante del mundo en API».
«En este momento», advirtió Harshbarger, «la fabricación de los API en Estados Unidos es una pieza crítica de la seguridad nacional y el mundo tiene que despertar a ese hecho».
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