China admite que ‘La Franja y la Ruta’ tiene objetivos comerciales y militares

Por Chriss Street
15 de julio de 2019 5:11 PM Actualizado: 15 de julio de 2019 5:11 PM

El Ministro de Defensa de China, Wei Fenghe, por primera vez reconoció públicamente que la iniciativa comercial china “La Franja y la Ruta” (OBOR, por sus siglas en inglés) de 1,3 billones de dólares también está impregnada de objetivos militares. Hizo estos comentarios el 10 de julio durante una visita con un grupo de jefes militares del Pacífico Sur y el Caribe, según la Agencia de Noticias Xinhua.

En 2017, el mandatario chino Xi Jinping se refirió a la iniciativa OBOR como el “proyecto del siglo” que creará la red más grande del mundo de puertos, ferrocarriles, oleoductos, autopistas y cruces fronterizos agilizados. Más de 126 naciones –que representan dos tercios de la población mundial– firmaron o mostraron interés en la iniciativa.

La magnitud de ese sueño es ahora evidente con la revelación de que Gazprom ya completó el tramo de 3000 km hasta la frontera norte de China de su ‘»Gasoducto El poder de Siberia», de 55.000 millones de dólares. El 9 de julio el primer ministro Dmitry Medvedev anunció que Rusia invertirá otros 9500 millones de dólares para construir un tramo de 2000 km de autopista para camiones pesados en el marco del proyecto OBOR, que se extenderá 6400 km desde el oeste de China hasta los puertos holandeses en el Océano Atlántico.

El Ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, dio la bienvenida al Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, y a la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, a 37 jefes de Estado y a representantes de 150 naciones al segundo Foro de La Franja y La Ruta, que se celebró en Beijing el 25 de abril, declarando que el OBOR “se está convirtiendo en un camino limpio para la cooperación, la prosperidad, la apertura, el desarrollo verde y en un resultado

que beneficiará a todos los países”.

La Gran Época publicó en su edición en inglés un artículo del escritor independiente James Gorrie que advertía que el Partido Comunista Chino (PCCh) está impulsando el proyecto OBOR porque su única “reivindicación de legitimidad está directamente relacionada con la prosperidad económica”. El Consejo de Relaciones Exteriores advirtió recientemente que el OBOR podría ser un “caballo de Troya para el desarrollo regional liderado por China, la expansión militar y las instituciones controladas por Beijing”.

El New York Times informó que los planes de “desarrollo verde” de la iniciativa OBOR incluyen la construcción de 700 generadores de energía a carbón en el país asiático y otras 300 plantas a carbón en lugares como Turquía, Vietnam, Indonesia, Bangladesh, Egipto y Filipinas.

El Centro para el Desarrollo Global (CDG) informó que los términos de los préstamos OBOR ofrecidos por China a los países emergentes fueron una pesada carga para Yibuti, Sri Lanka, Kirguistán, Laos, Maldivas, Mongolia, Montenegro, Pakistán y Tayikistán “con un riesgo particular de problemas de deuda”. Cuando Sri Lanka incumplió con un préstamo de 8000 millones de dólares para que una empresa china construyera un puerto de aguas profundas,  se vio obligada a ceder el activo en 2017 para cumplir con la deuda.

CDG cita un análisis del Banco Asiático de Desarrollo sobre los 26 billones de dólares en préstamos para financiar los proyectos de infraestructura planificados para el período 2016-2030; aparentemente, esos proyectos fracasarán financieramente si las naciones prestatarias no son capaces de mantener tasas de crecimiento anuales del 3 al 7 por ciento.

Desestimando los “desafíos y las turbulencias” de una guerra comercial con Estados Unidos y de algunos proyectos OBOR en el mundo en desarrollo, el 8 de julio, el vicepresidente chino Wang Qishan dijo en la reunión del Foro Mundial de la Paz en la prestigiosa Universidad Tsinghua de Beijing que Beijing debería seguir comprometido con el globalismo económico.

“El desarrollo de China no puede separarse del mundo, y el desarrollo del mundo no puede separarse de China”.  Agregó: “Las grandes naciones tienen que asumir más responsabilidad y hacer mayores contribuciones a la estabilidad y la paz del mundo”.

Pero el Consejero de Estado y Ministro de Defensa de China, Wei Fenghe, prescindió de las sutilezas el 10 de julio cuando dijo a un contingente de jefes militares del Pacífico Sur y el Caribe que a través de los proyectos de infraestructura global de la iniciativa OBOR, “se promoverá la cooperación en áreas tales como la lucha contra el terrorismo, el mantenimiento de la paz y el socorro en casos de desastre para fortalecer los intercambios y la cooperación en el marco del OBOR”, según la Agencia de Noticias Xinhua.

Geopolitical Futures comentó que la admisión fue una sorpresa, porque Beijing negó «durante mucho tiempo y en voz alta” que el proyecto OBOR esté destinado a ampliar su presencia militar en el extranjero:

“Para que Beijing se sienta seguro, tiene que ser capaz de impedir que las potencias exteriores impongan un bloqueo alrededor de los pasos estrechos a lo largo de su periferia. Esto significa que necesita tropas lejos de las costas chinas, y necesita puertos, aeródromos, redes logísticas en países amigos para apoyarlos. China solo simulaba lo contrario para minimizar la oposición política en los países socios de OBOR y disminuir el sentido de urgencia en los potenciales adversarios como Estados Unidos y sus aliados para contrarrestar los proyectos OBOR”.

La actitud de la mayoría de los expertos en política exterior de EE.UU. era: si China quiere gastar mucho dinero en infraestructura OBOR con dudoso valor comercial, «deberíamos dejarla”.

Pero Geopolitical Futures enfatiza que con el dominio de los mares como la base de la seguridad nacional estadounidense, que China utilice la iniciativa OBOR para construir instalaciones militares camufladas y las arme potencialmente con armas hipersónicas que viajan a una velocidad cinco veces mayor que la velocidad del sonido crearía la primera amenaza existencial al predominio de la flota de portaaviones de Estados Unidos.

Para que las armas hipersónicas puedan atacar eficazmente a cualquiera de los once grupos de fuerzas de operaciones de Estados Unidos con portaaviones, se necesitarán plataformas espaciales de reconocimiento y de selección de objetivos. Defenderse y contrarrestar un ataque de este tipo se necesitarán plataformas espaciales de contraataque. Por lo tanto, quien domine el espacio, dominará los mares.

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