El máximo organismo sanitario de China instó a los hospitales de todo el país a ampliar el horario de atención y a crear más clínicas, ya que el reciente aumento de las enfermedades respiratorias ha suscitado preocupación en todo el mundo.
El mensaje pronunciado en una conferencia de prensa celebrada el 26 de noviembre por la Comisión Nacional de Salud (CNS) se produjo cuando los medios de comunicación nacionales informaron que se habían formado largas colas en los hospitales pediátricos, y algunos padres informaron que habían esperado hasta ocho horas para que sus hijos vieran a un médico.
El 26 de noviembre, las autoridades sanitarias reconocieron que los hospitales están saturados y, para calmar la inquietud de la población, instaron a las clínicas locales a mejorar su capacidad para atender al creciente número de pacientes.
«Hay que esforzarse por aumentar el número de clínicas y áreas de tratamiento pertinentes, ampliar adecuadamente las horas de servicio y reforzar las garantías de suministro de medicamentos», declaró a la prensa el 26 de noviembre Mi Feng, portavoz del NHC.
«Es necesario hacer un buen trabajo de prevención y control de la epidemia en lugares clave de gran afluencia de público, como escuelas, instituciones de cuidado infantil y residencias de ancianos, y reducir el flujo de personas y visitas».
El Ministerio de Sanidad reiteró la respuesta anterior a la Organización Mundial de la Salud (OMS), atribuyendo el reciente repunte de casos respiratorios agudos a una combinación de patógenos, entre los que destaca la gripe.
Wang Huaqing, experto jefe del programa de inmunización del Centro Chino de Control y Prevención de Enfermedades, enumeró otros patógenos detrás del aumento de casos entre el grupo de edad de 5 a 14 años, entre ellos el rinovirus, causa típica del resfriado común, y la neumonía por micoplasma, una infección bacteriana que suele afectar a los niños más pequeños.
Mientras tanto, el virus SARS-CoV-2, causante del COVID-19, se está detectando entre pacientes mayores de 60 años, según Wang.
El sistema sanitario, bajo presión
Las autoridades sanitarias no facilitaron datos durante la conferencia de prensa del 26 de noviembre. Los casos entre niños son especialmente frecuentes en zonas septentrionales como Beijing y la provincia de Liaoning, donde los hospitales están alertando al público sobre los prolongados tiempos de espera.
El aumento de las infecciones está poniendo a prueba el sistema sanitario del país. En Tianjin, el personal médico de los servicios ambulatorios y de urgencias del Hospital Infantil de Tianjin atiende entre 10,000 y 12,000 visitas diarias. Al mismo tiempo, el Hospital Hongqiao ha convocado a algunos médicos pediatras jubilados para que vuelvan al trabajo y puedan hacer frente al aumento de casos, según un informe del 18 de noviembre de Enorth, un medio de comunicación local respaldado por el gobierno municipal.
La afirmación del régimen de que la neumonia por micoplasma está detrás del reciente repunte ya ha suscitado escepticismo, ya que los residentes afirman haber dado negativo en las pruebas de micoplasma.
«Sospecho que no se trata de una neumonía por micoplasma porque he probado todo tipo de medicamentos para tratarla, pero ninguno funciona», declaró a The Epoch Times a principios de mes un médico pediatra de Beijing que había contraído la infección y pidió que se le llamara Wang Hua.
Algunos sospechan
que el país está lidiando con el repunte de las infecciones por COVID-19, ya que los infectados mostraban síntomas similares, como tos, fatiga y «pulmón blanco». Sugirieron que el Partido Comunista Chino (PCCh) dirigió a sus funcionarios y medios de comunicación para que atribuyeran el brote a otros patógenos, como la neumonía por micoplasma, en lugar de al coronavirus, porque el líder del Partido ha declarado la victoria en la lucha contra la pandemia.
El PCCh oculta datos
En el centro de las preocupaciones está la cuestión de si han aparecido nuevos patógenos en las enfermedades recientes. El 22 de noviembre, la OMS pidió a Beijing información detallada, señalando que los medios de comunicación y ProMed, un sistema de vigilancia de la salud pública gestionado por la Sociedad Internacional de Enfermedades Infecciosas, informaron de conglomerados de neumonía no diagnosticada entre los niños de China.
«Un objetivo clave era identificar si se han producido ‘conglomerados de neumonía no diagnosticada’ en Pekín y Liaoning como se menciona en los informes de los medios de comunicación», dijo la OMS en el comunicado.
El 23 de noviembre, la OMS comunicó que había recibido la información clínica, los resultados de laboratorio y otros datos que había solicitado. El organismo de salud de las Naciones Unidas dijo que los datos compartidos por las autoridades sanitarias de China sugerían que el aumento de las enfermedades respiratorias estaba relacionado con la retirada del régimen de la política de casi tres años de cero-COVID.
«Las autoridades chinas informaron que no se ha detectado ningún patógeno inusual o novedoso ni presentaciones clínicas inusuales», según el comunicado del 23 de noviembre.
El régimen comunista chino ha soportado el peso del escrutinio mundial a la hora de informar sobre brotes epidémicos desde 2003, cuando los expertos sanitarios acusaron a Beijing de encubrir la epidemia de síndrome respiratorio agudo severo (SARS), causada por un virus desconocido hasta entonces que se cree que surgió en la provincia meridional de Guangdong antes de propagarse a las principales ciudades chinas y a casi 30 países.
Desde que apareció otra virulenta enfermedad respiratoria en la ciudad central de Wuhan a finales de 2019, expertos en salud y funcionarios de todo el mundo han cuestionado repetidamente la exactitud de los datos del país.
Este mismo año, cuando una oleada masiva de COVID-19 desbordó hospitales y funerarias tras el repentino levantamiento de las restricciones por pandemia, la OMS volvió a hacer un llamamiento a la transparencia, afirmando que los recuentos oficiales de China subestimaban la magnitud real del brote.
Con información de Reuters.
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