Cada día en China hasta 37 millones de personas están contrayendo el virus de COVID-19, según las actas filtradas de una reunión del máximo organismo sanitario del país, confirmadas por múltiples medios de comunicación.
En los primeros 20 días de diciembre, es probable que 248 millones de personas —que representan alrededor del 18 por ciento de la población— se hayan infectado con la enfermedad, declararon las autoridades durante una reunión interna de la Comisión Nacional de Salud celebrada el 21 de diciembre. La cifra es exponencialmente superior al recuento oficial de virus que informa el régimen y, de ser exacta, significaría que el brote epidémico de China es el mayor del mundo.
Casi tres años bajo la estricta política de Cero COVID del régimen dejaron a la población china con poca inmunidad natural contra la variante ómicron de COVID-19, altamente contagiosa, que parece estar fuera de control en el país.
Una captura de pantalla de las actas de la conferencia que circulan por las redes sociales chinas muestra que el virus afectó a más de la mitad de los residentes en la capital del país, Beijing, y la provincia de Sichuan, en el suroeste de China. Sichuan es también una de las tres provincias con más de 20 millones de infectados, mientras que otras seis provincias y ciudades, Beijing incluida, tienen una población de entre 10 y 20 millones de infectados, según las estimaciones. Bloomberg y otros medios de comunicación confirmaron las actas con funcionarios anónimos implicados en las discusiones.
Las actas citan 12 subvariantes de ómicron. Las tres más prevalentes son BA.5.2, BF.7 y BM.7. Los funcionarios dijeron que no han identificado variantes con «cambios significativos en la transmisibilidad, patogenicidad y evasión inmune».
No está claro cómo ha llegado la agencia a estas cifras, dado que el país abandonó las pruebas masivas obligatorias del virus a principios de mes.
No obstante, las cifras parecen coincidir con las evidencias reportadas de un aumento de las infecciones y muertes en todo el país, incluso entre el círculo de élite del régimen. También coinciden con los análisis de investigadores británicos, que prevén entre 167 y 279 millones de casos en todo el país, lo que podría provocar entre 1.3 y 2.1 millones de muertes.
El brote del virus ha sobrecargado las morgues y los hospitales a través de China. La Oficina de Asuntos Civiles de Beijing Tongzhou declaró al diario estatal Beijing Youth Daily que la funeraria de su distrito está incinerando entre 140 y 150 cadáveres al día desde el 22 de diciembre, lo que supone un marcado contraste con la carga de trabajo de 40 al día en el pasado. Más de media docena de funerarias han confirmado una situación similar a The Epoch Times en los últimos días.
Un residente de Beijing dijo a The Epoch Times que había perdido a cinco miembros de su familia en 10 días, de los cuales al menos dos eran seropositivos al COVID. Todos ellos habían sido vacunados con vacunas nacionales de Sinovac, que ha sido objeto de un intenso escrutinio en el pasado por supuestos efectos secundarios, desde diabetes a leucemia.
«Estas vacunas falsas realmente no han proporcionado ninguna protección», declaró en una entrevista el miércoles, en la que pidió que no se revelara su nombre por motivos de seguridad. «Las personas comunes que contraen COVID no tienen nada más que su propia inmunidad como defensa», añadió.
«Es demasiado duro para mí», dijo a continuación. «Estos últimos días he estado a punto de sufrir un colapso total».
«El gobierno no dice las cifras de muertos de COVID a pesar de que ha muerto tanta gente en Beijing», añadió el residente.
El Sr. Song, de Xi’an, capital de la provincia de Shaanxi, en el centro de China, también describió un panorama desolador en su ciudad.
Entre sus parientes que contrajeron el virus hay algunos de más de 60 años y también jóvenes recién casados, los que experimentaron dolores similares a los de un cuchillo al cortarles el cuerpo, según Song. Todos ellos se habían vacunado, y ninguno buscó ayuda en los hospitales, ya que, según dijo, estaban tan abarrotados que los pacientes se han visto obligados a recibir goteos intravenosos en la calle.
«Los tubos intravenosos cuelgan de los árboles de la calle a pesar del frío que hace», dijo el residente a The Epoch Times, facilitando solo su apellido. También indicó que no se ha vacunado y que él mismo ha experimentado leves molestias en la garganta, pero que desde entonces han desaparecido.
«No puedo imaginar lo que ocurrirá si esto sigue así», dijo Song, calificando la situación de «desastre humanitario».
The Epoch Times pidió comentarios a la Comisión Nacional de Salud de China sobre la reunión.
Con la contribución de Chang Chun y Hong Ning.
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