China y la nueva guerra de las drogas

Por James Gorrie
27 de febrero de 2019 7:39 PM Actualizado: 27 de febrero de 2019 10:37 PM

En un irónico giro de la historia, China es el nuevo frente en la guerra mundial contra las drogas. Esta es una guerra mucho más grande y más estratégica de lo que la mayoría se imagina. Y Occidente está perdiendo esta nueva guerra con algunas implicaciones a muy largo plazo.

¿Por qué China es el último traficante de drogas del mundo? ¿Y cómo ocurrió?

Un poco de historia es útil.

El «Siglo de la Humillación»

La relación entre China y Occidente comenzó de una manera desafortunada. Desde finales del siglo XVIII hasta finales del XIX, China libró su propia guerra contra las drogas. Dos de ellas, en realidad. Aunque el opio fue criminalizado por el emperador chino desde al menos 1729, en los próximos 150 años, China lucharía contra una epidemia nacional de drogas alimentada por la importación ilegal de opio de los británicos y, en menor medida, de los franceses, portugueses y estadounidenses.

Las Guerras del Opio a mediados del siglo XIX vieron cómo el imperio británico imponía su voluntad sobre China a través de una serie de tratados ventajosos que les permitían el acceso al país. Permitieron el establecimiento de puertos comerciales en Hong Kong, Shanghai y otras ciudades, así como el acceso a la mano de obra y los mercados chinos. La falta de desarrollo y de tecnología en China la hizo vulnerable a la dominación de las potencias británicas, francesas y otras potencias occidentales. Los chinos se refieren a este período de tiempo como el «Siglo de la Humillación».

China aprovecha la tecnología del siglo XXI

Desde principios de la década de 2000, después de su admisión en la Organización Mundial del Comercio, China ha realizado algunos avances tremendos en las industrias de alta tecnología. En menos de dos décadas, se ha convertido en un líder mundial en sofisticadas biociencias. Su experiencia va mucho más allá de la biotecnología y abarca los productos biofarmacéuticos y, especialmente, nuevas áreas de estudio como la genómica, la cartografía y la manipulación genética humana.

Todo este progreso en tan solo unos pocos años, ¿cómo ha logrado China tales hazañas tecnológicas? Un vistazo rápido a algunos de los aspectos más destacados cuenta la historia….

Biociencias, una prioridad nacional

Con la apertura a la inversión y la tecnología occidentales en 1978, el pueblo chino tuvo la oportunidad de desarrollar su talento y su base industrial. Con miles de millones de dólares de inversión que fluyen hacia China cada año, el Partido Comunista Chino (PCCh) hizo de las transferencias de conocimiento y tecnología en biociencias una prioridad nacional. Al igual que otros fabricantes, invitaron a las compañías farmacéuticas extranjeras de Estados Unidos, Europa y otros lugares a fabricar sus productos en China hasta un 80 por ciento más baratos, y por lo tanto más rentables.

China fue rápidamente capaz de aprovechar la inversión extranjera y los conocimientos tecnológicos en su propia y creciente industria de ciencias naturales. Esto se debe no solo a la mano de obra altamente educada de China, sino también a que el desarrollo de un sector biotecnológico robusto es una necesidad a medida que la población envejece.

A lo largo de los primeros años de la década de 2000, la inversión extranjera transfirió miles de millones a las arcas de China. A su vez, el PCCh invirtió gran parte de ese capital en su naciente industria de ciencias biológicas, y de esta forma explotó. De 2001 a 2005, la inversión creció en más del 400 por ciento, de 100 millones de dólares a 1200 millones de dólares. Y de 2004 a 2005, el mercado biofarmacéutico de China creció más del 30 por ciento, llegando a representar el 7 por ciento del mercado mundial. En 2006, la biofarmacia representaba el 60 por ciento del sector de ciencias biológicas de China; en 2010, el mercado biofarmacéutico era un 900 por ciento mayor que en 2005. Como productor y mayor mercado de consumo del mundo, es probable que la expansión de la industria farmacéutica china continúe, y se espera que alcance entre 145.000 y 175.000 millones de dólares en 2022.

Plan de los Mil Talentos

Este rápido crecimiento se ve favorecido por la agresiva política china de acumulación de conocimientos conocida como el «Plan de los Mil Talentos». Este programa no solo invita a los biocientíficos y académicos chinos que viven en el extranjero a regresar a su país para continuar con sus investigaciones y desarrollos, sino que también tiene la intención de atraer talentos extranjeros en biociencias. A los principales científicos y desarrolladores de dispositivos médicos de todo el mundo se les ofrecen cátedras completas o su equivalente en universidades y laboratorios chinos, una alta remuneración, una excelente financiación y la libertad de continuar sus investigaciones. El plan ha tenido cierto éxito y sigue atrayendo a China a algunos de los mayores talentos del mundo.

Hecho en China 2025

Se ha hablado mucho del Plan 2025 de China, y con razón. Es nada menos que un proyecto publicado con el plan del régimen chino de dominar el mundo en sectores tecnológicos clave. La biofarmacia y las biociencias juegan un papel importante en su planificación estratégica para 2025 y China está bien posicionada para alcanzar ese objetivo. Su enorme mercado de consumo significa que puede hacer llegar las mejores drogas a los fabricantes de medicamentos extranjeros a precios más bajos y participar en las últimas tecnologías farmacéuticas.

Todo esto es un buen augurio para el continuo liderazgo de China en las ciencias biológicas. Pero el desarrollo de nuevos medicamentos para hacer frente a las altas demandas de una población que envejece es solo un aspecto de la prominencia biofarmacéutica de China. Hay otro lado oscuro de su nueva destreza tecnológica.

La inversión extranjera vuelve hacia Occidente

Las nuevas drogas y sus nuevos efectos son una de las principales exportaciones de China. Los laboratorios pequeños y no tan pequeños fabrican y venden drogas derivadas o relacionadas con el fentanilo, uno de los narcóticos más mortíferos y rentables del mundo, así como otros que imitan a los cannabinoides y más. Estos nuevos y sofisticados medicamentos son canalizados a Occidente a través de centros de distribución bien establecidos en Estados Unidos, Reino Unido y otros países.

Drogas Ilegales e «imitaciones» chinas

Como en otros casos en los que la tecnología se desarrolla más rápido que la estructura legal, China está aprovechando sus conocimientos tecnológicos para crear nuevas drogas muy poderosas y altamente adictivas, y comercializarlas en Occidente. Pero los señores de la droga de China saben cómo jugar con el sistema. En Estados Unidos y otros países occidentales se hace una distinción entre drogas legales e ilegales. Eso es un error. La legalidad no tiene prácticamente nada que ver con la letalidad.

Las «imitaciones» chinas -drogas nuevas y complejas que a menudo son versiones sintéticas sobrecargadas de sustancias que ya son ilegales, pero que difieren ligeramente a nivel molecular- están matando a los usuarios, principalmente a los jóvenes a un ritmo alarmante. No han sido proscritas porque la ley es en gran parte ignorante de su existencia. Existen literalmente cientos, si no miles de variaciones, lo que hace casi imposible que las autoridades policiales y aduaneras las controlen.

Coloquialmente conocidas como «drogas legales» los laboratorios chinos las ponen a disposición a través de la web y de la dark web con efectos devastadores para los usuarios y sus familias. De hecho, en una reunión reciente, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, instó al líder chino Xi Jinping a hacer más para detener la importación de opioides fabricados en China hacia Estados Unidos. Xi aceptó añadir opioides de fentanilo a la lista de drogas ilegales en China.

Pero, ¿realmente hará algo el PCCh? Su objetivo es reemplazar a Estados Unidos en el liderazgo mundial en todas las áreas. ¿Por qué el régimen chino no haría todo lo posible para dañar a Estados Unidos en todos los niveles y enriquecerse en el proceso? ¿Por qué el PCCh no preferiría ver a Estados Unidos luchar más contra la adicción a las drogas, y no menos? Eso es lo que pasó con las Guerras del Opio y los chinos tienen una larga memoria.

Cómo han cambiado las cosas.

James Gorrie es un escritor radicado en Texas. Es el autor de «La crisis china».

Los puntos de vista expresados en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de La Gran Época.

 

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