Cómo conectarse con la naturaleza puede estimular el crecimiento personal

Experimentar la maravilla y el asombro en la naturaleza tiene muchos beneficios, aseguran nuevos estudios

Por TEJA PATTABHIRAMAN
13 de octubre de 2020 12:14 AM Actualizado: 13 de octubre de 2020 12:14 AM

Puede que disfrutes esquiando o haciendo senderismo. ¿Pero se sientes como en casa en las montañas? ¿Se siente conectado a la naturaleza? Según un nuevo estudio, esa sensación de estar «en casa» en la naturaleza podría estar vinculada a su satisfacción de vida y crecimiento personal, al menos para los jóvenes. Otro nuevo estudio en adultos mayores encuentra que la conexión con la naturaleza parece hacerlos más felices y más dispuestos a ayudar a los demás.

En el primer estudio, un equipo de investigadores de Noruega siguió a un grupo de estudiantes universitarios que se entrenaban para dirigir expediciones en la naturaleza, en uno de dos escenarios: o en un bosque en medio de una tormenta o a través de una meseta de gran altitud. Los estudiantes aceptaron completar un cuestionario previo y posterior a la aventura, que evaluaba su satisfacción con la vida y su crecimiento personal.

Una parte de estos estudiantes también respondieron a las preguntas cada tarde de su excursión de cinco días. Se les pidió que describieran una fuerte experiencia con la naturaleza ese día, tratando de captar cómo los hizo sentir. Los investigadores dividieron los estados emocionales en sentimientos «hedónicos»—es decir, de placer y disfrute—y sentimientos «eudaimónicos»—los de compromiso y propósito.

Luego, respondieron a preguntas que sondeaban ocho aspectos «estéticos» de la experiencia:

  • Experimenté un hermoso paisaje
  • Era consciente de los pequeños detalles de la naturaleza
  • Aprecié la variedad en la naturaleza
  • Sentí que todo estaba conectado con la naturaleza
  • Me sentí en casa en la naturaleza
  • Sentí que la naturaleza evocaba maravillas
  • Sentí que la belleza en la naturaleza evocaba maravillas
  • Sentí que la naturaleza evocaba asombro y respeto

Al analizar sus respuestas, los investigadores encontraron que las personas que se sentían en casa en la naturaleza tenían mayor satisfacción de vida y crecimiento personal. Este sentimiento era también el aspecto más emocional de la experiencia en la naturaleza, pero los resultados variaban según el entorno de la experiencia natural. En el entorno de la fría meseta, las personas que se sentían en casa en la naturaleza mostraron mayor satisfacción y crecimiento, y también sentimientos tanto hedónicos como eudaimónicos. En el entorno tormentoso de las montañas, las personas que se sentían en casa en la naturaleza informaron de una percepción de crecimiento, pero no de satisfacción con sus vidas, y solo de sentimientos hedónicos.

Los investigadores atribuyen estas diferencias al hecho de que, en el entorno tormentoso del bosque, los estudiantes tuvieron que trabajar duro para mantenerse calientes y secos, explicando que «cuando tuvieron éxito en esto, se sintieron conectados a la naturaleza, lo cual es un sentimiento hedónico». La experiencia fue más amplia para los estudiantes de la meseta: Además de mantenerse calientes y secos, esquiaron durante largas distancias. El esfuerzo físico y la distancia recorrida les permitió sentirse «conectados con la naturaleza de formas más complejas, tanto hedónicas como eudaimónicas».

¿Qué aspecto de sus experiencias hizo que los estudiantes se sintieran en casa en la naturaleza? Examinando las narraciones de sus experiencias diarias, los investigadores encontraron que la «maravilla» era la clave para sentirse en casa en la naturaleza. El asombro puede entenderse en dos dimensiones: un sentimiento de sorpresa y fascinación evocada por un elemento de la naturaleza, y un sentimiento que evoca la reflexión sobre lo que percibimos, motivando una mayor búsqueda de perspicacia. Muchos de los estudiantes que se sintieron a gusto en la naturaleza citaron al menos una de estas dimensiones en sus relatos de experiencias.

Esos resultados fueron reforzados por un nuevo estudio de dos campus de la Universidad de California sobre el impacto de las «caminatas de asombro» en 60 adultos mayores.

Se pidió a los participantes, de 60 a 90 años de edad, que realizaran una caminata semanal de 15 minutos al aire libre. A la mitad se les pidió que «orientaran sus caminatas para experimentar el asombro». A la otra mitad no les dieron instrucciones especiales. Los investigadores también pidieron a todos los participantes que se tomaran una foto en sus caminatas cada semana.

Los investigadores encontraron que los participantes que salieron a estas caminatas de asombro expresaron mayores sentimientos de conexión social y emociones positivas en comparación con sus compañeros de caminata normales. En sus fotos, los caminantes también se incluyeron cada vez menos en la foto, lo que los investigadores interpretaron como una sensación de que el yo era solo una pequeña parte de un cuadro más grande. Los caminantes asombrados incluso mostraron una mayor intensidad de sonrisas en las fotos durante las ocho semanas.

Juntos, estos resultados sugieren que cuando las personas están preparadas para experimentar asombro, se sienten simultáneamente más pequeñas y mejores. Al desviar la atención, parecen ser más felices y expresan una mayor voluntad de ayudar a los demás.

Aunque sabemos por estudios anteriores que pasar tiempo en la naturaleza puede aumentar nuestro bienestar de múltiples maneras, como por ejemplo incrementando nuestra creatividad, atención y generosidad, estos nuevos estudios ofrecen una visión de qué dimensión de nuestra experiencia al aire libre causa realmente los beneficios que cosechamos, cómo el asombro juega un papel, y si nuestro sentimiento está enraizado en sentimientos pasajeros de placer o en sentimientos más profundos de realización y conexión. Estos resultados sugieren que vale la pena desafiarnos a nosotros mismos en la naturaleza, desde un simple paseo hasta una actividad al aire libre que no hayamos hecho antes. Si podemos provocar un sentimiento de asombro dentro de nosotros mismos, entonces estamos en el camino correcto.

Teja Pattabhiraman es estudiante de último año en la Universidad de California-Berkeley, donde estudia Salud Pública y Neurobiología. Es asistente de investigación y redacción de la revista Greater Good, realiza investigaciones en el Centro de Investigación Ambiental y Salud Infantil, y es asociada del programa de la Iniciativa de California para la Equidad y la Acción en Salud. Este artículo se publicó originalmente en la revista en línea Greater Good.


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