Cómo serenarse como un samurái

Éstos hombres de temple tenían un temperamento sorprendentemente relajado

Por Joshua Philipp
26 de julio de 2019 7:36 PM Actualizado: 26 de julio de 2019 7:36 PM

Nuestro carácter interno se refleja en nuestra expresión externa y para mejorar todo, desde nuestro comportamiento hasta nuestra mirada, la literatura clásica dice que una persona debe primero refinar su carácter.

Entre las mejores guías de autoayuda del pasado está un libro japonés para samuráis escrito por un académico confuciano del siglo XVII llamado Yamaga Soko. En su libro “El camino del caballero” explica que para hacer mejoras genuinas en la apariencia externa, una persona debe primero mirar hacia el interior.

Calma los ánimos, y la mente se calmará

Soko da una fórmula simple sobre cómo refinarse a uno mismo: Calma tus ánimos y tu mente se calmará.

“Debido a que la mente depende del ánimo, cuando tu ánimo está calmo, tu mente está calma”, escribe. “Cuando tu estado de ánimo está agitado, entonces tu mente está agitada”.

“Dado que la mente y el estado de ánimo no son dos estados separados, no hay disparidad entre ellos. Puesto que el estado de ánimo exterioriza la agitación de la mente interna, cultivar tu temperamento debería ser considerado la base del refinamiento personal y la sensatez de la mente”.

Cuando las personas comienzan a estresarse, a menudo pierden la habilidad de pensar con claridad, y no es poco común que esto torne poco placentero estar con ellas. Sin embargo, según Soko, ese estado estresado y perturbado era algo que el samurái -o cualquier persona, y especialmente los hombres de temple- debían evitar.

“Un hombre de temple enfrenta situaciones de vida o muerte, entre cuchillas, haciendo volar espadas y lanzas, demostrando una firme disciplina, enfrentando asuntos serios, y tomando decisiones importantes -todo ésto sin perturbarse o descomponerse en su voz o apariencia”, escribió.

No obstante, al mismo tiempo, tener este carácter duro e inquebrantable no significa que la persona deba ser severa, fría o desagradable. En cambio, Soko escribió que se debe tener un aire de serenidad -una apariencia “relajada” y “modales dignos”.

“Si el hombre de temple tiene un corazón tan grande y una mente tan elevada, él naturalmente tendrá una cierta serenidad. La serenidad implica profundidad y tolerancia”, escribió.

“Cuando la serenidad se manifiesta espontáneamente en tu rostro, y la apariencia de un hombre compasivo, noble, emerge en tus interacciones y asociaciones con otra gente, serás como la primavera soleada, una bendición para todos los seres. Ésta es la serenidad de un hombre viril”.

Las apariencias externas reflejan pensamientos internos

Nuestras expresiones faciales a menudo son revelaciones involuntarias de lo que realmente estamos pensando y sintiendo dentro. Y corregir estas expresiones externas sin arreglar el asunto de raíz rara vez engañará a alguien por largo tiempo.

“Las apariencias son la sustancia del recipiente en que lo innato y la mente son colocadas bajo el orden natural”, escribió Soko. “Cuando los pensamientos internos son inapropiados, la apariencia es influenciada por ellos, la manifestación externa es evidente. Si quieres rectificar tu apariencia, debes corregir y clarificar lo que piensas dentro”.

Soko dijo que en el pasado, los hombres nobles a menudo prestaban especial atención a la etiqueta y a la apariencia externa. Él señala que en el antiguo texto chino “Clásico de los modales” dice: “Un hombre noble parece relajado”. Soko explicó: “Relajado significa [que posee] una actitud sin prisa, silenciosamente reflexivo”.

“Dado que las manifestaciones de la apariencia externa son inducidas por los pensamientos internos, cuando examinas y clarificas tus pensamientos internos para corregirlos según lo que corresponda, tu apariencia se conforma a ésto”, escribió.

Por supuesto, esta relación se da en ambos sentidos. Como señala Soko, corregir la apariencia externa puede ayudar a mejorar el ánimo de uno -los pensamientos y las emociones- de la misma forma que mejorar los ánimos puede ayudar a corregir la apariencia externa.

“La mentalidad es completamente interna, mientras que la interacción de actividad física con gente y cosas, inclusive mirar y escuchar, es externo”, escribe. “Lo interno y lo externo son básicamente uno, no están separados”.

“Cuando los modales son correctos externamente, los ánimos son correctos internamente. Cuando hay un desorden externo, invariablemente hay una respuesta interna a éso”.

Modales apropiados para cada ocasión

Al mismo tiempo, tener la misma expresión externa no siempre es adecuado. Soko cita el “Clásico de los modales” para señalar que cada ocasión requiere su humor y comportamiento respectivos, y eso es un asunto de etiqueta y respeto por los demás, una persona debería intentar actuar apropiadamente en cada ocasión.

Escribe que si una persona considera cada situación como corresponde, el estado de ánimo y la apariencia correctos debe ser obvia. “Si defines los modales externos detalladamente y los mantienes acorde con sus leyes naturales, las claves para la técnica psicológica naturalmente deberían volverse claras”.

Respeto por los demás

La idea de consideración y respeto por los demás también es un componente clave. Soko refiere a ésto como “modales dignos”, y cita al erudito confuciano chino del siglo XIII, Xu Wenzheng, que dijo: “Cuando los modales dignos son externamente correctos, ésto implica comprender los aspectos generales de comportarse respetuosamente”.

Cuando se explica cómo aplicar estos modales dignos al escuchar, mirar y hablar, Soko nuevamente cita el “Clásico de los modales”, afirmando: “’No seas irrespetuoso’. Es cuestión de poner estas palabras en práctica”.

“En general, la cortesía proviene de la necesidad del corazón del individuo, con medidas naturales en relación a las cosas, y la inviolable dignidad de su expresión”, dijo.

Lograr un estado inamovible es, claro, más fácil de decir que de hacer. Esto juega con principios similares en las tradiciones estoicas de la antigua Grecia y Roma. Es ese comportamiento indiferente y naturalmente duro -pero alivianado, relajado y capaz de pensar claramente bajo estrés.

Soko dijo que una buena persona primero debe deshacerse del “humor dependencia” y también albergar un humor que sea “magnánimo u firme, capaz de expandirse más allá de miríadas de cosas, impávido”.

Sigue a Joshua en Twitter: @JoshJPhilipp

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