Críticos buscan abolir iniciativa del DOJ contra el espionaje chino argumentando discriminación racial

Por Philip Lenczycki
24 de Enero de 2022 4:46 PM Actualizado: 24 de Enero de 2022 4:46 PM

Mientras el Departamento de Justicia (DOJ) toma medidas enérgicas contra el robo de propiedad intelectual patrocinado por el Estado chino y condena al antiguo catedrático de química de la Universidad de Harvard, Charles Lieber, una creciente lista de críticos a la Iniciativa China (una iniciativa contra el robo de China a la propiedad intelectual estadounidense) intenta abolir el programa que, según ellos, está dirigido injustamente a los académicos chinos.

Entre los opositores notables a la “Iniciativa China” se encuentra el representante Ted Lieu (D-Calif.) y Judy Chu (D-Calif.); el grupo de profesores de la Universidad de Stanford, Winds of Freedom; y la organización estadounidense de origen chino, Comité de los 100.

Lanzado en 2018, el Departamento de Justicia calificó la iniciativa como un intento para detener el robo desenfrenado de propiedad intelectual estadounidense por parte de China y como una “estrategia de cumplimiento” para “individuos cuya profesión principal no es la recopilación de inteligencia, pero que recopilan tecnologías e información estadounidenses sensibles en nombre de entidades gubernamentales chinas”, es decir, “recopiladores no tradicionales”.

Lieber se encuentra entre una serie de académicos estadounidenses condenados o acusados en virtud de la iniciativa. Muchos de estos académicos han sido acusados por no revelar sus vínculos con fuentes de financiación chinas.

Según los fiscales, “desde al menos 2012 hasta 2015”, Lieber se desempeñó como “experto extranjero de alto nivel” en el Programa de los Mil Talentos de la Universidad Tecnológica de Wuhan, recibiendo “hasta USD 50,000” como sueldo y “aproximadamente USD 158,000” para gastos de manutención.

Al mismo tiempo, Lieber también recibió “más de USD 1.5 millones para establecer un laboratorio de investigación” en China.

El 21 de diciembre de 2021, Lieber fue condenado por dos cargos relacionados con no informar cuentas bancarias y financieras extranjeras al IRS, dos cargos por presentar declaraciones de impuestos sobre la renta fraudulentas y dos cargos por hacer declaraciones falsas a las autoridades federales.

Los fiscales argumentaron que Lieber estaba motivado por el deseo de ocultar sus conexiones no reveladas con el Programa de los Mil Talentos, que según las autoridades estadounidenses es un plan de reclutamiento del Partido Comunista Chino (PCCh) que facilita la transferencia de tecnología y conocimientos extranjeros a China.

Los críticos, sin embargo, sostienen que la Iniciativa China traiciona su estatuto original, alegando que el gobierno persigue “delitos de proceso” y “cuestiones de integridad de la investigación”, que alegan que no son delitos relacionados con el espionaje económico.

En septiembre de 2021, Winds of Freedom, el grupo de profesores de Stanford, envió una carta al fiscal general Merrick Garland solicitando la terminación de la iniciativa. Declaró: “La mayoría de los enjuiciamientos son por mala conducta, como no revelar nombramientos o financiamiento en el extranjero. Si bien tales problemas deben abordarse, no deben confundirse con preocupaciones de seguridad nacional”.

Vera Zhou

La investigadora principal de la Asociación Nacional de Académicos, Rachelle Peterson, compartió una visión diferente con The Epoch Times: “La transparencia de los obsequios y contratos extranjeros es crucial para la responsabilidad pública. El público debe saber qué partes extranjeras están comprando influencia sobre los colegios y universidades a los que asisten, a los que envían a sus hijos o a los que donan”.

Peterson citó la historia de la estudiante de la Universidad de Washington, Vera Zhou, como “una de las historias más conmovedoras que muestran el poder de la financiación extranjera”.

“En un viaje de regreso a China para visitar a su familia, Vera usó una red privada virtual para acceder a su tarea”, dijo Peterson. “Por esto fue arrestada, enviada a un campo de reeducación y luego mantenida bajo arresto domiciliario. Bob Fu, un disidente y pastor chino, abogó por su liberación. El Departamento de Estado también trabajó para liberar a Vera. La Universidad de Washington no hizo nada”.

Entre octubre de 2017 y marzo de 2018, Zhou estuvo recluida en un campo de reeducación en Xinjiang, según los registros del Departamento de Educación y funcionarios del Departamento de Estado. Después de marzo de 2018, Zhou fue remitida a “arresto domiciliario” y luego permaneció bajo la vigilancia de las autoridades chinas hasta que el Departamento de Estado aseguró su liberación y regresó a Estados Unidos en septiembre de 2019.

“Cuando el Departamento de Estado se acercó a la Universidad de Washington para pedir la liberación de Vera, la universidad se negó, diciendo que estaba negociando un ‘acuerdo multimillonario’ con China y que no quería nada que lo pusiera en peligro”, dijo Peterson. “Poco después, la Universidad de Washington negoció un trato con Huawei, la firma tecnológica china designada por la FCC como una amenaza a la seguridad nacional”.

Los estudiantes de la Universidad de Washington están en el campus para el último día de clases presenciales en Seattle, el 6 de marzo de 2020. (Karen Ducey/Getty Images)

En diciembre de 2020, la Universidad de Washington publicó una carta en respuesta a las acusaciones, en la que escribió: “La insinuación de que la Universidad permitió que intereses financieros de cualquier tipo interfirieran en el manejo de esta situación es indignante”, añadiendo que no tenían “ni idea de a qué ‘acuerdo multimillonario’ [se estaba] haciendo referencia”.

Sin embargo, los registros del Departamento de Educación que documentan la recepción de obsequios extranjeros indican que, entre 2018 y 2019, la Universidad de Washington recibió millones de dólares de las empresas chinas Huawei, Origincell Technology Group, Shanghai De Novo Pharmatech y Futurewei. Además, la Universidad de Washington también estaba recibiendo dinero de su Instituto Confucio en el campus, un centro de idiomas financiado por Beijing que ha sido criticado por promover la propaganda china y mantener un programa de intercambio con la Universidad de Tsinghua.

El director ejecutivo de la organización cristiana sin fines de lucro China Aid, Bob Fu, abogó en nombre de la madre de Zhou ante la Universidad de Washington antes de trabajar con los funcionarios del Departamento de Estado para asegurar la liberación de Zhou. Fu le dijo a The Epoch Times que cree que la decisión de la Universidad de Washington de no ayudar a Zhou estuvo influenciada en un “1000 por ciento” por los enredos chinos de la universidad.

“La línea de tiempo dice claramente que hay un vínculo, hay una relación”, dijo Fu. “Hay miles de estudiantes de China en el campus de la Universidad de Washington, y China prácticamente los controla”.

En una conferencia de prensa del Departamento de Educación (DOE) en octubre de 2020, Zhou recordó su terrible experiencia y describió la amenaza a la seguridad nacional que representa el dinero extranjero no revelado: “Los donantes pueden tener poder sobre las universidades estadounidenses e influir en las acciones… Pasé el Día de Acción de Gracias, Navidad y Año Nuevo 2018 en esa celda… Me hace preguntarme, como una prestigiosa universidad, ¿Qué es lo que realmente le importa?

Financiamiento de China

Una carta de 2019 (pdf) enviada por el entonces consejero General Interino del DOE, Reed Rubinstein, al Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado anunció la intención del gobierno de corregir la “supervisión históricamente laxa” con respecto a los informes de dinero extranjero por parte de las universidades.

La carta de Rubinstein relataba las amenazas a la seguridad nacional por parte del Partido Comunista Chino descubiertas a partir de una investigación en seis universidades: la Universidad de Cornell, la Universidad de Georgetown, el Instituto de Tecnología de Massachusetts, la Universidad de Rutgers, Texas A&M y la Universidad de Maryland.

Si bien no se dio el nombre de la institución responsable de cada uno de los enredos, la carta informó: una universidad aceptó fondos de una fundación sospechosa de servir a la propaganda comunista china y a las operaciones de influencia, una universidad recibió fondos de un conglomerado chino para “desarrollar nuevos algoritmos” y “técnicas de seguridad biométrica” para “capacidades de vigilancia de multitudes”, mientras que otra universidad tenía “múltiples contratos” con el Comité Central del Partido Comunista Chino.

Además, como en el caso de la Universidad de Washington, cinco de las seis universidades investigadas tenían contratos con Huawei, a la que la carta de Rubinstein caracterizaba como “una empresa que ha sido objeto de preocupaciones de seguridad nacional y confianza en Estados Unidos y a la que se le ha prohibido el acceso a las subvenciones federales de banda ancha por suponer un riesgo para la seguridad nacional”.

Además, mientras la carta de Rubinstein de 2019 detalló cómo entre 2012 y 2019 las seis universidades colectivamente no informaron sobre USD 1300 millones de fuentes extranjeras, una carta de seguimiento de 2021 al subcomité amplió la investigación original, revelando USD 6500 millones en dinero extranjero no declarado aceptado por las universidades.

¿Perfil racial?

Si bien hay documentación de víctimas étnicamente chinas resultantes de las operaciones de China en campus estadounidenses, como Vera Zhou, y de académicos étnicamente no chinos, como Charles Lieber, que están en el punto de mira de los fiscales federales, los críticos dicen que la Iniciativa China promueve la discriminación racial.

Un libro blanco de septiembre de 2021 elaborado por el Comité de los 100, una organización empresarial de estadounidenses de origen chino, afirma: “La Iniciativa China lanzada por el Departamento de Justicia es claramente una discriminación racial y una injusticia”.

Sin embargo, el pastor chino-estadounidense que abogó en nombre de Zhou, Fu, califica tales afirmaciones como “ridículas”.

“La amenaza del Partido Comunista, el color de la piel de su[s] agente[s] resulta ser amarillo, eso no tiene nada que ver con la raza, la discriminación racial o el racismo”, dijo Fu.

Sin embargo, críticos como Winds of Freedom consideran que el número de académicos étnicamente chinos acusados en los casos de la Iniciativa China es una prueba de la naturaleza discriminatoria del programa.

“Creemos que la Iniciativa de China plantea preocupaciones sobre la discriminación racial”, afirma la carta del grupo de profesores de 2021. “Las investigaciones se han dirigido desproporcionadamente a investigadores de origen chino”.

The Epoch Times habló con el exfiscal general adjunto de Derechos Civiles, Thomas E. Wheeler, quien también es miembro de Alliance for Asian American Justice, sobre las preocupaciones de los críticos sobre la discriminación, el racismo y el perfil racial en los casos de la Iniciativa China.

“El Programa de los Mil Talentos, tal como lo articula el Partido Comunista Chino, se dirige a personas de nacionalidad china o con conexiones asiáticas. Está diseñado para presionar a las personas chinas que han venido a Estados Unidos y se han educado en Estados Unidos, que han optado por quedarse y trabajar en Estados Unidos para participar en el espionaje”, dijo Wheeler. “La razón por la que un número desproporcionado de asiáticos está implicado en la Iniciativa de China es que China misma apunta a los asiático-estadounidenses, y en particular a las nacionalidades chinas”.

Institutos Confucio

En agosto de 2021, el fiscal general de Indiana, Todd Rokita, inició una investigación sobre el Instituto Confucio de la Universidad de Valparaíso para determinar “la verdadera intención de cualquier relación entre la programación de la Universidad de Valparaíso y el Partido Comunista Chino”.

En los últimos años, docenas de universidades estadounidenses han cerrado sus Institutos Confucio en medio de crecientes críticas sobre el papel de dichos institutos en la obstaculización a la libertad académica y la promoción de la propaganda del Partido Comunista Chino. A partir del 18 de enero, habían 24 Institutos Confucio en Estados Unidos, por debajo de los más de 100 que había en 2017, según la Asociación Nacional de Académicos.

Confucius Institute
Busto de Confucio, edificio del Instituto Confucio en el campus de la Universidad de Troy, Troy, Alabama, el 16 de marzo de 2018. (Kreeder13/CC BY-SA 4.0 vía Wikimedia Commons)

La administración de Trump en agosto de 2020 designó al Centro del Instituto Confucio de Estados Unidos, una organización sin fines de lucro que apoya a los Institutos y Aulas Confucio en todo Estados Unidos, como una misión extranjera, en reconocimiento de su papel en “el avance de la propaganda global de Beijing y la campaña de influencia maligna en los campus de Estados Unidos y las aulas K-12”.

Aunque Rokita se abstuvo de comentar la “investigación activa” sobre la Universidad de Valparaíso, el fiscal general le dijo a The Epoch Times: “La conducta ilegal no conoce ninguna frontera específica ni ningún tipo de persona. Vamos donde nos llevan los hechos, es tan simple como eso. Lo que deberían hacer otros fiscales generales es reconocer que este poder blando, esta propaganda, es real. Y está ocurriendo en sus estados”.

El tiempo dirá si los funcionarios, como Rokita, lograrán convencer a sus colegas para que sean más conscientes de las posibles operaciones clandestinas del gobierno chino que ocurren dentro de sus ámbitos.

Del mismo modo, no está claro si los críticos de la Iniciativa de China lograrán persuadir al fiscal general Merrick Garland para que suprima el programa o cuál sería, en todo caso, su reemplazo si se aboliera la iniciativa, ya que, en la actualidad, no se ha propuesto ningún sustituto.


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