Los pacientes de COVID-19 que mueren en Estados Unidos son automáticamente contabilizados como víctimas de la nueva enfermedad, confirmaron los funcionarios federales.
COVID-19 es una enfermedad causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como el nuevo coronavirus. El miedo a la nueva enfermedad ha llevado a un bloqueo a nivel nacional, paralizando la economía de Estados Unidos y manteniendo a los estadounidenses en casa.
Algunos países están examinando casos en los que los pacientes fallecidos tenían una condición preexistente, como un problema cardíaco o renal, y no cuentan las muertes como vinculadas a COVID-19, dijo a los periodistas el martes por la noche la Dra. Deborah Birx, coordinadora de respuesta del grupo de trabajo sobre el coronavirus de la Casa Blanca.
«En este momento, nosotros lo seguimos registrando, y… si alguien muere con COVID-19, la estamos contando como una muerte por COVID-19», dijo en la reunión informativa para la prensa del grupo de trabajo en Washington.
Si bien ha habido preocupación de que las zonas rurales no han podido verificar todas las muertes por la nueva enfermedad, los recuentos de muertes en la ciudad de Nueva York, Nueva Jersey y otros lugares con grandes brotes son muy posiblemente exactos, indicó Birx.
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«No puedo imaginar que si alguien llega con coronavirus, va a una unidad de cuidados intensivos y tiene una condición cardíaca subyacente y muere, dirá: ‘Causa de muerte: ataque cardíaco’. No puedo imaginar que eso suceda. Así que no creo que vaya a ser un problema», añadió el Dr. Anthony Fauci, miembro del grupo de trabajo.
El presidente Donald Trump también dijo a los periodistas que cree que los recuentos de las muertes son «muy exactos».
En algunos sectores existe la preocupación de que las muertes por el virus del PCCh estén subestimadas, mientras que en otros se teme que las muertes estén sobreestimadas.
El Dr. Michael Baden, patólogo forense, colaborador de Fox News, dijo a este medio el martes pasado que la decisión que han tomado los funcionarios federales es razonable, pero que el conteo incluirá a los pacientes que tenían condiciones preexistentes que pudieron haber muerto independientemente del virus del PCCh.
«En condiciones normales, las autopsias determinarían si la persona murió por los efectos del virus COVID, si la persona tenía un tumor cerebral o una hemorragia cerebral, por ejemplo, que podría no estar relacionada con el mismo, y cuál es la relevancia de la infección y de la enfermedad preexistente», dijo Baden. Sin embargo, es posible que algunas autopsias no se realicen debido al peligro de que las personas que las realizan se infecten.
«Entonces se incluirán en esas cifras algunas personas que sí tenían una condición preexistente que habría causado la muerte de cualquier manera, pero eso sería probablemente un número pequeño», señaló Baden.
Clasificación
Las muertes por COVID-19 en Estados Unidos se identifican con el código estadístico U07.1. Las muertes que encajan en el código son aquellas en las que la nueva enfermedad se reporta como la causa que contribuyó a la muerte en el certificado de defunción, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), que se basan en la recomendación de la Organización Mundial de la Salud.
El Centro Nacional de Estadísticas de Salud hará un seguimiento a los estados cuando los certificados de defunción informen sobre un coronavirus sin identificar la cepa. Probablemente los investigadores no harán un seguimiento de los casos cuando los certificados de defunción incluyan términos como «probable COVID-19» o «posible COVID-19».
«COVID-19 debe ser reportado en el certificado de defunción de todos los difuntos donde la enfermedad causó o se asume que causó o contribuyó a la muerte», declaró el CDC en una alerta el mes pasado (pdf).
En una guía separada de reportes, la agencia dijo (pdf) que los certificadores que sospechen la presencia de COVID-19 en un paciente pueden reportar la causa de la muerte como «probable» o «presunta». Los profesionales médicos deben intentar hacer pruebas para la nueva enfermedad siempre que sea posible, pero es aceptable informar de COVID-19 en un certificado de defunción sin hacer pruebas.
«Si COVID-19 jugó un papel en la muerte, esta condición debe ser especificada en el certificado de defunción», declaró el CDC.
En otro conjunto de instrucciones, la agencia aconsejó a los examinadores médicos, forenses y otros profesionales de la salud que ejercieran su juicio para determinar si un paciente que falleció tenía signos de estar infectado con COVID-19 y si se debían realizar pruebas postmortem. Las señales incluyen síntomas como fiebre, tos o dificultad para respirar y factores epidemiológicos como infecciones documentadas de COVID-19 en una jurisdicción.
Dado que el virus puede propagarse rápidamente, se aconsejó a los profesionales que realizaban autopsias que tomaran una serie de precauciones, entre ellas evitar el uso de una sierra oscilante para huesos, limitar el número de personas que trabajan en el cuerpo a la vez y tener cuidado al manipular agujas u otros objetos punzantes.
Estudios sobre H1N1
Los estudios que examinaron las muertes confirmadas en el laboratorio por la pandemia de H1N1 en 2009, un tipo de influenza, revelaron que era probable que hubiera muchas más muertes de las que se informaron en ese momento.
Un grupo de investigadores estimó que había 15 veces más muertes relacionadas con el brote de influenza que las muertes confirmadas en el laboratorio.
El número de muertes oficialmente confirmadas fue de 18,500. Los investigadores estimaron que hubo 201,200 muertes respiratorias y 83,300 muertes cardiovasculares asociadas con la pandemia.
Los investigadores que se centraron en Estados Unidos encontraron una cifra excesiva de 14,800 muertes respiratorias y cardíacas relacionadas con la gripe H1N1 entre abril de 2009 y abril de 2010.
La mayoría de esas muertes se produjeron en personas menores de 65 años.
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