De multimillonario a prisionero chino: Destruyen el “paraíso” del magnate agrícola Sun Dawu

El fundador del Grupo Dawu se propuso demostrar el potencial de los agricultores chinos, y lo consiguió, pero no pudo salvar su empresa del Partido Comunista

Por Leo Timm
31 de Agosto de 2021 1:21 PM Actualizado: 31 de Agosto de 2021 2:52 PM

El 28 de julio, en las declaraciones finales de su juicio, Sun Dawu, de 67 años, hizo una apasionada petición de clemencia a los funcionarios judiciales chinos que ese día lo condenaron a 18 años de prisión.

El renombrado empresario agrícola, junto con sus familiares y colegas, había pasado meses en el terrible sistema de detención de “vigilancia residencial” de China tras ser detenido el pasado noviembre. Su caso llegó a los tribunales apenas unos días después de que se presentaran los cargos ante la corte, dando a la defensa poco tiempo para revisar los 348 volúmenes de documentos del caso.

En su comparecencia ante el Tribunal Popular Municipal de Gaobeidian, en la ciudad de Baoding, al norte de China, Sun —cuyos delitos incriminados eran “provocar problemas” y “reunir a una multitud para atacar a los órganos del Estado”— se atragantó varias veces al describir cómo él y sus socios hicieron crecer su negocio desde un modesto lote de pollos y cerdos hasta una marca nacional valorada en miles de millones.

La empresa de Sun, Grupo agrícola y ganadero Dawu, estaba acusada de múltiples delitos económicos, que iban desde los relacionados con disputas con empresas estatales hasta la minería no autorizada y el fraude financiero. Uno de los cargos, el de recaudación ilegal de fondos, era algo por lo que Sun ya había sido detenido y juzgado en 2003.

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El equipo jurídico del Grupo Dawu frente al tribunal de Gaobeidian, en la provincia china de Hebei, el 28 de julio de 2021. (Cortesía de China Change)

Sun admitió que el Grupo Dawu no siempre había operado en sintonía con las regulaciones gubernamentales, pero defendió los éxitos económicos de su empresa, el modelo “constitucional” favorable a los trabajadores y las contribuciones cívicas, al tiempo que asumió la responsabilidad personal por los cargos legales.

“El Grupo Dawu tiene sus defectos, y la culpa es solo mía”, dijo Sun.

“Los cargos presentados contra Sun Dawu y otros, así como contra el Grupo Dawu, se derivan todos de ‘disputas’ muy triviales que pueden verse en todas partes y todos los días en China”, escribió Yaxue Cao, editora del sitio web de derechos humanos China Change, el día del veredicto.

La sentencia, escribió, equivale a una flagrante toma de posesión del Grupo Dawu —que ahora está bajo la dirección del Estado— así como una señal de lo que está por venir bajo el Partido Comunista Chino (PCCh), un régimen leninista que busca la eventual abolición de la propiedad privada.

“El PCCh nunca ha visto a las empresas privadas como entidades soberanas y puede tomarlas en cualquier momento con el pretexto de aplicar la ley. Eso es precisamente lo que hemos visto en el caso Dawu”.

“Una empresa construida a base de huevos”

Las relaciones del Grupo Dawu con el PCCh no siempre fueron tan antagónicas. Sun participó activamente en las reformas económicas de la década de 1980, habiendo iniciado el negocio en el condado donde nació, Xushui, una parte entonces no desarrollada de la provincia de Hebei, a una hora de distancia de Beijing.

Xushui había sido el lugar donde, a finales de la década de 1950, el líder fundador de la China comunista, Mao Zedong, pregonó el éxito de su Gran Salto Adelante, una desastrosa campaña económica que causaría la muerte por hambruna de unos 40 millones de chinos.

Nacido en 1954, el “primer recuerdo de Sun fue el de la hambruna”, escribió Cao en un artículo sobre Sun. Se alistó en el Ejército Popular de Liberación a los 16 años, se afilió al Partido a los 18 y lo licenciaron tras ocho años de servicio.

En 1985, tras varios años de trabajo en el Banco Agrícola de Xushui, Sun decidió aprovechar las reformas económicas que estaban llegando a China. Junto con su esposa Liu Huiru y otras familias, alquilaron al gobierno una docena de acres de terreno vacío.

Aunque los demás se dieron por vencidos —el terreno no tenía electricidad, agua corriente ni siquiera calles— Sun y Liu perseveraron y el negocio pasó de 1000 pollos y varias docenas de cerdos a 100,000 pollos en varios años.

Como diría Sun más tarde en la Universidad de Peking, “Mi empresa se creó poniendo la tierra bajo el arado. Es una empresa construida a partir de huevos”.

El trabajo duro y las inversiones inteligentes en tecnología y formación permitieron al Grupo Dawu crecer rápidamente. “En 2003, el grupo de cría de aves de Grupo Dawu tenía tres incubadoras que podían incubar 20 millones de pollitos de alta calidad al año. Su fábrica de piensos producía 60,000 toneladas anuales”, según China Change.

Sun era muy conocido como figura de las reformas económicas rurales de China. Era un orador habitual en las universidades, e incluso fue invitado en dos ocasiones a ofrecer sus ideas en Zhongnanhai, la sede del PCCh en Beijing.

“Primavera de la Flor del Melocotón

Lo que diferenció al Grupo Dawu de muchas otras empresas privadas y estatales fue sin duda la visión corporativa que Sun creó para el negocio. Desde el principio, su filosofía fue “no buscar el beneficio”, sino priorizar el desarrollo de la empresa y el bienestar de los empleados.

A partir de 1998, por ejemplo, el Grupo Dawu creó escuelas técnicas y de educación infantil sin ánimo de lucro, así como un hospital con 1000 camas. Estas instalaciones y su uso estaban subvencionados por las otras empresas de la compañía, lo que hacía que sus servicios estuvieran disponibles tanto para los empleados de Dawu como para el público en general a un precio muy bajo.

Sun también estableció lo que llamó un “sistema constitucional de empresa privada”, basado en una tríada de “propiedad privada, gobierno abierto y coprosperidad”. Aunque la autoridad de los ejecutivos y de los familiares de Sun no se cuestionaba, sus poderes —y sus salarios— estaban limitados por controles corporativos para garantizar que los empleados tuvieran derechos y representación justos.

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El principal desarrollo del Grupo Dawu en el pueblo de Langwuzhang del condado de Xushui, provincia de Hebei. (Cortesía de China Change)

Según China Change, el Grupo Dawu nunca tuvo pérdidas comerciales, excepto en 2003, cuando se interrumpieron las operaciones por la primera detención de Sun y la posterior saga legal. En 2020, la empresa tenía activos por un total de más de 10,000 millones de yuanes (unos 1500 millones de dólares), empleaba a casi 10,000 personas y gestionaba 28 filiales.

A pesar de su declarada obediencia al socialismo del PCCh, Sun subrayó que su modelo no pretendía crear la “igualdad involuntaria” de la utopía, ni eliminar todas las diferencias de clase.

Por ejemplo, durante su comparecencia ante el tribunal contrastó la cultura de su empresa con la comunidad autoritaria “de modelo comunista” de la aldea de Huaxi, en el este de China, donde los residentes deben obedecer requisitos estrictos en su vida diaria y en sus compras, y los delegados dirigentes disfrutan de una riqueza y unos privilegios sin igual. Sun y sus colegas visitaron Huaxi varias veces, pero “sabían que no podíamos seguir el modelo utópico [ideal], y que teníamos que recorrer nuestro propio camino”.

En lugar de Marx, Sun se inspiró en la “Primavera de la Flor del Melocotón”, una comunidad idílica descrita en la antigua literatura china. Alejados del mundo exterior, los residentes de este paraíso gestionaban sus propios asuntos, ignorando qué emperador estaba en el trono o cuáles eran sus edictos.

En los tiempos modernos, tal aislamiento era difícilmente posible. A lo largo de sus 36 años de funcionamiento, Sun se enfrentó a diferentes retos, desde funcionarios locales interesados y rencorosos (que al menos en una ocasión amenazaron con arrasar la propiedad de Dawu si la empresa no abandonaba una demanda) hasta el propio sistema del PCCh.

El gobierno local parecía “albergar un arraigado desprecio y prejuicio hacia las empresas privadas”, escribió Cao, describiendo los pequeños desacuerdos y demandas que el Grupo Dawu se veía obligado a manejar.

Pero en mayo de 2003, las autoridades detuvieron a Sun y a varios ejecutivos de Dawu acusados de “absorción ilegal de fondos”, en referencia a un programa de patrocinio que permitía a los empleados y a los residentes locales prestar a la empresa grano o dinero en efectivo. La aportación se vendía o invertía, y los deudores la devolvían inmediatamente o según un calendario.

A pesar de la inconsistencia de la acusación, Sun fue declarado culpable y condenado a tres años de prisión. Pero una sólida defensa por parte de los abogados de derechos humanos —entre ellos el disidente Xu Zhiyong, actualmente encarcelado— así como una destacada cobertura de los medios de comunicación, contribuyeron a reducir la pena, y la condena de Sun se redujo.

“Es la última vez que viene aquí”

No es casualidad que la primera detención y el primer juicio de Sun coincidieran con el punto álgido de su actividad cívica y de su presión por una mayor libertad económica.

Aunque era miembro del PCCh y socialista declarado, Sun creía en la capacidad del pueblo chino para trabajar por sí mismo. El atraso y la pobreza del campo, argumentaba con frecuencia, no tenían mucho que ver con la incapacidad de los agricultores chinos para obtener beneficios, sino que se debían al predominio de las aplastantes regulaciones e impuestos gubernamentales.

“Para desarrollar el mercado rural, lo primero debe ser permitir a los agricultores aumentar sus ingresos, y la forma de aumentar los ingresos es producción más negocios”, dijo en 1998, durante su primera visita a la sede del Partido Comunista en Zhongnanhai.

Sun habló durante 40 minutos mientras los delegados de alto rango, incluido el entonces consejero de Estado Wu Yi, lo escuchaban.

Pero al salir del edificio, un empleado le preguntó si era la primera vez que Sun pisaba el edificio. Cuando dijo que sí, el hombre respondió: “entonces también es la última vez que viene aquí”.

“Al salir de Zhongnanhai, no sentí ningún orgullo, solo un sentimiento de tristeza”, diría Sun más tarde a sus colegas. “Todavía queda un largo camino por recorrer para revitalizar la economía rural y liberalizar el mercado económico rural”.

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Un guardia de seguridad (D) y un oficial de policía (I) aseguran el área en la entrada del complejo de liderazgo Zhongnanhai en Beijing el 18 de mayo de 2020. (Nicolas Asfouri/AFP vía Getty Images)

La acogida relativamente positiva, aunque intrascendente, que tuvo Sun entre los funcionarios fue un reflejo de la época. Incluso después de la masacre de Tiananmen en 1989, el PCCh continuó con algunas reformas a lo largo de la década de 1990 y varios funcionarios fomentaron el crecimiento de la comunidad jurídica, la reforma de las empresas estatales y otras medidas para convertir a China en una nación más convencional y transparente.

Pero el liderazgo del jefe del Partido, Jiang Zemin, conocidos por sus abusos de los derechos humanos y por hacer la vista gorda ante la creciente corrupción, hizo que el país tomara un rumbo diferente.

El secretario que advirtió a Sun resultó estar equivocado. Sun volvería a visitar Zhongnanhai, esta vez en abril de 2003. Pero el ambiente se había vuelto sombrío.

“Los funcionarios no se presentaron y Sun no sabía quiénes eran. Por lo general, reiteró lo que había dicho en sus discursos en [dos colegios a principios de ese año]: que había demasiado control gubernamental y que los campesinos tenían una actividad económica excesivamente restringida”, escribió Cao.

Un mes después, Sun fue detenido por la acusación de recaudación de fondos.

Confrontación

Aparte de atraer la ira de las autoridades por su defensa de la reforma rural, Sun también era conocido como defensor de los derechos de los abogados chinos, y no temía expresar su opinión sobre otras cuestiones sociales.

“El Sr. Sun era un crítico frecuente y fuerte de las políticas del gobierno chino, desde su gestión inicial de Covid-19 hasta el encubrimiento por parte del gobierno local de un brote de peste porcina africana en 2019 que mató a miles de sus cerdos”, reportó Paul Mozur del New York Times el 28 de julio.

En al menos un incidente, el personal de Dawu se reunió para protestar contra las autoridades locales, sosteniendo pancartas y coreando consignas para proteger su empresa.

Las detenciones de los Sun y de los ejecutivos de Dawu el 11 de noviembre se produjeron como aparente reacción a una prolongada disputa por la tierra entre el Grupo Dawu y una granja estatal regional.

Según los medios de comunicación chinos, la granja estatal había alquilado originalmente unos 100 acres al Grupo Dawu, pero fue invadiendo otros terrenos de la empresa, ocupando más de 300 acres de la propiedad de Dawu. Las cosas llegaron a un punto crítico en junio y agosto del año pasado, cuando los trabajadores de la granja estatal y el Grupo Dawu se enfrentaron físicamente.

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Empleados de Dawu reunidos frente a la Oficina de Seguridad Pública del Distrito de Xushui, en la provincia china de Hebei, en la tarde del 4 de agosto de 2020. (The Epoch Times)
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Trabajadores de Dawu se enfrentan a la policía antidisturbios en Langwuzhuang, en la provincia china de Hebei, el 4 de agosto de 2020. (Cortesía de China Change)

Estos incidentes constituyeron la base de lo que el tribunal de Gaobeidian afirmó sobre que el Grupo Dawu había “movilizado a una multitud para atacar a los órganos del Estado”.

Tras su detención, Sun y otros acusados fueron mantenidos en “vigilancia residencial en un lugar designado” (RSDL) durante más de tres meses. Según Sun, nunca vio el sol durante este periodo de tiempo, y fue golpeado. Otros sufrieron torturas como estar atados durante 30 horas seguidas.

Según una declaración de las primeras fases del juicio, los abogados de la defensa señalaron que las “pruebas” obtenidas durante el periodo de vigilancia residencial eran ilegales, pero el tribunal ignoró sus argumentos.

Sun, sus tres hijos y otros 16 ejecutivos de Dawu fueron condenados en el caso. Las autoridades también iniciaron una investigación separada sobre la esposa de Sun, Liu Huiru, y sus nueras por “absorción de depósitos ilegales”.

Wang Yingguo, un empresario radicado en Shenzhen, en el sur de China, y conocido de Sun, culpó a la dirección “retrógrada” del Partido Comunista de los obstáculos al Grupo Dawu y de su destino final.

En declaraciones a la edición en chino de The Epoch Times, Wang lamentó que el Partido viera como enemigos a personas como Sun, “que tienen ideales y crean prosperidad para el pueblo”. “Estas personas son la conciencia de la sociedad, y son difíciles de encontrar. Son ellos los que hacen avanzar a la sociedad”. Pero el PCCh “está practicando el totalitarismo, está retrocediendo, por lo que cualquier fuerza que detenga este retroceso será cada vez más reprimida y destruida”.

Para Cao, los logros del Grupo Dawu demuestran “lo que un ciudadano privado y una empresa privada pueden hacer por el país, por un lugar y por el pueblo con un poco de libertad y apoyo político del gobierno. Pero me temo que, políticamente, ahí es exactamente donde el PCCh ve ahora el peligro”, escribió Cao, editor de China Change.

Sun había dicho en sus numerosos discursos que en el campo chino no había escasez de talento, mano de obra, capital o mercados; solo faltaba libertad.

Pero como señala Cao, “más libertad es precisamente lo que el Partido no quiso ni quiere conceder”.


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