El Departamento de Justicia (DOJ) dijo el 11 de abril que podría tomar medidas la próxima semana contra los gobiernos locales que han tomado medidas enérgicas contra todas las formas de servicios religiosos a raíz de la pandemia del virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
«Durante esta semana sagrada para muchos americanos, el fiscal general William Barr está monitoreando la regulación gubernamental de los servicios religiosos», escribió el sábado en Twitter la directora de Comunicaciones del Departamento de Justicia, Kerri Kupec. «Si bien las políticas de distanciamiento social son apropiadas durante esta emergencia, deben ser aplicadas de manera uniforme y no singularizar a las organizaciones religiosas. ¡Esperen la acción del DOJ la próxima semana!»
La declaración de Kupec se produce cuando varios funcionarios de los Estados Unidos han tomado medidas para evitar de cualquier forma que los feligreses acudieran a reuniones para celebrar la Pascua.
El mes pasado, el alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, dijo en una conferencia de prensa que «ninguna tradición religiosa respalda nada que ponga en peligro a los miembros de esa fe», y añadió que impondría multas o posiblemente cerraría los edificios de culto si los servicios continuaban en la ciudad, que en las últimas semanas se ha convertido en el epicentro del brote de COVID-19 en los Estados Unidos.
«La policía de Nueva York, el departamento de bomberos, el departamento de edificios y todos han recibido instrucciones de que si ven que se están celebrando servicios de culto, acudirán a los funcionarios de esa congregación, les informarán de que deben detener los servicios y dispersarse».
«Si eso no sucede, tomarán medidas adicionales hasta el punto de multar y potencialmente cerrar el edificio permanentemente», dijo de Blasio, antes de animar a las iglesias de toda la ciudad a «ayudar a la gente a practicar su fe de diferentes maneras, pero no en grupos, ni en reuniones que puedan poner en peligro a la gente».
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El sábado, la Corte Suprema de Kansas restableció la prohibición de la gobernadora demócrata Laura Kelly que impide celebrar servicios religiosos de más de 10 personas, después de que fuera inicialmente anulada por el Consejo de Coordinación Legislativa. Mientras tanto en Mississippi, el alcalde de Greenville Errick Simmons también emitió una orden ejecutiva esta semana prohibiendo todos los servicios religiosos.
También el sábado, en Kentucky, el alcalde de Louisville Greg Fischer agradeció a los líderes religiosos locales por cancelar sus servicios y otros eventos, e instó a otros a seguir su ejemplo y quedarse en casa, señalando que el distanciamiento social había ayudado hasta ahora a prevenir un aumento en el número de casos del virus del PCCh. Luego dijo que no se permitiría que se celebraran actos desde los autocares bajo su permiso, pero su decisión fue bloqueada más tarde por un juez federal, que el sábado emitió una orden de restricción temporal sobre la prohibición, calificándola de «inconstitucional».
Bajo la ley de los Estados Unidos, la primera enmienda garantiza las libertades relativas a la religión, la expresión, la reunión y el derecho de petición, y prohíbe al Congreso restringir las prácticas religiosas de un individuo. Sin embargo, durante estos tiempos sin precedentes, se está animando a las iglesias de todo Estados Unidos a celebrar servicios a través de servicios de comunicación a distancia como Facebook Live y Zoom, en un esfuerzo por evitar que el virus se propague.
El viernes, durante una bendición de Pascua con el obispo Harry Jackson en la Casa Blanca, el presidente Donald Trump habló sobre la celebración de la fiesta cristiana, ya que los Estados Unidos están «comprometidos en una batalla como nunca antes», señalando que si bien «no podremos reunirnos unos con otros como lo haríamos normalmente en Pascua, podemos utilizar este tiempo sagrado para centrarnos en la oración, la reflexión y el crecimiento en nuestra relación personal con Dios».
El presidente también elogió a los valientes médicos, enfermeras y personal de emergencias de la nación que están luchando por salvar vidas, añadiendo que están haciendo «tremendos sacrificios para acabar con esta pandemia». Pidió a los estadounidenses que «rezaran para que Dios sane nuestra nación; que trajera consuelo a los que están de duelo; que diera fuerza a los médicos, enfermeras y trabajadores de la salud; que restaurara la salud de los enfermos; y que renovara la esperanza en cada persona que está sufriendo».
«Nuestra nación saldrá adelante como nunca antes», dijo.
A fecha del 11 de abril se han confirmado 532,879 casos de virus del PCCh en Estados Unidos y 20,577 muertes se han atribuido a la enfermedad COVID-19.
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