Designar a los talibanes como organización terrorista: Hace tiempo que debía haberse hecho

Por Anders Corr
22 de agosto de 2021 4:40 PM Actualizado: 22 de agosto de 2021 4:40 PM

El caos que se desarrolla en Afganistán es el resultado de un fracaso de la estrategia, la inteligencia y la voluntad estadounidenses. Como miembro principal de la alianza contra los talibanes, y como país líder que trató de llevar la democracia a Afganistán, Estados Unidos debe asumir la responsabilidad de su fracaso. Los elementos de ese fracaso son muchos, pero el ridículo fracaso del Departamento de Estado de Estados Unidos en designar a los talibanes afganos como organización terrorista es uno de los peores.

Si bien los talibanes afganos no están en la lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado, el Tehrik-e Taliban Pakistan (TTP), que es la organización talibán paquistaní, así está designado. El hecho de no incluir a los talibanes afganos se debe a una iniciativa desastrosa para negociar con ellos. Los estadounidenses supuestamente no negocian con terroristas, y para asegurarnos de que supuestamente no lo hacemos, dejamos a aquellos con los que queremos negociar fuera de nuestra lista del Departamento de Estado. Esta política exterior de elisión solo nos engaña a nosotros mismos, y su falta de claridad allanó el camino para que los talibanes volvieran a bailar el vals en Kabul mientras nosotros tocábamos la melodía.

Ahora que nos vamos de Afganistán, no hay excusa para no cambiar la sintonía a la realidad: los talibanes son terroristas y deberían ser agregados a la lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado. Se debe negar el reconocimiento estatal a los talibanes hasta que reinstalen el gobierno anterior y establezcan elecciones como hacen los gobiernos legítimos.

Sin embargo, no aguante la respiración esperando.

Recientemente, a inicios de junio, los talibanes se atribuyeron la autoría de encender un camión lleno de explosivos en el distrito de Balkh, en la cual murieron al menos a 16 personas y otras 117 resultaron heridas. De estos, dos civiles murieron y 67 civiles resultaron heridos. Ochenta tiendas y diez casas resultaron dañadas. El edificio del distrito y el cuartel general de la policía fueron destruidos casi por completo.

Quizás el peor de los cinco principales líderes talibanes es Sirajuddin Haqqani, quien también es el líder de la red asesina Haqqani. En 2008, la red fue acusada de atacar el principal hotel de Kabul. En 2012, fue incluido en la lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado. Para 2017, la red contaba con aproximadamente 5000 combatientes en el sureste de Afganistán. Actualmente supervisa los activos financieros y militares de los talibanes a través de la frontera entre Afganistán y Pakistán. A la red también se le ha atribuido un ataque suicida contra la embajada de India y un intento de asesinato de Hamid Karzai, quien era entonces presidente de Afganistán. Se afirma que Haqqani lidera no solo su propia red, y en parte la de los talibanes, sino que también forma parte de la estructura de liderazgo terrorista de al-Qaeda.

La profesora Mary Habeck de la Universidad de Georgetown, que ha escrito tres libros sobre al-Qaeda, escribió en un correo electrónico: “No hay distancia entre al-Qaeda y los talibanes. El subjefe de los talibanes es Sirajuddin Haqqani, quien también es un subordinado del [comandante de al-Qaeda, Ayman] Zawahiri. El Departamento de Estado declaró a Sirajuddin un ‘terrorista global especialmente designado’, es decir, al-Qaeda en 2008 y ninguna administración ha retirado esa designación mostrando que esta administración, como todas las demás, reconoce este hecho».

Según un informe de la ONU de 2020, “El alto liderazgo de Al-Qaida permanece presente en Afganistán, así como cientos de operativos armados, Al-Qaida en el subcontinente indio y grupos de combatientes terroristas extranjeros alineados con los talibanes (…) Las relaciones entre los talibanes, especialmente la Red Haqqani, y Al-Qaida siguen siendo estrechas, basadas en la amistad, una historia de lucha compartida, simpatía ideológica y matrimonios mixtos”.

Según el informe, “los talibanes consultaron regularmente con Al-Qaida durante las negociaciones con Estados Unidos y ofrecieron garantías de que honraría sus lazos históricos. Al-Qaida ha reaccionado positivamente al acuerdo [con Estados Unidos en febrero de 2020], con declaraciones de sus acólitos celebrándolo como una victoria para la causa de los talibanes y, por lo tanto, para la militancia mundial”.

La celebración de Al-Qaeda es nuestra desolación. Incluir a la red Haqqani vinculada a al-Qaeda en la lista del Departamento de Estado, pero no a los talibanes vinculados a al-Qaeda, cuando los talibanes están en gran parte liderados por los Haqqani, es un error lógico fatal.

Claramente, los talibanes son una organización terrorista. Que la administración Biden continúe con la falacia de que no lo es, le permite a Estados Unidos negociar y apaciguar aún más a los talibanes. Pero el apaciguamiento de los talibanes y sus facilitadores en Pakistán y China es exactamente la estrategia equivocada.

El apaciguamiento patea la lata por el camino, como lo hemos hecho tantas veces desde la apertura de 1972 al Partido Comunista Chino, que en sí mismo debería ser considerado una organización terrorista, según un académico de la Universidad de Chicago. Aplaza el día del juicio final, el cual será más doloroso cuanto más esperemos para enfrentarnos con decisión a los enemigos globales de la democracia.


Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí


Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.