WASHINGTON— Estados Unidos carece de una herramienta eficaz para combatir adecuadamente el espionaje generalizado y el robo de propiedad intelectual que perpetra el régimen comunista chino, según un funcionario del Departamento del Tesoro estadounidense.
A pesar de los años de competencia y de los continuos robos de propiedad intelectual, Estados Unidos no ha desarrollado las herramientas necesarias para atacar e impedir la continua transferencia de tecnología estadounidense sensible a China, según el subsecretario del Tesoro, Paul Rosen.
«En la actualidad evaluamos que no disponemos de una herramienta eficaz para asignar el dinero y la sofisticación con los conocimientos técnicos necesarios en estas tecnologías más sensibles y críticas dirigidas a los países en cuestión», declaró Rosen durante una audiencia celebrada el 31 de mayo en la Comisión de Banca, Vivienda y Asuntos Urbanos del Senado.
«Nosotros corremos el riesgo de dejar un vacío en términos de algunas de nuestras preocupaciones de seguridad nacional», dijo el subsecretario.
Rosen añadió que la administración Biden estaba comprometida a defender «celosamente» los intereses de seguridad de Estados Unidos, y que daría prioridad a esos intereses sobre el desarrollo económico si fuera necesario, pero que necesitaba más herramientas para hacerlo.
«Estados Unidos asegurará nuestros intereses y los de nuestros aliados y socios», dijo Rosen.
«Nosotros no transigiremos en las preocupaciones de seguridad nacional, incluso cuando ellos obliguen a hacer concesiones con los intereses económicos».
Las declaraciones de Rosen confirman el testimonio de expertos presentado ante el Congreso el año pasado, en el que se afirma que el Partido Comunista Chino (PCCh) lleva a cabo prácticas anticompetitivas y contrarias a la libertad de mercado a escala mundial, y que Estados Unidos carece de herramientas no relacionadas con la seguridad adecuadas para defender sus intereses.
Normas que beneficiaron a los intereses corporativos
El senador Sherrod Brown (D-Ohio), presidente de comité, afirmó que Estados Unidos había fomentado un sistema de medidas a lo largo de varias décadas que habían fortalecido a China a expensas del pueblo estadounidense. Las actuales luchas de la nación para contrarrestar a China, dijo, se deben a políticas que beneficiaron a las ganancias corporativas en lugar del bienestar estadounidense.
«Durante demasiado tiempo, nuestra política hacia China ha beneficiado a las multinacionales y ha fallado a las familias trabajadoras. Ha destruido comunidades locales, ha erosionado nuestra industria manufacturera y nuestra competitividad internacional», afirmó Brown.
Según Brown, los responsables políticos estadounidenses «sabían» que las empresas eliminarían millones de puestos de trabajo en EE. UU. en favor de mano de obra barata en China, pero aun así, en la década de 1990, concedieron a este régimen el estatus permanente de comercio más favorecido. Desde entonces, dijo, las administraciones consecutivas no han logrado corregir el desequilibrio a favor de China.
Por ello, dijo, los «riesgos que plantea el Partido Comunista Chino» exigen una actuación inmediata.
«Todos estamos de acuerdo en que China es una amenaza real y creciente. Nuestra comisión debe desempeñar un papel de liderazgo para contrarrestar esa amenaza», afirmó Brown.
El senador Tim Scott (R-S.C. ), miembro de mayor rango de la comisión, se mostró de acuerdo con la evaluación, y advirtió de que Estados Unidos estuvo «animando perversamente» a las empresas a construir en China mientras desalentaba los negocios en su país debido a las excesivas regulaciones.
Aunque el robo de la propiedad intelectual, las prácticas comerciales desleales y otros esfuerzos por erosionar la innovación estadounidense constituyen una amenaza, según el senador, Estados Unidos también debe hacer más para obligar a las empresas de tecnología a construir sus operaciones en Estados Unidos en lugar de trasladarlas a China.
«Nunca debería haber un mundo en el que una empresa encuentre que China es más fácil [para hacer negocios], o un mejor entorno empresarial», dijo Scott. «Los esfuerzos para avanzar en la seguridad nacional nunca tendrán éxito si el gobierno socava la seguridad económica y las oportunidades económicas del común de los estadounidenses».
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