Estados Unidos se está adentrando en una guerra con el régimen comunista de China que podría alterar el orden mundial y hacer añicos las economías de todo el planeta, según dos exjefes militares.
Un posible conflicto entre Estados Unidos y China por Taiwán provocaría una catástrofe mundial, pero se está convirtiendo en un escenario cada vez más probable, según el exjefe del Estado Mayor Conjunto Mike Mullen.
«Me preocupa que estemos yendo a la deriva hacia la guerra», declaró Mullen durante una charla el 20 de junio con el grupo de expertos del Consejo de Relaciones Exteriores.
«[Taiwán] es una isla que está en el centro de cuatro de las cinco principales economías del mundo».
Mullen dijo que los esfuerzos de Estados Unidos para disuadir una escalada hacia el conflicto en el estrecho de Taiwán habían «fracasado durante muchos años».
Además, dijo, dado que Taiwán fabrica el 90 por ciento de los semiconductores avanzados del mundo, que se utilizan en todo, desde camionetas hasta misiles hipersónicos, un conflicto por la isla «devastaría el globo».
China «construye un ejército para enfrentarse a EE. UU.»
El Partido Comunista Chino (PCCh), que rige China como un Estado de partido único, afirma que Taiwán forma parte de su territorio y debe unirse al continente por todos los medios necesarios. Por ello, funcionarios del PCCh han amenazado con iniciar una guerra para impedir que se reconozca internacionalmente la independencia de facto de Taiwán.
A pesar de ello, el régimen nunca ha controlado ninguna parte de la isla, que está gobernada por un gobierno elegido democráticamente.
En los últimos años, el PCCh ha incrementado su agresividad tanto contra Taiwán como contra Estados Unidos, enviando con frecuencia aviones de combate y buques militares para hostigar a las fuerzas estadounidenses y taiwanesas en la región.
Garantizar la seguridad permanente de Taiwán es un «interés vital para Estados Unidos», declaró Mullen. Sin embargo, impedir una invasión del PCCh en la isla exigirá que Estados Unidos emprenda acciones audaces contra el régimen pronto.
«Está claro que China es mucho más agresiva, mucho más coercitiva en el aspecto militar, en el diplomático, en el económico y en el político», dijo Mullen.
«Reequilibrar eso significa que vamos a tener que tomar medidas bastante agresivas que, en un momento de grandes tensiones, podrían interpretarse de forma equivocada».
Tal estado de cosas se hace aún más volátil, dado que la cúpula militar estadounidense ha informado de que el PCCh está desarrollando su ejército para superar a las defensas estadounidenses en la región.
El almirante retirado Harry Harris, que anteriormente fue comandante del Mando Indo-Pacífico de Estados Unidos, así lo reconoció durante el acto del Consejo de Relaciones Exteriores.
«Están construyendo un ejército para enfrentarse a Estados Unidos, a nuestro ejército y al de nuestros amigos, aliados y socios», afirmó Harris.
Teniendo esto en cuenta, Harris afirmó que impedir que potencias como el PCCh devoren a gobiernos democráticos más pequeños es vital para evitar la subversión del orden en todo el mundo.
«Si permitimos que un gran país autocrático se salga con la suya con países democráticos más pequeños, por ejemplo, Ucrania y Taiwán, el orden mundial global tal como lo conocemos está acabado. El poder hará el bien», afirmó Harris.
«Hay 24 millones de taiwaneses que quieren vivir su vida tal como lo hacemos tú y yo. No quieren vivir en un sistema comunista gobernado por un país que está cometiendo un genocidio contra su propio pueblo y brutalizando Hong Kong para someterlo al dominio chino».
Aun así, dijo Harris, defender Taiwán de la invasión del PCCh supondría pérdidas de vidas y tesoros nunca vistas desde la Segunda Guerra Mundial. Teniendo esto en cuenta, dijo, los estadounidenses deberían considerar hasta qué punto están dispuestos a sacrificarse para preservar la democracia.
«El constituyente más importante es el pueblo estadounidense, porque son sus hijos e hijas quienes van a luchar y morir por Taiwán si entramos en guerra contra China», declaró Harris.
El gobierno de Biden busca la paz con el PCCh
Los comentarios de Mullen y Harris se producen tras un nuevo intento de la Administración Biden de estabilizar las relaciones con un PCCh cada vez más beligerante.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, visitó Beijing el fin de semana, donde se reunió con el líder del PCCh, Xi Jinping.
No se lograron avances durante los dos días que el secretario pasó en la China comunista, pero el líder del PCCh, Xi Jinping, afirmó que la reunión constituyó un «progreso» y, según reportes, ambos acordaron que un conflicto abierto entre las naciones sería catastrófico.
Blinken es el funcionario estadounidense de más alto nivel que pisa China desde que el presidente Joe Biden asumió el cargo en 2021 y el primer secretario de Estado que la visita desde 2018, cuando su predecesor, Mike Pompeo, visitó China durante un día.
Blinken había dicho anteriormente que su viaje a China pretendía aprovechar la «productiva conversación» que mantuvieron Biden y Xi en noviembre, cuando ambos dirigentes se reunieron al margen de la cumbre del G-20 en Bali (Indonesia).
Sin embargo, su viaje a China, previsto inicialmente para febrero, se pospuso en respuesta al descubrimiento de un globo de vigilancia chino que sobrevolaba varios estados y que fue derribado por el ejército estadounidense.
En aquel momento, Blinken dijo que el incidente «creó las condiciones que socavan el propósito del viaje».
Yang Tao, alto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, declaró tras las conversaciones que China mantendría su bloqueo de las comunicaciones militares mientras continuaran las sanciones estadounidenses sobre tecnologías críticas y personajes del PCCh.
Cuando se le preguntó qué progresos habían realizado ambas partes, Yang dijo que China y Estados Unidos habían acordado evitar que se produjera una nueva espiral descendente en las relaciones. Añadió que el ministro de Asuntos Exteriores chino visitaría Estados Unidos en el futuro.
Biden declaró posteriormente, el 19 de junio, que cree que las relaciones entre ambos países van por buen camino e indicó que durante el viaje de Blinken se habían realizado progresos.
Tras la reunión, el principal diplomático del PCCh, Wang Yi, declaró que «China no tiene margen para compromisos ni concesiones» en la cuestión de Taiwán.
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