Un funcionario del departamento de estado dijo recientemente que la administración de Trump se está enfocando en contrarrestar la desinformación del Partido Comunista Chino (PCCh) en relación al brote de COVID-19, y que está diseminando noticias sobre los esfuerzos humanitarios de Estados Unidos.
Para desviar la culpa sobre el mal manejo inicial del brote del virus del PCCh, el régimen chino se ha embarcado en una campaña de desinformación concertada para presentar la teoría infundada de que el virus no se originó en China, y que podría haber incluso venido de Estados Unidos.
Además, el PCCh ha buscado marcarse como líder humanitario entre los esfuerzos globales de respuesta, promoviendo su provisión de expertos y suministros médicos a países afectados por el virus por todo el mundo. Mucho del equipo médico enviado al extranjero han sido exportaciones más que donaciones.
Pero Estados Unidos está trabajando en combatir ambos aspectos de esta campaña revelando la desinformación mientras también señala sus propios esfuerzos humanitarios, dijo el portavoz del departamento de estado, Morgan Ortagus, el 31 de marzo.
«La mejor manera de contrarrestar la desinformación, en mi opinión, son las buenas noticias que realmente existen», dijo Ortagus en un panel de discusión virtual organizado por Atlantic Council.
«A menudo nos olvidamos de que el pueblo estadounidense sigue siendo el bloque más generoso de gente de todo el mundo».
A principios de febrero, las compañías y otros sin fines de lucro de EE.UU. donaron 17.8 toneladas de suministros médicos a China, un envío que fue facilitado por el Departamento de Estado.
Las contribuciones de Estados Unidos a las organizaciones internacionales, vitales a los esfuerzos de respuesta globales por el COVID-19, han también dejado pequeñas a las contribuciones chinas en comparación, señaló Ortagus.
Por ejemplo, las contribuciones de EE. UU. a la Organización Mundial de la Salud, el cuerpo que coordina la respuesta global a la crisis, excedieron en 2019 los 400 millones de dólares, casi el doble que la contribución del segundo miembro más grande. En contraste, China contribuyó 44 millones de dólares, según un comunicado de prensa del departamento.
«Somos por lejos los contribuyentes más grandes a la organización, como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, y el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, porque creemos en el multilateralismo efectivo que se enfoca en ayudar a aquellos en necesidad, no para ganar puntos políticos», dijo el secretario de estado, Mike Pompeo en la publicación.
Estados Unidos también contribuyó con más de 700 millones de dólares en 2019 al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), otra organización que provee ayuda al pueblo chino durante el brote. China mientras tanto, contribuyó 16 millones ese año.
La semana pasada, el Departamento de Estado anunció que Estados Unidos ha hecho disponible casi 274 millones de dólares en fondos de emergencia sanitaria y humanitaria para ayudar a que países en riesgo respondan a la pandemia.
Cuando los estadounidenses proveen asistencia «se hace por la buena voluntad», dijo Ortagus. «No hay intenciones viles detrás de la ayuda».
Mientras tanto, los esfuerzos humanitarios del régimen chino en la crisis han sido puestos bajo escrutinio recientemente ya que varios países regresaron equipo médico defectuoso, tales como mascarillas y kits de pruebas compradas de fabricantes chinos. Otros han criticado tales medidas alegando que son medios para que los negocios chinos y de Beijing aumenten su influencia por toda Europa.
Un reporte del congreso de 2019 dice que el PCCh ha usado su ayuda y programa humanitario para aumentar las capacidades militares y avanzar su agenda política.
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