El Banco Central Europeo no puede disfrazar el riesgo por mucho tiempo

Por Daniel Lacalle
11 de mayo de 2020 7:04 PM Actualizado: 11 de mayo de 2020 7:04 PM

Comentario

A pesar del aumento sin precedentes del programa de compra de activos en el Banco Central Europeo (BCE), el diferencial de los bonos soberanos del sur de Europa frente a los alemanes está aumentando.

El balance del BCE se ha disparado a más del 42 por ciento del PBI de la eurozona, en comparación con el 27 por ciento de la Reserva Federal frente al PBI de Estados Unidos. Sin embargo, al mismo tiempo, el exceso de liquidez se ha disparado a más de 2.1 billones de euros.

El BCE ha estado implementando compras agresivas de activos así como tasas negativas durante años; la realidad es que la economía de la eurozona ha permanecido débil y estuvo cerca del estancamiento ya en el cuarto trimestre de 2019.

El principal problema de la zona euro es que la mayoría de los gobiernos han abandonado todas las reformas estructurales y han apostado toda la recuperación a la política monetaria. El gasto público excesivo, la elevada presión fiscal y las cargas para el crecimiento se mantienen, mientras que un porcentaje cada vez mayor del crecimiento proviene de los viajes y el ocio (alrededor del 22 por ciento del valor añadido bruto en 2019).

El mecanismo de transmisión de la política monetaria no es el problema. Los bancos están ansiosos por prestar, y las empresas y las familias no tienen problemas para acceder al crédito. El problema es que los líderes de la eurozona y los directores de los bancos centrales creen que los retos de la eurozona son problemas de demanda cuando hubo pruebas de que la brecha de producción es excesivamente pequeña, si es que existía.

Si había alguna evidencia, era que la política monetaria en la zona del euro no funcionaba como un incentivo para la inversión productiva y el crecimiento, sino como un perpetrador de desequilibrios masivos de gobiernos casi en bancarrota.

Con la crisis de COVID-19, la eurozona se encuentra entre la espada y la pared. Es probable que su política fiscal y monetaria perpetúe el exceso de capacidad en los sectores equivocados y el gasto público excesivo, mientras que su política fiscal podría alejar aún más la innovación, la tecnología y las inversiones productivas.

Ahora que la Comisión Europea ha permitido las nacionalizaciones parciales de las industrias, se ha pavimentado el camino hacia el estancamiento permanente. Primero, los gobiernos ignoran los riesgos de la pandemia, luego cierran la economía por decisión del gobierno, luego anuncian controles más estrictos sobre la inversión extranjera y las entradas de capital… y se presentan como la solución.

La eurozona parece querer utilizar la crisis de COVID-19 para avanzar en su agenda intervencionista y su estrategia del llamado «green new deal». El problema es que una mayor intervención del gobierno en la economía probablemente conducirá a más malas inversiones, más desempleo y menor crecimiento.

El BCE puede disimular el riesgo por un tiempo, pero la realidad de la creciente deuda y carga fiscal que se avecina probablemente va a terminar en una crisis de deuda que podría poner en riesgo a toda la Unión Europea, ya que los gobiernos de los países al Norte reciben la factura por el exceso de gasto de algunos miembros al Sur.

El euro corre el riesgo de perder importancia como moneda de reserva mundial, y su utilización en las transacciones transfronterizas podría disminuir aún más, lo cual provocaría una crisis monetaria al tiempo que se eleva la carga de la deuda.

El riesgo de monetización no lo eliminará. Hemos visto en muchos países cómo la monetización masiva solo disfraza el riesgo durante algún tiempo, pero las crisis de deuda no se evitan porque los crecientes desequilibrios de la política fiscal generan una constante erosión de la confianza y del uso mundial de la moneda. Y lo que es más importante, los problemas de solvencia no se resuelven con la liquidez.

La clave para que la Unión Europea se mantenga estable y para que el euro sobreviva es mantener la confianza en la solvencia de las naciones, no destruir el poder adquisitivo de la moneda.

El Dr. Daniel Lacalle es jefe economista del fondo de cobertura Tressis y autor de «Freedom or Equality», “Escape from the Central Bank Trap» y «Life in the Financial Markets».

Las opiniones expresadas en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de The Epoch Times.


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