«El comienzo de la pesadilla»: Hongkoneses ven un futuro sombrío bajo la ley de seguridad nacional

Por Eva Fu
17 de junio de 2020 9:24 PM Actualizado: 17 de junio de 2020 9:24 PM

Desde que Hong Kong, la antigua colonia británica, volvió al dominio chino en 1997, los hongkoneses han temido que algún día el régimen les arrebate sus preciadas libertades.

Ese temor culminó en la película distópica de 2015, «Diez años», que imaginó un futuro sombrío para la próxima década, con el Partido Comunista Chino (PCCh), contratando triadas para organizar un complot de asesinato que alimentara el pánico y proporcionara un pretexto para que el régimen emitiera una ley de «seguridad nacional».

La película predijo misteriosamente que tal evento ocurriría en mayo de 2020.

No hubo ningún complot de asesinato en la vida real. Sin embargo, a fines de mayo, el congreso títere de Beijing pasó por alto la legislatura local de Hong Kong para promulgar una ley de seguridad nacional que penalizaría las actividades relacionadas con la subversión, la sucesión, el terrorismo y la injerencia extranjera.

Para muchos habitantes de Hong Kong, la legislatura significó el fin de las libertades de la ciudad.

La película, una colección de cinco viñetas dirigidas por cinco directores, también predijo un futuro en el que el idioma oficial del régimen chino, el dialecto mandarín, sería obligatorio en el territorio de habla cantonesa; Beijing desplegaría tropas para sofocar las protestas que reclamaran la independencia de Hong Kong; y jóvenes similares a los Guardias Rojos de la Revolución Cultural acosarían a los pensadores disidentes.

La película fue concebida para ser «lo que no queríamos que fuera nuestro futuro en ese momento», dijo Jevons Au, director de la última viñeta. Pero esta terminó siendo «realmente realista».

Para Au, la introducción de una ley de seguridad nacional por parte del régimen chino es «solo el comienzo de la pesadilla».

Una vez que la ley se aplique plenamente, «el juego se acabó», dijo. «Puedo decirme a mí mismo que está bien, Hong Kong sigue siendo Hong Kong, pueden seguir escribiendo lo que quieran, [pero] ya ha cambiado, ya no es más Hong Kong de nuevo».

Sin elección

Cinco años después del estreno de la película, Au, así como muchos otros, están considerando dejar su tierra natal.

Aunque no se vaya a meter en problemas inmediatamente, dijo que surge el miedo a las represalias. Aunque la película ganó el primer lugar en los premios cinematográficos de la ciudad en 2016, fue prohibida en China continental y calificada como un «virus del pensamiento», por el tabloide estatal chino, Global Times.

«En chino hay una expresión que dice ‘vengarse cuando sea el momento’ (…) Luego de que todo esté hecho, te atraparán y te arrestarán aunque eso pertenezca al pasado», dijo Au.

Jevons Au, en una proyección de su película de 2019 sobre la Masacre de la Plaza de Tiananmen, organizada en Kwun Tong, Hong Kong, el 2 de junio de 2019. (Guo Weili/The Epoch Times)

Au dijo que ha recibido comentarios amenazadores en su página de Facebook, de que podría ser «encarcelado de por vida luego de la ley de seguridad nacional», por apoyar abiertamente al movimiento prodemocracia de Hong Kong.

Recientemente, dos inversores con intereses comerciales en China se retiraron de su proyecto cinematográfico porque era «de alguna manera muy sensible», dijo, añadiendo que la ley podría cerrar la ya estrecha ventana de la libertad artística.

Au no ha ido a China continental desde el Movimiento de los Paraguas de 2014, cuando los manifestantes ocuparon las calles de la ciudad para pedir el sufragio universal en las elecciones del principal funcionario de la ciudad. Ahora, el director teme la posibilidad de dejar su tierra natal para siempre.

A medida que Hong Kong queda absorbido por China continental, «no puedo estar bajo este sistema», dijo, señalando el hecho que los actores de China continental tienen que declarar su lealtad al Partido para permanecer en la industria. «No tengo elección».

Una encuesta realizada por la Universidad China de Hong Kong a fines de mayo, encontró que más del 37 por ciento de los hongkoneses están interesados en inmigrar. Taiwán, el vecino democrático de Hong Kong, ha prometido recibir con los brazos abiertos a los habitantes de Hong Kong que huyan. El Reino Unido, que gobernó el territorio hasta su traspaso a China en 1997, está ofreciendo derechos de visado extendidos a casi 3 millones de habitantes de Hong Kong, con una perspectiva de posible ciudadanía.

Vuelo de talentos

Hong Kong pronto será testigo de un éxodo masivo de talentos, a medida que Beijing se afiance y socave las libertades de la ciudad que han contribuido al estatus internacional de Hong Kong, dijeron los expertos.

«Muchos inversores/empresas han invertido u operado en Hong Kong, o han estado considerando hacerlo, en parte porque confían o se sienten protegidos por el estado de derecho de Hong Kong», dijo un representante del Accounting Bro’Sis Labour Union, un sindicato prodemocracia de contadores de la ciudad.

Eventualmente, las empresas «inevitablemente» reconsiderarán sus inversiones cuando «vean a Hong Kong igual que a China continental», dijo.

De acuerdo con el sindicato, al pasar por alto el Consejo Legislativo para imponer la ley, el gobierno central chino también estableció «un muy mal precedente» que podría disminuir la protección de la propiedad privada en la ciudad. «No es difícil imaginar que el gobierno del PCCh podría tratar de aprobar cualquier legislación en el ámbito del derecho comercial de manera similar».

Los dolientes colocan flores durante una vigilia conmemorativa por la muerte del manifestante local Marco Ling-kit Leung en un centro comercial de Hong Kong, el 15 de junio de 2020. (Anthony Kwan/Getty Images)

A estas preocupaciones se suma la definición general de «subversión» del régimen chino, lo cual podría poner en peligro el futuro de los trabajadores contables. Dado que actualmente Beijing clasifica las cuentas y los registros financieros de las empresas chinas como «secretos de estado», el sindicato teme que en el futuro los auditores de Hong Kong tengan que elegir entre las sanciones de los reguladores extranjeros y el enjuiciamiento del gobierno del PCCh.

La Cámara de Comercio Estadounidense en Hong Kong advirtió que la ley dificultaría la retención de talentos de alto nivel en la ciudad. En su encuesta a 180 miembros sobre sus actitudes respecto a la ley de seguridad, más de la mitad expresó su pesimismo sobre las perspectivas de la ciudad, incluidos los sentimientos de los inversores y la estabilidad de la moneda de Hong Kong.

Dadas las ambigüedades jurídicas, el sindicato estimó que el 40 por ciento de los profesionales de contabilidad podrían volver a establecerse en otros países.

Me quedaré por «tanto tiempo como pueda»

Aunque convertirse en refugiados políticos puede ser el último recurso para algunos, no todos están dispuestos o son capaces de aceptar la oferta.

Cyrus Lau, enfermero titulado y miembro del comité de elecciones del alto funcionario de la ciudad, dijo que planea cerrar sus cuentas de redes sociales por temor a la censura una vez que la ley sea implementada.

Mientras que sus compañeros han hablado sobre renovar sus pasaportes británicos BNO e inmigrar a Australia o Nueva Zelanda, el hongkonés educado en Corea del Sur dijo que desea «vivir tanto tiempo como pueda en Hong Kong».

«Seré cauteloso en todo momento y no estaré en la primera línea de la manifestación», dijo a The Epoch Times.

El activista local, Ventus Lau (sin relación con Cyrus Lau), quien ha organizado varias protestas masivas en el último año, está en libertad bajo fianza después de ser acusado de incitar una reunión ilegal el pasado mes de julio. Lau, de 26 años, compareció ante la corte la semana pasada y se le dieron nuevos cargos por disturbios.

Aunque legalmente no podrá salir de Hong Kong, Lau dijo que «la mejor opción ahora mismo es quedarse».

Ventus Lau, activista prodemocracia, fotografiado en un estudio en Hong Kong, el 18 de diciembre de 2019. (Gordon Yu/The Epoch Times)

«Es mi tierra natal», dijo. «Si me voy, el posible costo es que no pueda volver a Hong Kong en toda mi vida. No creo que quiera ver esta consecuencia».

La lucha continuará

Steve, un manifestante de poco más de 20 años, dijo que es cautelosamente optimista sobre el futuro del movimiento de protesta y verá qué puede hacer para contribuir. Sin embargo «si las cosas se ponen muy mal», su pasaporte extranjero le será útil, dijo a The Epoch Times.

«Sentimos que si mantenemos el impulso, si mantenemos nuestra determinación, entonces todavía hay esperanza de que no estamos solos en la lucha contra el régimen comunista, en términos de tratar de combatir esta propagación del autoritarismo», dijo.

La represión puede escalar, pero la lucha continuará, agregando que esto estimulará a los hongkoneses a dar más propuestas «para tratar de mantener su forma de vida original», dijo.

Un participante de prodemocracia es detenido por la policía antidisturbios durante un mitin en Hong Kong, el 24 de mayo de 2020. (Billy H.C. Kwok/Getty Images)

Por iniciativa propia, Steve comenzó a asistir a las marchas para ayudar en la campaña electoral del consejo del distrito local en noviembre y acudió a traducir en las conferencias de prensa de los manifestantes. Ahora, está dando apoyo emocional como voluntario en un centro de bienestar dirigido por un manifestante.

Lo que Hong Kong ha experimentado en las últimas dos décadas, según Steve, es un oscuro recordatorio para todo el mundo, de que «no se puede confiar en el Partido Comunista Chino».

«Ellos pueden hacer todo tipo de grandes promesas», dijo. «Pero mientras sirva a sus propios intereses, siempre que tengan la suficiente confianza de que pueden hacerlo sin muchas consecuencias, pueden retractarse de estas promesas».

Au, mientras tanto, pidió la unidad y el apoyo de todos los chinos en el extranjero y de Hong Kong. Después de todo, muchos de los miembros de la generación más vieja de Hong Kong son chinos de China continental que huyeron del régimen comunista, señaló.

«Todos somos víctimas del Partido Comunista Chino. Desearía que todos pudiéramos permanecer juntos», dijo. «El viaje es todavía un largo camino por recorrer.»


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