China interceptó con éxito un misil balístico en pleno vuelo, según un comunicado publicado por el ejército chino el 19 de junio.
«China llevó a cabo una prueba de tecnología de interceptación de misiles con base en tierra a la mitad de la trayectoria en su territorio, y la prueba logró su objetivo», decía el anuncio, que apareció en los medios estatales chinos el 20 de junio.
«La prueba fue defensiva y no tuvo como objetivo ningún país».
El Partido Comunista Chino (PCCh) ha ampliado y modernizado masivamente sus capacidades militares bajo el régimen de Xi Jinping, que se convirtió en secretario general del Partido en 2012. El esfuerzo ha incluido la expansión nuclear, sistemas de bombardeo orbital hipersónico y armas antisatélite, entre otras cosas.
En particular, la prueba del fin de semana probablemente significa que el PCCh está más cerca de tener su propia versión de un sistema defensivo antimisiles como el desplegado por Estados Unidos en Corea del Sur, que los dirigentes del PCCh han condenado repetidamente a lo largo de los años.
Históricamente, el PCCh ha mantenido en secreto sus sistemas de defensa antimisiles, sin confirmar ni negar sus capacidades exactas, pero los medios de comunicación estatales afirmaron anteriormente que el régimen ha realizado pruebas antimisiles desde al menos 2010.
El episodio se produce tras una oleada de retórica belicosa del PCCh en relación con sus ambiciones de unificar por la fuerza el autogobierno de Taiwán con el continente, así como los esfuerzos por abrir una brecha entre Estados Unidos y sus socios regionales en el Indo-Pacífico.
Durante una tensa reunión con el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, el ministro de Defensa chino, Wei Fenghe, dijo que el PCCh estaba dispuesto a iniciar una guerra para asegurarse de que Taiwán no fuera reconocido como nación por la comunidad internacional.
«Si alguien se atreve a separar a Taiwán de China, el ejército chino definitivamente no dudará en iniciar una guerra sin importar el costo», dijo Wei.
Tres días después, Xi anunció 59 nuevas normas para el brazo militar del PCCh, el Ejército Popular de Liberación, con el fin de prepararlo para las llamadas operaciones militares no bélicas.
El PCCh dice que Taiwán es una provincia separatista. Xi ha prometido unir las dos entidades y no ha descartado el uso de la fuerza para lograrlo. Sin embargo, Taiwán se autogobierna desde 1949 y nunca ha estado bajo el control del PCCh, sino que es una democracia floreciente.
Estados Unidos ha reconocido que el régimen del PCCh es la única entidad que representa a China desde 1979 y actualmente no reconoce a Taiwán como nación independiente. Sin embargo, Estados Unidos mantiene un compromiso con Taipéi recogido en la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979, en la que garantiza que Taiwán recibirá las capacidades militares necesarias para mantener su propia defensa.
Días después de la polémica, un alto político taiwanés afirmó que los misiles de producción nacional eran capaces de atacar Beijing y la presa de las Tres Gargantas, la mayor central eléctrica del mundo, en una aparente insinuación a los dirigentes del PCCh de que la isla estaba dispuesta a montar una defensa sostenida de su independencia de facto.
Por el momento no está claro qué capacidad nueva, si es que la hay, podría añadir la prueba al arsenal chino.
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