Análisis de noticias
Los dos artículos más significativos que promueven la teoría de los «orígenes naturales» para el brote de la COVID-19 proceden de científicos que formaban parte de un equipo de respuesta de «expertos» convocado por las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM), en respuesta a la petición de un funcionario de la Casa Blanca.
Estos influyentes artículos fueron utilizados ampliamente por las organizaciones de medios de comunicación para impulsar la teoría de los orígenes naturales, al tiempo que se burlaban de las teorías alternativas —incluida la de una posible filtración del laboratorio— como teorías de la conspiración.
Los artículos parecen haber sido parte de un plan coordinado que se originó en una teleconferencia el 1 de febrero de 2020 organizada por el Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID), y el Dr. Jeremy Farrar, director del Wellcome Trust británico, que tuvo lugar después de que algunas autoridades sanitarias se apresuraran a finales de enero de 2020 a responder a la información pública sobre una posible conexión entre la COVID-19 y el Instituto de Virología de Wuhan en China.
Tras las conversaciones de los funcionarios, el debate público sobre la posibilidad de que el origen fuera una filtración del laboratorio fue suprimido activamente por las plataformas de las redes sociales, las autoridades sanitarias y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El primer artículo, concebido más bien como una carta abierta al público, se publicó el 19 de febrero de 2020 y fue firmado por varios científicos. Un correo electrónico de la madrugada del 6 de febrero de 2020 (p. 251), obtenido a través de una solicitud de la Ley de Libertad de Información por parte de U.S. Right to Know, reveló que el presidente de EcoHealth, Peter Daszak, redactó la carta pidiendo «solidaridad con todos los científicos y profesionales sanitarios de China».
La organización de Daszak había recibido en el pasado 3.7 millones de dólares de financiación del NIAID de Fauci, de los cuales al menos 600,000 dólares fueron enviados al Instituto de Wuhan.
La carta de Daszak señala que «el intercambio transparente de datos sobre este brote se ve ahora amenazado por los rumores y la desinformación en torno a sus orígenes».
«Nos unimos para condenar enérgicamente las teorías conspirativas que sugieren que la COVID-19 no tiene un origen natural», afirma la carta firmada por 27 científicos.
El segundo artículo, «The Proximal Origin of SARS-CoV-2«, publicado el 17 de marzo de 2020 en la revista Nature, se dirigía a la comunidad científica. Este artículo fue dirigido por el «autor correspondiente» Kristian Andersen, que recientemente borró todo su perfil de Twitter, junto con otros cuatro investigadores.
Cabe destacar que, de los cinco científicos a los que se les atribuye la autoría del artículo, cuatro habían participado directamente en la teleconferencia Fauci-Farrar, que fue descrita en un correo electrónico de Farrar del 1 de febrero de 2020 (p. 3.197) como una «discusión (…) compartida en total confianza».
El único autor que no estuvo presente en la teleconferencia del 1 de febrero de 2020 se ha retractado desde entonces de su postura.
NASEM: se «necesitan datos adicionales para determinar el origen y la evolución del virus»
Inmediatamente antes de que Daszak hiciera circular el borrador de la carta publicada en Lancet, hubo una reunión (p. 116) el 3 de febrero de 2020, organizada por las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM), que supuestamente incluyó a «funcionarios del FBI, la Oficina del Director de Inteligencia Nacional, junto con los NIH y el Departamento de Salud y Servicios Humanos».
La apresurada reunión se produjo ese mismo día a petición del director de la Oficina de Política Científica y Tecnológica (OSTP) de la Casa Blanca, Kelvin Droegemeier, que pidió a la NASEM que «ayudara a determinar los orígenes del 2019-nCoV».
La reunión de la NASEM se produjo dos días después de la teleconferencia Fauci-Farrar. Los correos electrónicos internos de Fauci publicados a través de solicitudes de registros abiertos revelan que la teleconferencia se debió a la publicación de un artículo en Science que hacía referencia a un artículo del 9 de noviembre de 2015 en Nature sobre los experimentos de ganancia de función (financiados por la organización de Fauci) que se estaban llevando a cabo en el laboratorio de Wuhan utilizando «virus quiméricos» en ratones.
La reunión de la NASEM incluyó una presentación de 10 minutos (p. 116) de Fauci durante la cita, que duró una hora, y también contó con la presencia de Daszak y Andersen.
Los correos electrónicos internos sugieren que hubo un importante debate interno tras la reunión formal —tanto por parte de los funcionarios de la NASEM como de los expertos llamados por la organización para que les asesoraran— sobre la respuesta oficial a la solicitud de Droegemeier.
Andersen respondió a la discusión de Daszak y el resto del grupo de expertos por correo electrónico (p. 125) el 4 de febrero de 2020, escribiendo: «Me pregunto si debemos ser más firmes en la cuestión de la manipulación. Las principales teorías chifladas que circulan en este momento se refieren a que este virus ha sido diseñado de alguna manera con intención y está demostrado que no es el caso. La manipulación puede significar muchas cosas y podría hacerse tanto por investigación básica como por razones nefastas, pero los datos demuestran de forma concluyente que no se hizo ninguna de las dos cosas».
Sin embargo, apenas unos días antes, inmediatamente antes de la teleconferencia Fauci-Farrar del 1 de febrero de 2020, Andersen había enviado a Fauci un correo electrónico en el que señalaba que «hay que mirar muy de cerca todas las secuencias para ver que algunas de las características (potencialmente) parecen manipuladas».
La respuesta de la NASEM también fue elaborada por Trevor Bedford, un biólogo computacional que sugirió: «1. Yo no mencionaría los sitios de unión aquí. Si se empieza a sopesar la evidencia hay mucho que considerar para ambos escenarios. 2. Yo diría ‘no hay pruebas de ingeniería genética’ y punto».
Los acontecimientos se precipitaron. El 4 de febrero de 2020, Andrew Pope, de la NASEM, escribió a los participantes señalando: «Los planes han cambiado en cuanto a nuestro producto. En lugar de una publicación en la web ‘Based on Science’, ahora estamos preparando una carta que será firmada por los 3 presidentes de nuestras 3 Academias».
Tras muchas deliberaciones, el 6 de febrero de 2020 se envió a Droegemeier, de la Casa Blanca, una respuesta de Marcia McNutt, John Anderson y Victor Dzau de la NASEM, en la que se señalaba que la NASEM había «consultado a destacados expertos (…) que podrían ayudar a dilucidar el origen y la evolución del 2019-nCoV».
La carta contenía la opinión oficial del panel de expertos de la NASEM, que «nos informó de que se necesitan datos adicionales de la secuencia genómica procedentes de muestras virales [que sean] geográfica y temporalmente diversas para determinar el origen y la evolución del virus».
Circulan borradores de las cartas de Daszak y Andersen
Sin embargo, un día antes de la respuesta oficial de la NASEM, Daszak ya estaba haciendo circular su carta en la que descartaba los orígenes del laboratorio como una teoría de la conspiración. Y según el coautor de Andersen, Robert Garry, un borrador del artículo de Andersen del 17 de marzo de 2020 «The Proximal Origin of SARS-CoV-2» para Nature también estaba circulando en el momento de la respuesta de la NASEM.
Ralph Baric, un virólogo que colaboró con la directora del Instituto de Virología de Wuhan, Shi Zheng-Li, en los experimentos de ganancia de función, fue incluido en los primeros borradores de la carta de Daszak. En un correo electrónico del 6 de febrero de 2020, Daszak escribió que «¡no era necesario que firmara la ‘Declaración’ Ralph!», a lo que Baric respondió: «También creo que es una buena decisión. De lo contrario, parece egoísta y perdemos impacto. Ralph»
Cabe destacar que Baric fue el autor correspondiente del artículo de Nature del 9 de noviembre de 2015 que desencadenó el rifirrafe inicial que condujo a la conferencia telefónica del 1 de febrero de 2020 iniciada por Fauci y Farrar.
Durante la difusión de sus borradores, Daszak dijo a la gente (p. 273): «He elaborado una lista inicial a continuación. Por favor, sugieran nombres de sus colegas que crean que también podrían estar dispuestos a apoyar esto».
Daszak concluyó (p. 274) diciendo a los que estaban al tanto del primer borrador: «Por favor, tengan en cuenta que esta declaración no llevará el logotipo de la EcoHealth Alliance y no será identificable como procedente de ninguna organización o persona, la idea es que sea una comunidad que apoye a nuestros colegas».
Curiosamente, un día antes, cuando Dazsak comenzó el proceso de difusión de su borrador, afirmó que «no debería firmar esta declaración, para que tenga cierta distancia con nosotros y así no funcione de forma contraproducente». Daszak continuó: «Entonces lo publicaremos de forma que no lo vinculemos a nuestra colaboración para maximizar una voz independiente».
No está claro por qué Daszak cambió de opinión, convirtiéndose finalmente en firmante de la carta.
El artículo publicado en Lancet del 19 de febrero fue firmado por 27 científicos de todo el mundo. Aunque solo dos firmantes, Farrar y Christian Drosten, estuvieron presentes en la teleconferencia del 1 de febrero, al menos cinco estaban directamente afiliados a la EcoHealth Alliance. Además, dos eran socios de EcoHealth. Estas afiliaciones no se declararon en la carta publicada por Lancet. En su lugar, los autores declararon específicamente que no tenían conflicto de intereses.
Además, cinco de los firmantes trabajaban con o para el Wellcome Trust dirigido por Jeremy Farrar.
Algunos firmantes no afiliados a la teleconferencia del 1 de febrero ni a EcoHealth han cambiado recientemente de opinión sobre los orígenes del virus. Stanley Perlman dice ahora que la teoría de la fuga en el laboratorio «vuelve a estar sobre la mesa«. Y el firmante Charles Calisher afirma que fue «exagerado» calificar la filtración del laboratorio como una teoría de la conspiración.
Otro firmante, Peter Palese, exige ahora una investigación adecuada. Sobre todo, el profesor de la Universidad de Chicago Bernard Roizman ha declarado que el virus se originó en el laboratorio debido a una «chapuza», afirmando que el personal del laboratorio de Wuhan «no puede admitir que hizo algo tan estúpido».
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