El viernes estallaron protestas masivas en la región de Xinjiang, en el extremo occidental de China, cuando las frustraciones por las estrictas políticas relacionadas con el COVID-19 del país llegaron a su límite debido a las afirmaciones que circulan en internet culpando a las restricciones de impedir la huida de las personas de un mortal incendio en un edificio de apartamentos.
Varios videos, que supuestamente proceden de la capital de Xinjiang (Urumqi) y que han sido compartidos en las redes sociales, mostraban una imagen de los residentes furiosos por las draconianas políticas de «cero COVID-19» impuestas por el Partido Comunista Chino (PCCh).
Según los videos difundidos en las redes sociales, la multitud coreaba «¡Terminen con el confinamiento!», levantando los puños mientras caminaba por una calle.
En un video, que se dice que procede de un distrito uigur de la ciudad, se oye lo que parecen disparos.
Los residentes que portaban la bandera del PCCh se reunieron frente a un edificio del gobierno local en Urumqi, pidiendo el levantamiento de los cierres, y a algunos se les escuchó corear «muramos juntos», según un video compartido en las redes sociales.
Frente al edificio gubernamental de Urumqi, un funcionario salió a hablar con la gente, según un video compartido en Twitter por 247ChinaNews.
«¿Cuándo se levantará el cierre?», se oye preguntar a un hombre en el video.
«No vamos a levantar el cierre… todo es por la seguridad de todos», respondió Ma Zhijun, vicesecretario del Comité Municipal del Partido de Urumqi, según el medio.
The Epoch Times no ha podido verificar de forma independiente la autenticidad de los videos.
Un incendio en un apartamento mata a diez personas
Las protestas en Urumqi se produjeron después de que el jueves se produjera un incendio en un edificio de gran altura de la ciudad en el que murieron diez personas, entre ellas tres niños.
Tras el incendio, circularon por las plataformas de los redes sociales chinos afirmaciones de que las restricciones a la circulación empeoraron la tragedia al obstaculizar la respuesta impidiendo que los camiones llegaran rápidamente al lugar de los hechos. También se afirmó en Internet que los residentes no podían abandonar el edificio con la suficiente rapidez porque las puertas de escape de incendios estaban bloqueadas.
Li Wensheng, jefe del departamento de bomberos local, culpó a un carril estrecho lleno de coches estacionados de impedir el acceso de los camiones de bomberos, al mismo tiempo que negó que las puertas de salida de incendios del edificio estuvieran bloqueadas o que las restricciones por el COVID-19 fueran algún tipo de impedimento.
«La capacidad de algunos residentes para rescatarse a sí mismos era demasiado débil… y no lograron escapar», dijo Li, según The Washington Post.
Sin embargo, los críticos cuestionaron este relato, argumentando en foros online que las restricciones a la circulación provocaron el abandono de los vehículos en las calles, al mismo tiempo que expresaban en general su frustración por las estrictas políticas de COVID-19 del país.
Los usuarios de la plataforma china Weibo describieron el incidente como una tragedia derivada de la insistencia de China en mantener su política de cero COVID y como algo que podía ocurrirle a cualquiera. Algunos lamentaron las similitudes entre este incidente y un accidente mortal de un autobús de cuarentena por COVID ocurrido en septiembre.
«¿No hay algo sobre lo que podamos reflexionar para hacer algunos cambios?», decía un ensayo que se hizo viral en WeChat el viernes, cuestionando la narrativa oficial sobre el incendio del apartamento de Urumqi.
Continúa la «cero COVID»
Los medios de comunicación chinos, controlados por el Estado, han defendido la política de cero COVID del líder chino Xi Jinping como algo que salva vidas y que es necesario para evitar que el sistema sanitario se vea desbordado.
A pesar del creciente rechazo de la opinión pública a esta estricta política y de su creciente impacto en la economía, las autoridades chinas han prometido continuar con los cierres y otras restricciones.
La región de Xinjiang, donde viven unos 10 millones de uigures, ha sido sometida a algunos de los cierres más largos de China. A muchos de los 4 millones de habitantes de Urumqi se les ha prohibido salir de sus casas durante 100 días.
Los gobiernos occidentales y los grupos de derechos humanos llevan mucho tiempo acusando a Beijing de abusos contra la minoría étnica mayoritariamente musulmana de Xinjiang, incluidos los trabajos forzados en campos de internamiento. Los dirigentes comunistas de China han negado repetidamente tales afirmaciones.
Con información de Reuters.
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