A medida que el número de nuevos casos diarios de COVID-19 disminuye y los hospitales empiezan a descongestionarse, la confianza de los americanos en la reapertura de la economía crece. Los expertos, sin embargo, dicen que reabrir la economía no es una tarea simple o sencilla, y que la planificación para ello debe comenzar de inmediato.
«El mejor momento para la reapertura variará no solo dependiendo del estado, sino incluso de la ciudad. Nuestra nación se extiende por todo el continente e incluye miles de condados y decenas de miles de municipios con una amplia gama de demografía, instalaciones de atención médica y densidad de población», dijo Joel Griffith, un investigador especializado en Reglamentos Financieros de la Fundación Heritage, en un correo electrónico a The Epoch Times.
Los gobernadores de siete estados, incluyendo Nueva York, Nueva Jersey, Connecticut, Rhode Island, Delaware, Pensilvania y Massachusetts se conectaron por teléfono el lunes para crear una asociación multiestatal que examinará las posibilidades de reabrir la economía.
Los seis gobernadores demócratas y el gobernador republicano de Massachusetts planean crear un grupo de trabajo para la reapertura que estudiará cómo reiniciar los negocios de manera segura y permitir a la gente volver al trabajo.
Griffith dijo que los negocios que tienen un riesgo limitado de empeorar la pandemia, como la manufactura, tiendas minoristas, peluquerías, campos de golf, restaurantes y talleres mecánicos, probablemente abran primero.
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«Mientras tanto, los teatros, los eventos deportivos, los locales de música, los clubes nocturnos y los cruceros —aquellos con mayor propensión a poner en contacto a un gran número de personas— pueden ser más lentos a la hora de reabrir», dijo.
Preparación del sistema de salud pública para la reapertura
Alan Sager, experto en sistemas de salud pública de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston, dijo a The Epoch Times en un correo electrónico que la reapertura dependerá de cómo el sistema de salud pública maneje la crisis.
«Poner fin a las restricciones no será un asunto de todo o nada. Creo que relajar el requisito de quedarse en casa y distanciarse será gradual. De lo contrario, el virus volverá con fuerza y puede causar estragos inconcebibles —muerte, enfermedad y destrucción económica duradera—», dijo Sager, y añadió que reducir el número de nuevos casos a niveles muy bajos sería el primer paso para animar a los sistemas públicos a poner fin a las restricciones.
Griffith dijo que la ampliación de la disponibilidad de los test, la rápida notificación de los resultados de los test y el rastreo de contactos ayudará a los sistemas de atención de la salud a crear condiciones propicias para que las localidades vuelvan a abrir sus puertas antes de lo previsto.
Sager dijo que «test más exhaustivos, rápidos y precisos» generarán confianza en el bajo número de nuevos casos, y que el implacable rastreo de contactos es una necesidad para cualquier enfermedad infecciosa.
«El rastreo de contactos es muy laborioso y requiere mucho tiempo, por lo que solo puede funcionar cuando el número de nuevos casos es lo suficientemente bajo como para permitir un rastreo cuidadoso», dijo Sager.
Si bien la mayor parte del mundo está bajo confinamiento total o parcial debido a la pandemia, las grandes compañías de tecnología y salud pública ya han estado trabajando en el desarrollo de la tecnología de rastreo de contactos.
Google y Apple anunciaron un esfuerzo conjunto el 10 de abril para desarrollar una tecnología de rastreo de contactos basada en Bluetooth que ayudará al gobierno y a las autoridades de salud pública a reducir la propagación de la pandemia, según un comunicado de prensa.
Además del rastreo de contactos, otro paso importante que puede ayudar a reducir el virus, según Sager, es la autocuarentena obligatoria de 14 días en casa por parte de los contactos de una persona infectada.
Sager dijo que cuando se den los dos pasos de «rastreo incesante de contactos» y la autocuarentena, la gente podrá volver gradualmente al trabajo sin dejar de tener en cuenta las precauciones de seguridad.
«Las personas que se han recuperado del virus y tienen los anticuerpos en su sangre para probarlo, estarán entre los primeros en poder volver al trabajo ya que no pueden enfermarse y no harán mucho para propagar el virus si mantienen sus manos limpias», dijo Sager.
Sin embargo, dijo que la reapertura de los lugares públicos probablemente tomará más tiempo.
«La reapertura de lugares sociales como restaurantes, bares… [o] películas, eventos deportivos, reuniones sociales e incluso reuniones religiosas puede tener que ser retrasada hasta que podamos medir los efectos que tienen los trabajadores esenciales en los nuevos casos», explicó Sager.
También señaló que los estados tienen la autoridad legal y práctica para planificar y decidir sobre los test, la autocuarentena, el rastreo de contactos y sobre cuándo permitir que las personas vuelvan a trabajar.
«Por lo tanto, los estados tomarán la mayoría de las decisiones clave, y pueden permitir diferentes enfoques en las ciudades en comparación con las zonas rurales, por ejemplo», dijo.
Las autoridades deben tener cuidado
Griffith dijo que al reabrir el país, la administración debería proporcionar ayuda económica a las empresas y a los desempleados.
«La ayuda a las empresas y a los desempleados puede ayudar temporalmente a evitar el dolor económico. Sin embargo, el retorno a la prosperidad económica de la que gozábamos antes de esta pandemia requiere que se permita que las intervenciones de emergencia en la economía estadounidense caduquen una vez que la pandemia sea derrotada (como los nuevos y enormes gastos federales y las intervenciones masivas de la Reserva Federal)», dijo.
Sager aconsejó a las autoridades que actuaran con cautela porque lo que hagan hoy durante la situación de pandemia determinará la libertad de la que disfrutará el público más adelante.
«Solo cuando se domestique la propagación del virus podremos volver a la normalidad. Cuanto más competentes sean nuestras acciones hoy, más libertad disfrutaremos mañana», dijo Sager, añadiendo que las decisiones deben basarse en «evidencias médicas contundentes».
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