Fentanilo: la droga china más letal en los Estados Unidos

En los últimos 20 años, esta peligrosa sustancia proveniente de la nación asiática ha matado a más de un millón de estadounidenses.

Por Rafael Marrero
29 de septiembre de 2022 12:56 PM Actualizado: 29 de septiembre de 2022 1:03 PM

Sus principales compuestos se crean en laboratorios de la República Popular China (RPC). Llega a nuestro país a través de México, luego de que cárteles de esa nación terminan de fabricarlo. El fentanilo, 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más fuerte que la morfina, es la droga más letal en los Estados Unidos (EE. UU.).

En su claro plan para destruirnos, los chinos comunistas se las han arreglado para convertirse en nuestra principal fuente de este opioide sintético. Ellos son los máximos responsables de que nuestro país esté minado por esta sustancia, causante de una epidemia de sobredosis y una alerta sanitaria cada vez más preocupante.

Muertes por fentanilo en EE. UU.

Un reciente informe de CNN digital reveló que las muertes por sobredosis de fentanilo y otros opioides sintéticos alcanzaron un récord en 2021, al registrarse el deceso de unas 107,622 personas, 66 % de las cuales perdieron la vida debido al fentanilo, según datos de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).

La misma fuente indicó que esta droga produce una víctima mortal cada cinco minutos, y no es para menos: aparte de ser altamente mortífera, circula por el país en grandes cantidades. Solo en 2021, por ejemplo, la Administración de Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés), incautó la cantidad suficiente como para darle a cada estadounidense una dosis letal.

Estamos hablando de solo dos miligramos (mg), por lo tanto, un kilogramo (kg) puede matar a medio millón de personas. Eso es lo que ha venido sucediendo en los últimos 20 años, período en el que un millón de estadounidenses fallecieron por sobredosis de la sustancia, cuyo peso en el mercado negro suele oscilar entre 0.02 y 5.1 mg.

Tabletas que se cree que están mezcladas con fentanilo se muestran en el Laboratorio Regional del Noreste de la Administración de Control de Drogas el 8 de octubre de 2019 en Nueva York. (Don Emmert/AFP vía Getty Images)

Si bien el fentanilo es peligroso por sí mismo, más lo es cuando las redes de traficantes de drogas, en su sed de abaratar su fabricación, lo mezclan con otras sustancias, tales como heroína, cocaína y metanfetamina. Por esta razón, precisamente, es que la DEA habla de un vínculo directo entre las muertes por fentanilo y los narcotraficantes.

Considerada como una opción a la heroína desde 1999 y distribuida por todo el país —fundamentalmente en Texas, Nuevo México, Nueva York, Nueva Jersey, Chicago, California y Georgia, entre otras ciudades— esta droga se vende ilegalmente con los nombres de Apache, China Girl, China White, Dance Fever, Friend, Goodfellas, Jackpot, Murder 8 y Tango & Cash.

Mapa de ruta del fentanilo

Aunque el fentanilo se comercializa ilícitamente en los Estados Unidos desde hace muchísimo tiempo, fue en el año 2013 cuando la RPC pasó a ser nuestro principal suministrador de la sustancia. Allí, unos 5000 laboratorios clandestinos procesan los elementos químicos precursores de la droga: N-fenetilpiperidina y 4-anilino-N-fenetilpiperidina.

Según un reporte de Vanguardia, una vez que los chinos comunistas crean dichos componentes, los «envían a México, donde dos cárteles notorios —el cártel de Sinaloa, en Culiacán, y el de Jalisco Nueva Generación, en Guadalajara— producen la mayor parte del fentanilo que se consume en EE. UU.».

Cabe aclarar que los chinos trasladan los compuestos a suelo mexicano en contenedores de barcos mercantes, que llegan a los puertos de Manzanillo, Colima y Lázaro Cárdenas, principalmente. También los mueven mediante microenvíos directos por correo y embarques vía aérea, que llegan a los aeropuertos internacionales del propio Manzanillo, Culiacán y Ciudad de México.

Un reporte de la BBC indicó que, una vez en territorio mexicano, dichas organizaciones criminales sintetizan los elementos en laboratorios clandestinos de Michoacán, Jalisco, Sinaloa, Durango o Baja California, donde les incorporan otras drogas para luego vender el producto final en línea o mediante distribuidores en EE. UU.

Paquetes de fentanilo mexicanos. (Johannes Eisele/AFP vía Getty Images)

La Institución Brookings, entidad sin fines de lucro con sede en Washington D. C., señaló en un análisis sobre el tema que «ambos cárteles también venden fentanilo a grupos delictivos más pequeños en México, lo que les permite presionar el polvo en píldoras de prescripción falsas y venderlas en EE. UU.».

Para que tenga una idea de cuán redituable es para estos cárteles hacer negocios con la China comunista, hágase notar que elaborar un kg del opioide cuesta unos 32,000 dólares. Sin embargo, con ese mismo kg de fentanilo se puede producir un millón de dosis, que en el mercado estadounidense se venden por unos 20 millones de dólares.

En cuanto al traslado de la droga a través de la frontera con nuestro país, es sabido que puede tener lugar en los cruces de Texas y Nuevo México; de ahí se transporta en camiones hacia el norte, por la autopista 25 hacia Denver, antes de dirigirse a Chicago por la Interestatal 80, según informó Vanguardia. También suele trasladarse por Tijuana, en Baja California, el lugar con mayor confiscación en los últimos años.

Generalmente, la sustancia suele llegar en cajas de frutas, hortalizas, latas de comida, equipo automotriz, juguetes y dulces. Asimismo, puede entrar mediante ciudadanos y vehículos estadounidenses. Una vez que llega al mercado, los traficantes locales la trasladan a apartamentos cercanos donde la cortan, la envasan en sobres y la ponen a la venta.

Aparte de estas vías, el fentanilo también llega a los consumidores mediante traficantes de drogas estadounidenses, quienes lo compran directamente de China en sitios web que lo comercializan o en bazares de drogas de la llamada web oscura, donde las comunicaciones están cifradas y los comerciantes suelen pagar con criptomonedas o tarjetas de regalo que son difíciles de rastrear, dijo LA Times.

Presentaciones del fentanilo

Sea en polvo, líquido (aerosol nasal o gotas oculares), pastillas similares a la Oxicodona o su más reciente versión en colores, llamada arcoíris, esta droga está invadiendo cada vez más el mercado estadounidense. Para muestra, el siguiente dato: en julio, los decomisos registraron el récord de 950 kg, tres veces más de lo incautado en junio y un 200 % más comparado con lo decomisado en mayo, de acuerdo con datos de la Patrulla Fronteriza, difundidos por El País.

Las tabletas que se cree que están mezcladas con fentanilo se exhiben en el Laboratorio Regional Noreste de la Administración de Control de Drogas el 8 de octubre de 2019, en Nueva York. (Don Emmert/AFP vía Getty Images)

En lo que respecta al arcoíris, «los agentes están particularmente preocupados de que este tipo de fentanilo llegue a manos de niños o jóvenes, que pueden confundir esta droga con un dulce o un juguete, señaló la oficina del alguacil del condado de Multnomah, [en Oregon], tras encontrar 800 pastillas de esta variedad en una casa de Portland», señaló la fuente.

Asimismo, añadió, «las autoridades sospechan de una táctica casi mercadológica, pues una presentación más colorida [de la droga] la hace también más atractiva para quienes no la han probado. En la capital del país, esta variedad ha aparecido de forma recurrente en los últimos 18 meses, de acuerdo con funcionarios entrevistados por cadenas locales de televisión».

En opinión de la directora de la DEA, Anne Milgram, «el fentanilo está en todas partes, desde las grandes áreas metropolitanas hasta las zonas rurales del país, [por tanto], ninguna comunidad está a salvo de este veneno. [De hecho], esta es la droga más mortífera que nuestro país ha enfrentado».

EE. UU. y China frente al fentanilo

De acuerdo con el reporte de la Institución Brookings, si bien China colocó todas las drogas de tipo fentanilo y dos precursores clave de esta sustancia bajo un régimen regulatorio controlado en mayo de 2019, la verdad es que la nación asiática sigue siendo nuestra principal fuente de este opioide sintético.

Es decir, la clasificación de la sustancia y la adopción por parte de China de un monitoreo más estricto han tenido un cierto efecto disuasorio, sin embargo, esto no ha servido de nada porque, de todos modos, el fentanilo continúa llegando a los Estados Unidos mediante las redes de contrabando mexicanas.

Según el mismo informe, «la cooperación antinarcóticos entre EE. UU. y China sigue siendo tensa y, desde la perspectiva de EE. UU., es insuficiente». Básicamente, mientras nuestro país le exige a la RPC que aplique las leyes como es debido y supervise las sustancias químicas no clasificadas, la RPC rechaza nuestra posición y les echa la culpa a nuestras supuestas fallas internas.

Para colmo de males, la situación ha ido a mayores después de la reciente visita que hiciera a Taiwán la presidenta de la Cámara de Representantes de EE. UU., Nancy Pelosi, ocasión tras la cual el régimen autocrático de Beijing suspendió la colaboración en cuanto a delincuencia transnacional y drogas ilegales.

«Los funcionarios del Gobierno chino insisten en que los Estados Unidos por sí solos son los responsables de la epidemia e identifican como sus orígenes a los controles inadecuados de opioides recetados, la codicia de las compañías farmacéuticas, la tradición histórica de abuso de drogas, y la cultura y los valores que vinculan el consumo de drogas con la libertad y la individualidad», añadió el citado texto.

China y México de cara al fentanilo

En cuanto a la posición de China y México con respecto a esta problemática, el propio informe puntualizó que la cooperación mutua relativa a la aplicación de la ley contra el tráfico de fentanilo sigue siendo mínima. Al igual que con los Estados Unidos, China rechaza la responsabilidad conjunta, y enfatiza que los controles y el cumplimiento de la ley son asuntos de las autoridades aduaneras mexicanas.

Sin ir más lejos, la RPC se lava las manos. «No ha demostrado interés alguno en cooperar con México, un país cuya disposición para colaborar con los Estados Unidos en acciones antinarcóticos también ha disminuido sustancialmente durante los últimos años», prosiguió el análisis.

En cuanto a México, son tantas las ganancias obtenidas por sus cárteles de la droga, que es poco probable una reducción del tráfico de este estupefaciente. Según datos oficiales, ese país ingresa entre 6000 y 21,000 millones de dólares cada año por concepto de exportación de este tipo de sustancia.

EE. UU. y México sobre el fentanilo

El análisis de la Institución Brookings destacó, asimismo, que, desde 2019, los flujos de fentanilo a través de la frontera de EE. UU. y México aumentaron constantemente en respuesta a las medidas chinas contra los envíos directos por correo desde la nación asiática a la estadounidense.

«La cooperación antinarcóticos entre México y los Estados Unidos se ha deteriorado significativamente desde que Andrés Manuel López Obrador se convirtió en presidente, en diciembre de 2018, al disminuir tanto la cooperación de aplicación de la ley entre los dos países como el enfoque interno del Gobierno mexicano respecto a la seguridad», resaltó el documento.

Paralelamente, remarcó que, a pesar del nuevo marco de seguridad y colaboración entre EE. UU. y México —que reemplaza la Iniciativa Mérida anterior, con la que se lograron niveles sin precedentes de cooperación entre 2006 y 2012— las perspectivas de volver a una colaboración estrecha son realmente malas.

Epidemia del fentanilo chino

Considerada como una gallina de huevos de oro para los contrabandistas, esta droga surgió hace décadas como un analgésico superfuerte para pacientes recién sometidos a una intervención quirúrgica. Comúnmente, también se utiliza para tratar a enfermos de cáncer, dado su efectivo poder contra el dolor.

A mediados de la década de 2000, los cárteles de la droga empezaron a manejarla y, 15 años más tarde, se volvieron más ricos de lo que ya eran no solo porque la sustancia se volvió inmensamente popular, sino también porque China, régimen comunista «con regulaciones laxas y corrupción generalizada», al decir de LA Times, no hizo más que servirles este suculento banquete en bandeja de plata.

Más de dos décadas después, EE. UU. sigue lidiando con el tráfico y consumo local del opioide, y nada indica que el problema vaya a menguar. Por el contrario, la actual Administración, que al parecer no se entera de la gravedad que entraña este fenómeno, no acaba de tomar acciones contundentes a fin de detener el flujo de la droga.

Para Jim Skinner, alguacil del condado de Collin, en Texas, «francamente, [esta situación] es un tsunami de muerte que se está estrellando contra los Estados Unidos a través de nuestra frontera sur». Porque, oportunistas, al fin y al cabo, los cárteles están sacando ventaja de la ola de migrantes que cruzan dicha frontera diariamente.

Según el presidente del sindicato nacional de la Patrulla Fronteriza, Brandon Judd, «el noventa por ciento de los recursos están destinados al procesamiento de inmigrantes”, [por ende], los cárteles están explotando [el hecho de] que los agentes están atados, lo que significa que la frontera está abierta de par en par para ellos».

Así las cosas, esperemos que nuevas medidas federales le pongan un alto a la epidemia de sobredosis por fentanilo chino y que la campaña lanzada por la DEA, One pill can kill, sirva para concientizar al público sobre el peligro de muerte escondido tras este opioide, muchas veces vendido con recetas falsas para parecer un fármaco genuino.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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