¿Fue el 2015 un punto de inflexión histórico para la economía china?

02 de enero de 2016 11:03 AM Actualizado: 02 de enero de 2016 11:03 AM
China termina el 2015 con una victoria económica: El Congreso de Estados Unidos aprobó un paquete de reformas para impulsar los derechos de voto por parte de China en el Fondo Monetario Internacional (FMI) desde un 3,8 a un 6 por ciento.

Sin embargo, esta victoria es en gran medida simbólica, similar a la inclusión del yuan chino en la canasta de la moneda de reserva del FMI (DEG), que ocurrió en noviembre de este año.

En 2015, China ganó prestigio en la escena internacional, mientras que la economía en el país tuvo su peor año desde que comenzaron realmente las reformas en 1992.

Prestigio internacional

A pesar de ser simbólico y muy alejado de la acción del día a día en las finanzas mundiales, el respaldo del FMI a China es una gran victoria que Beijing persiguió durante años. La inclusión del yuan en la Canasta de Derechos Especiales de Giro (DEG) significa que el FMI cree que la moneda, y por extensión toda la economía política china, está a la par con el dólar, euro, yen y la libra esterlina.

¿Por qué simbólico? Hasta que el plan de China para reemplazar al dólar con el DEG como moneda de reserva mundial se convierta en realidad, hay muy pocos de los DEG en circulación (285 mil millones de dólares) para cambiar la demanda por el yuan como activo de reserva. Su uso también está limitado a los países miembros, que lo utilizan sobre todo para las transacciones con el FMI.

Además, el aumento de los derechos de voto no cambia la estructura de poder en el FMI, ya que Estados Unidos retiene el poder de veto con el 16,5 por ciento del total de votos. Sin embargo, reconoce los esfuerzos de China para construir una estructura de poder alternativo al sistema financiero Bretton Woods, establecido después de la Segunda Guerra Mundial. China lanzó con éxito su infraestructura en Asia y el Banco de Inversiones este año, convenciendo incluso a aliados incondicionales de Estados Unidos como Australia y el Reino Unido para que participaran.

China también perfeccionó sus esfuerzos para competir en el comercio mundial del oro y comenzó varias iniciativas para obtener el control sobre el comercio mundial, como la iniciativa de la Ruta de la Seda, que planea atraer a otro aliado de Estados Unidos, Pakistán, más cerca a China económicamente, ya que abre el comercio con el centro de Asia y eventualmente Europa. China lanzó nuevos centros de compensación para el yuan en todo el mundo, ahora la cuarta divisa más utilizada en el mundo.

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Como parte de las reformas para convencer al FMI para que le dieran más derechos de voto y la incluyeran en el DEG, China por primera vez desde 2009 actualizó sus reservas oficiales de oro, que aumentaron más del 60 por ciento, a 1.743 toneladas métricas (1.921 toneladas). También quitó las tasas de interés que los bancos pagan a los depositantes para cambiar el ingreso a los consumidores, que se supone se volverán el motor de crecimiento de la economía. En alguna proporción ha liberado su tipo de cambio frente al dólar, aunque todavía es manejado de cerca. El régimen planea más reformas al tipo de cambio, a las tasas de interés, así como al registro de vivienda el próximo año.
Problemas en casa

Todas estas reformas mueven la economía de un sistema incomunicado, centralizado y planeado, a una economía real de mercado plenamente integrada en el sistema financiero mundial.

Por desgracia, puede ser demasiado poco y demasiado tarde y China está buscando reformas que debería haber realizado mientras la economía  crecía rápidamente. Oficialmente, China creció al 7 por ciento en el 2015, la tasa más baja desde 1990. Extraoficialmente, el crecimiento ha descendido a alrededor del 2 por ciento, con una marcada desaceleración en el cuarto trimestre.

En 2015, hasta los analistas más optimistas se dieron cuenta que el modelo de crecimiento de inversión de China ha terminado. Incluso más que los datos oficiales sobre la inversión, la caída de los precios de la materia prima, así como los precios de producción en China sugieren una severa desaceleración, tal vez incluso una total recesión. Este cambio inesperado en la demanda dejó a exportadores de artículos de  materia prima como Rusia, Canadá, Brasil y Australia tambaleándose y causó estragos entre los gigantes de la minería y las materias primas internacionales. Gastaron cientos de miles de millones construyendo su infraestructura para satisfacer supuestamente la interminable demanda china.

El único debate que todavía enfurece entre los inversionistas y académicos es si el sector de consumo o servicio puede encargarse de la fabricación, la inversión y las exportaciones. Aunque hay algunos signos de resistencia en todos estos sectores, un reequilibrio real tomara décadas, y será doloroso, según el profesor de la Universidad de Beijing, Michael Pettis. El consumidor simplemente no tiene suficientes ingresos para compensar todo el gasto derrochado en inversión.

El despilfarro en inversión  ha creado una gran deuda en la economía cerca del 300 por ciento del PIB: deuda que se necesita atender. Este año, los informes sobre incumplimientos y la incapacidad de las empresas para atender sus deudas se han vuelto más frecuentes, a pesar de los esfuerzos del régimen para proporcionar alivio monetario a través de tasas de interés más bajas y diferentes trucos de contabilidad, como el programa de canje de deuda del gobierno local.

Mercados financieros

Demasiada deuda y poco crecimiento son las principales razones para el auge y caída del mercado de valores, así como la chocante devaluación de la moneda a mediados de agosto. Debido a que muchas empresas no podían más atender su deuda de préstamo, el régimen maquino un auge en el mercado de valores, dándole a las empresas acceso a capital, que no conllevaba interés y no tenía que ser saldado.

Esto funcionó por un tiempo, pero ya que los bancos crearon la burbuja bursátil con una deuda de margen, esto tenía que caer, tarde o temprano, y, finalmente, lo hizo en julio. Con la caída del mercado de valores, todas las clases de activos en China estaban afectados y se volvió imposible invertir en estos.

La burbuja inmobiliaria ya había estallado en 2014. El hecho de que en la segunda mitad del 2015 fue relativamente mejor no hace una gran diferencia. El mercado de valores  había caído y los bonos del gobierno local o bonos corporativos como los del inicio del año llevaban el riesgo de impago, algo completamente desconocido para los inversores en las empresas chinas.

Un tablero muestra los movimientos de las acciones dentro de la Bolsa de Valores de Shanghai, en el distrito financiero de Lujiazui de Shanghai el 22 de septiembre del 2015. (Johannes Eisele / AFP / Getty Images)
Un tablero muestra los movimientos de las acciones dentro de la Bolsa de Valores de Shanghai, en el distrito financiero de Lujiazui de Shanghai el 22 de septiembre del 2015. (Johannes Eisele / AFP / Getty Images)
Estos factores agravaron una tendencia, que probablemente se inició a mediados del 2014: las salidas de capital. Desde que China se unió a la Organización Mundial del Comercio en 2001, acumuló miles de millones de dólares en reservas de divisas en dólares, mediante el manejo de masivos excedentes comerciales y atrayendo capital extranjero. El país todavía tiene un superávit comercial, pero sus reservas de divisas cayeron de 4 billones en 2014 a 3,4 billones en noviembre del 2015. Esto significa que el capital esta abandonando el país en cientos de miles de millones, probablemente cerca de 1 billón en el 2015.

Las enormes salidas de capital llevaron en última instancia a la fuerte devaluación del yuan en agosto y son la razón del drenaje en las reservas de divisas, la cual ha persistido desde entonces. Los inversores internacionales están moviendo su dinero asegurándolo en acciones y bonos en los Estados Unidos, mientras que los ciudadanos chinos engullen bienes raíces de Nueva York y Londres.

El veredicto

En 2015 fuimos testigos de una serie de grandes cambios: desde entradas a salidas de capital; desde sobre inversión a la caída en gastos de capital; desde una montaña cada vez mayor de deuda a los primeros impagos y perdidas. Fuimos testigos de reformas que marcan el inicio de la plena integración de la economía china en el sistema financiero global. Recordaremos el 2015 como un punto de giro histórico para China y el mundo.

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