China ha estado pregonando el éxito de sus vacunas COVID-19 dentro y fuera del país, atrayendo a varios países para que compren Sinovac y Sinopharm, dos vacunas nacionales de primera línea. Además, cada vez que se produce una venta en el extranjero, las autoridades chinas la citan inmediatamente en la propaganda que utiliza dentro del país como prueba de su popularidad y eficacia .
Dicha propaganda ha tenido cierto éxito, tanto dentro del país como en la comunidad internacional.
Sin embargo, las recientes muertes y el bajo índice de protección de las vacunas fabricadas en China, revelados en los ensayos clínicos y casos actuales, deberían poner fin a ese autoproclamado «éxito».
Muertes y reacciones adversas graves en Hong Kong y el continente
Desde que comenzaron con la vacunación hace 50 días y hasta la fecha, las autoridades de Hong Kong informaron de 14 muertes tras la aplicación de las dosis de Sinovac, mientras que otras 13 personas presentaron parálisis facial.
En la China continental, donde unos 160 millones de personas recibieron las vacunas, los medios de comunicación estatales no han informado reacciones adversas.
Los ciudadanos chinos que experimentaron o fueron testigos de efectos secundarios graves tienen que compartir sus historias en las redes sociales o a través de los medios de comunicación chinos en el extranjero, sin revelar sus identidades.
La cadena de radio china con sede en Estados Unidos, Sound of Hope, informó de una muerte el 14 de abril. A finales de marzo, Wang Dajun, de 43 años, de la aldea de Lingxi, en la ciudad de Zhuanghe, provincia de Liaoning, recibió la vacuna COVID-19 alrededor de las 10 de la mañana y murió esa noche, dejando tres hijos. Desde entonces, las autoridades locales bloquearon estos informes.
Un residente de la provincia de Jiangsu, en el este de China, declaró a Radio Free Asia que vio a una persona desplomarse después de ser vacunada.
Asimismo, un hombre de Beijing publicó en las redes sociales chinas que su esposa se desplomó 10 minutos después de la aplicación. Su posteo se retiró rápidamente de la plataforma. Otro residente de Beijing que había leído el posteo, compartió más tarde el incidente con Radio Free Asia.
Bajos índices de protección
Un estudio reciente de la Universidad de Chile descubrió que una sola dosis de la vacuna Sinovac solo protege un 3 por ciento en los 28 días que transcurren entre la primera y la segunda dosis, lo que significa que la primera dosis casi no tiene efecto y que las personas que recibieron la primera dosis son tan vulnerables a la infección como las que no la recibieron.
Según el estudio, en las dos primeras semanas después de recibir la segunda dosis de Sinovac, la vacuna solo protege en un 27,7 por ciento; dos o más semanas después de la segunda dosis la tasa de eficacia aumenta hasta el 56.5 por ciento.
El Instituto Butantan de Brasil también publicó los resultados del estudio clínico de fase III de Sinovac el 11 de abril, mostrando una tasa de protección del 50,7%, similar a la del estudio financiado por Chile. Los resultados no fueron revisados por pares ni publicados en revistas académicas.
De hecho, Sinovac no es la única vacuna problemática producida por las compañías farmacéuticas de China. En marzo, Ernesto Bustamante, un microbiólogo peruano y ex director de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), reveló en un programa de televisión local que, según los resultados del ensayo clínico de fase III, la vacuna Covid-19 de Sinopharm fabricada en su campus de Wuhan era del 33 por ciento. efectiva, y la vacuna Covid-19 fabricada en su campus de Beijing tuvo solo un 11,5 por ciento de efectividad, muy por debajo de la afirmación del PCCh de casi el 80 por ciento, y por debajo del requisito de umbral mínimo de la Organización Mundial de la Salud para que las vacunas sean efectivas en “más del 50 por ciento”.
De hecho, Sinovac no es la única vacuna problemática producida por las empresas farmacéuticas chinas. En marzo, Ernesto Bustamante, microbiólogo peruano y exdirector de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), reveló en un programa de televisión local los resultados de la fase III de los ensayos clínicos. La vacuna Covid-19 de Sinopharm fabricada en su campus de Wuhan registró una eficacia del 33 por ciento, mientras que la vacuna Covid-19 fabricada en su campus de Beijing, solo del 11.5 por ciento de efectividad,muy por debajo de la afirmación del PCCh de casi el 80 por ciento, y por debajo del umbral mínimo exigido por la Organización Mundial de la Salud para que las vacunas tengan una efectividad de «más del 50 por ciento».
Infecciones tras la vacunación
Varias personas que recibieron vacunas fabricadas en China siguen contrayendo COVID-19 después de la vacunación.
En Chile, el arzobispo Celestino Aos, de 76 años, y el obispo auxiliar Alberto Lorenzelli, de Santiago, dieron positivo al virus del PCCh tras recibir la segunda dosis de Sinovac el 11 de marzo, según informó la Iglesia Católica Romana chilena en un mensaje de Twitter el 10 de abril.
El primer ministro de Pakistán, Imran Khan, y el presidente Arif Alvi también fueron diagnosticados con COVID tras recibir la vacuna de Sinopharm.
La baja tasa de protección de las vacunas exportadas por el PCCh también fue «confirmada» indirectamente por los medios de comunicación chinos. Un total de 126 miembros del Cuerpo de Seguridad Presidencial (PSG) filipino dieron positivo al virus del PCCh, y 45 siguen enfermos, según informó China News el 7 de abril. El presidente filipino Rodrigo Duterte tuvo que posponer su discurso público semanal debido a esta situación inesperada.
Los 126 miembros del PSG recibieron la vacuna «de contrabando» de Sinopharm en septiembre de 2020. China News citó la venta ilegal en diciembre del año pasado para promocionar la popularidad de las vacunas COVID-19 fabricadas en China. Poco después del anuncio de Filipinas sobre las infecciones del Cuerpo de Seguridad Presidencial, China News retiró su informe.
El 18 de marzo, un médico responsable de las pruebas de COVID-19 en un hospital de Xi’an, provincia de Shaanxi, fue diagnosticado con COVID-19, aunque había recibido dos dosis de la vacuna fabricada en China.
Hasta la fecha, China ha desarrollado cinco tipos de vacunas contra el COVID-19. Debido a la falta de transparencia y a los resultados no publicados de los ensayos, ninguna de estas vacunas ha sido aprobada por la Organización Mundial de la Salud para su uso en casos de emergencia.
A medida que surgen más y más incidentes de infección después de la vacunación, el director del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, Gao Fu, admitió finalmente que las actuales vacunas fabricadas en China ofrecen una baja protección contra el virus del PCCh.
Gao hizo esta afirmación durante una presentación en una conferencia el 10 de abril. Mezclar diferentes tipos de vacunas es uno de los métodos que propuso para mejorar la eficacia.
Diplomacia china de vacunas puede tener graves consecuencias
El ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, afirmó el 3 de abril que China está suministrando actualmente vacunas COVID-19 a más de 80 países y 3 organizaciones internacionales. Según la empresa británica de inteligencia científica Airfinity, China había exportado 115 millones de dosis de vacunas a fines de marzo.
La propuesta de Gao de cambiar los protocolos de vacunación tendría un gran impacto en aquellos países y organizaciones internacionales que compraron las vacunas a China.
The Epoch Times informó anteriormente de que casi todos los países que optaron por utilizar Sinovac para la inoculación masiva, como Chile, Turquía, Brasil y Pakistán, han visto un drástico aumento de nuevos casos de COVID-19. En comparación, los países que administraron vacunas no fabricadas en China frenaron gradualmente la propagación del virus, como Israel y el Reino Unido.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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