Reporteros sin Fronteras (RSF) ha instado este lunes a Beijing a poner en libertad a una periodista china, gravemente enferma, encarcelada por sus reportajes sobre la pandemia de COVID-19.
Zhang, exabogada de 38 años, comenzó a reportar en Wuhan, epicentro del brote en China, a principios de febrero de 2020. El 28 de diciembre del año pasado fue condenada a cuatro años de cárcel por «buscar peleas y provocar problemas».
Su reportaje fue uno de los pocos que, desde los hospitales abarrotados y las calles vacías, ofrecieron una imagen del epicentro de la pandemia más grave que las afirmaciones del Partido Comunista Chino (PCCh).
En docenas de videos realizados con un celular y subidos a YouTube, Zhang detalló sus visitas y entrevistas en hospitales, centros de cuarentena y el Instituto de Virología de Wuhan, que desafiaron la retórica del régimen chino.
El 22 de noviembre, expertos en derechos humanos de las Naciones Unidas señalaron que la periodista apenas puede caminar o levantar la cabeza sin ayuda tras 17 meses de huelga de hambre, lo que le ha provocado una grave desnutrición, una úlcera gástrica, un avanzado edema en las extremidades inferiores y otras complicaciones de salud.
La exabogada convertida en periodista se negó a declararse culpable e inició una huelga de hambre en protesta por las acusaciones que pesaban sobre ella.
En un comunicado de prensa, el grupo de defensa del periodismo RSF pidió la liberación de Zhang, afirmando que «ahora se enfrenta a una muerte inminente».
«Zhang, de 38 años, está cerca de la muerte tras la huelga de hambre parcial que ha llevado a cabo para protestar por su inocencia», ha declarado RSF. «En noviembre, la última vez que se permitió a su familia visitarla, Zhang, cuya estatura es de 177 centímetros, pesaba menos de 40 kilogramos y no podía caminar correctamente ni siquiera levantar la cabeza sin ayuda».
El jefe de la Oficina de Asia Oriental de RSF, Cédric Alviani, emitió un comunicado en el que insta a la comunidad internacional a aumentar la presión sobre el régimen chino para que «conceda a Zhang Zhan la libertad condicional por motivos médicos y garantice su liberación antes de que sea demasiado tarde».
«Zhang Zhan arriesgó valientemente su vida reportando en Wuhan en un momento en el que se disponía de muy poca información sobre el modo de transmisión y la gravedad del Covid-19, y debería haber sido celebrada como una heroína en lugar de ser detenida», dijo Alviani.
La acusación a Zhang de «buscar peleas y provocar problemas» es utilizada a menudo por el PCCh para perseguir a los disidentes políticos.
El mes pasado, Estados Unidos pidió la liberación de Zhang, afirmando que Washington estaba profundamente preocupado por el deterioro de su salud.
«Según múltiples reportes que citan los comentarios de sus familiares, la señora Zhang está cerca de la muerte», dijo el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, a los periodistas durante una sesión informativa.
«Hemos expresado en repetidas ocasiones nuestra grave preocupación por la naturaleza arbitraria de su detención y su maltrato durante la misma», añadió. «Reiteramos nuestra petición a la República Popular China para su liberación inmediata e incondicional, y para que Beijing respete la libertad de prensa y el derecho de las personas a expresarse libremente».
La madre de Zhang, Zhang Ju, dijo que su hija ha dicho que no pondrá fin a su protesta hasta que su nombre sea limpiado por el tribunal.
«No creo que pueda aguantar mucho tiempo», escribió Zhang Ju el 30 de octubre. «Deseo que el mundo recuerde cómo es ella si no logra sobrevivir a este frío invierno que se avecina».
Con información de Rita Li.
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