Escuchó llorar a su bebé en la morgue: un caso de milagro y tragedia que estremeció a Argentina

Por Isabel Valencia - La Gran Época
01 de octubre de 2019 3:43 PM Actualizado: 22 de febrero de 2021 8:34 PM

En 2012, el llanto de una bebé desde el cajón de una helada morgue sacó a la luz un terrible caso de mala praxis, pero sobre todo dejó claro que los milagros sí existen.

A tan solo dos horas del nacimiento de la bebé de Analía, una mamá de Argentina, la enfermera se acercó con las manos vacías preguntándole si quería conocer la causa de la muerte de su nena. Analía entró en shock y lo que sucedió después estremeció al país y al mundo.

«Como a las 10 de la noche reaccioné y dije que quería ir a la morgue a despedirme de mi hija», recordó la joven mamá.

Analía cursaba el sexto mes de embarazo cuando diagnosticaron una complicación llamada «placenta previa oclusiva total» y le indicaron que la bebé tenía que nacer por cesárea. Sin embargo, la niña nació 4 días después en un traumático parto natural.

En una entrevista para Infobae, Analía Boutet habló luego de siete años de aquel fatídico día. «Hicieron todo mal desde el principio», sentencia la mamá. «Me hicieron tacto varias veces, por más que yo les decía que miraran mi historia clínica y no lo hacían. En uno de los tactos siento que me rompen la bolsa. Le avisé a la doctora y me contestó que estaba equivocada, que me había hecho pis. ¿Cómo iba a estar equivocada? Yo sabía lo que era romper bolsa, si ya tenía cuatro hijos», relata Analía. «Yo tenía un cansancio terrible, vomitaba algo verde, quería ayudar a nacer a mi hija pero me era imposible».

Luego de asimilar la noticia de la inexplicable muerte de su hija, Analía caminó lentamente por los pasillos del hospital, acompañada por su entonces marido, su hermano y su cuñada. «Sacaron el cajoncito de una cámara de refrigeración y lo pusieron sobre la mesada. Nadie quería ver, me pedían que no la viera para que no me quedara con esa imagen, pero yo quería despedirme», relató.

Cuando llegó a la caja de madera, tuvieron que abrirla por la fuerza. «Cuando logró abrirla dio un paso para atrás, todos se alejaron. Luz estaba tapada con una tela vegetal, yo la fui corriendo como en cámara lenta. Primero le vi la manito miniatura y se la agarré. Después vi que tenía el cuerpito morado y se le había formado escarcha. Cuando le destapé la cara, me estaba mirando. Tenía los ojos brillantes y lloró, una especie de llanto de gatito».

Analía pensó que había enloquecido, pero todo estaba pasando de verdad y ante los ojos de todos. «Pensé que me había vuelto loca. Volví a acercarme y Luz se estaba desperezando. Empecé a gritarle a la señora de la morgue ‘¿¡por qué se mueve?’, ¿¡por qué se mueve!? Y cuando todos se acercaron, Luz empezó a llorar. Caí arrodillada al piso, como rendida, no lo podía creer».

Su hermano que era el único que pudo reaccionar ante tal espanto, la cogió como pudo, sintiendo que llevaba una botella congelada contra su pecho y la llevó a recibir atención médica cuanto antes. «Él decía que fue como llevar una botella de hielo pegada al pecho. Luz lloraba y, cada vez que dejaba de llorar, él le repetía, ‘vas a vivir bebé, vas a vivir, tranquila que vas a vivir'».

En el hospital trataron de explicar lo inexplicable y la internaron en cuidados intensivos con respirador. Ese día la bebita sería nombrada como Luz Milagros. Quisieron darle en el hospital una partida de nacimiento con datos falsos que los padres se negaron aceptar. Sin embargo, ocho días después Luz tendría su primer paro cardíaco del que se recuperaría satisfactoriamente.

Imagen ilustrativa (Luis Sanchez en Pixabay)

«Por todo lo que había pasado, me llamaron para que viera cómo la reanimaban. Imagínate tener que ver eso», sigue. Para ese entonces, «ya había enfermeras que me tenían bronca, porque habían quedado todos expuestos y a algunos los habían cambiado de sector. Pasé de ser la víctima a la mala de la película».

Luego de eso, la tía de Analía hizo publica la historia en los medios locales, lo que hizo que en poco tiempo la historia fuera conocida en toda Argentina. Después que Luz sobreviviera a otro paro cardíaco la llevaron al Hospital Italiano, en Buenos Aires.

«Nos dijeron que solo le funcionaba el 10% del cerebro y que una junta médica había determinado que iban a darle cuidados paliativos para no agredirla más», sigue su mamá. Sin embargo, cuando le hablaron de «una muerte digna» ella siendo evangélica se rehusó por completo.

«Yo vivía el día a día con ella, no pensaba qué secuelas iba a tener. La veía crecer, ponerse más linda, gordita. Había dejado de tener infecciones». Entonces en el hospital le pusieron un botón gástrico para que se alimentara y le hicieron una traquetomía para que pudiera respirar.

Las cosas se le complicaban para Analía, el padre de sus hijos con el que llevaba 12 años, se fue un mes después de llegar la nena a la casa. «La gente de Buenos Aires nos mandaba ropa, las cánulas de la traqueotomía que acá decían que no se conseguían. Acá en Chaco no, la gente repetía ‘¿qué la vamos a ayudar si el gobierno le da plata?’. Del gobierno me daban 2000 pesos por mes y me pedían que fuera y les presentara tickets de compra. Me han pedido que fuera en pleno diciembre con el calor terrible que hace en esta provincia, he ido con mi hija creyendo que nos iban a dar algo y era solo para que el gobernador se sacara una foto con Luz. Después, chau», sentenció Analía.

Analía trató de reunir USD$ 60.000 para llevarla a China a hacerle un tratamiento con células madre, pero cuando viajó con la nena de ya 1 año de edad a Buenos Aires para para hacer los tramites del viaje, la nena se complicó debido a una infección generalizada y fue llevada a un hospital de Rosario.

«Yo presentí que esta vez no iba a salir adelante. Me dijeron ‘Luz se está apagando de a poco’. Fui a verla y le dije ‘bueno mamita, si vos querés seguir mamá está acá, si ya estás cansada y te querés ir, andá tranquila’. Después que le dije eso, la máquina hizo piiiiiiii, como en las películas».

Imagen ilustrativa (fancycrave1 en Pixabay)

De este modo, Luz Milagros murió el 23 de junio de 2013. «La vestí y salí con ella en brazos hacia la morgue. Se me tiraron encima, como que estaba loca por lo que estaba haciendo. Pero para mí ya nada era una locura. La tuve en brazos todo el velorio, mi cabeza decía: ‘¿Y si a lo mejor se despierta otra vez?'».

Luego de toda esta travesía, los padres de Luz presentaron una demanda civil por daños y perjuicios y daño moral por mala praxis «contra el Estado provincial del Chaco y las dos médicas que intervinieron», según explicó a Infobae el abogado de la familia, José Victorino Acuña, donde estaban exigiendo USD$ 264.000 aproximadamente, sin embargo, todavía no se ha dictado sentencia.

«Mi vida nunca volvió a ser la misma», se despide Analía. «Sé que Luz vino a cumplir una misión. Y que, dentro de todo lo feo, siempre hay un milagro. Una vez, un chico me contó que había estado tan mal que había pensando en terminar con su vida. Pero cuando vio cuánto había luchado mi hija para vivir, dijo ‘¿cómo no voy a poder yo?’. No se qué habrá sido de la vida de ese chico, pero eso me consuela».

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