Siete puestos de información al borde de la calle que no están a favor de Beijing han sido vandalizados en Hong Kong, atacados con cuchillos y pintura en aerosol, en un período de poco más de 24 horas; se cree que los vándalos están vinculados al régimen chino.
«El objetivo es claro, y la acción es rápida», dijo un informante.
A partir de las 11 de la mañana del viernes, cuatro responsables con mascarillas destrozaron los puestos de información de Falun Gong en los distritos hongkoneses de Mong Kok, Hung Hom y Wan Chai, arrancando pancartas, apuñalando y empujando los tablones expuestos, y huyendo del lugar en cuestión de minutos y sin decir nada, según muestra un video de YouTube grabado por un transeúnte.
Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, es una práctica espiritual que incluye ejercicios de meditación y enseñanzas morales, y que tuvo entre 70 y 100 millones de practicantes en China en la década de 1990.
Al sentirse amenazado por su creciente popularidad, el régimen chino lanzó una brutal persecución contra esta práctica el 20 de julio de 1999. Millones de personas han sido detenidas en prisiones, campos de trabajo y otras instalaciones, con informes a gran escala sobre la tortura durante su detención, según el Centro de Información de Falun Dafa.
Aunque Beijing afirma que Falun Gong es ilegal, la práctica espiritual no ha infringido ninguna ley en China. Los practicantes de Falun Gong han pedido el fin de la persecución y han denunciado los crímenes del Partido Comunista Chino (PCCh) en todo el mundo, incluido Hong Kong, durante las últimas dos décadas.
Sin embargo, los practicantes locales de Falun Gong en Hong Kong han tenido más dificultades para expresar libremente sus creencias en el último mes.
El 2 de abril, un puesto de información al borde de la calle de Falun Gong situado en la calle Argyle, en el distrito de Mong Kok, sufrió pérdidas con valor de unos 21,000 dólares hongkoneses (2700 dólares), ya que se estropearon 4 pancartas, 2 astas de bandera y 14 tablones de anuncios, según un practicante de Falun Gong, que intentó en vano detener a los vándalos.
El 3 de abril, otros tres puestos en el distrito de Mong Kok y en el de Wong Tai Sin fueron saboteadas por otro grupo de seis personas entre las 11 de la mañana y la 1 de la tarde.
La policía fue llamada a las escenas y prometieron una fuerte presencia de patrullas.
Una orden del Partido Comunista
Sarah Liang, presidenta de la Asociación Falun Dafa de Hong Kong, condenó el ataque a los puestos de Falun Gong, por ajustarse al estado de derecho en Hong Kong.
Liang dijo a The Epoch Times que el sabotaje está vinculado al PCCh, y lo considera una señal de que el régimen «está llegando al final de su cuerda».
Desde el 6 de marzo, varios carteles abandonados que calumniaban a Falun Gong y a su fundador, aparecen en la calle en Mong Kok, Tsim Sha Tsui, Causeway Bay y Wan Chai, donde está instalado un puesto de información sobre Falun Gong.
Los carteles estaban escritos en caracteres chinos simplificados, redactados de forma similar a como se ha escrito la propaganda del PCCh en China continental, según Liang.
El 25 de marzo, una mujer que observaba los carteles de propaganda dijo a The Epoch Times que el «Partido Comunista de Shenzhen» había dado la orden de difamar a Falun Gong y le había pedido que enviara grabaciones de video a China continental todos los días. Sin embargo, ella negó haber recibido dinero del partido.
El 20 de diciembre de 2020, un hombre robó materiales impresos de un importante puesto de información en Tsim Sha Tsui y arrojó los tablones de anuncios al puerto cercano.
El año pasado, en vísperas del 1 de julio, entró en vigor en Hong Kong una nueva ley de seguridad nacional impulsada por el PCCh. Las libertades públicas en el territorio se han visto gravemente socavadas, lo que ha provocado la detención o el silenciamiento de un magnate de los medios de comunicación, de líderes prodemocracia y de manifestantes estudiantiles.
Liang cree que los puestos de información sobre la persecución de Falun Gong han sido una señal positiva para la ciudad. «Aportan a los hongkoneses esperanza para el futuro», dijo.
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