¿Humanos hace 3,6 millones de años? Huellas de pisadas en cenizas volcánicas lo están confirmando

Por Anastasia Gubin
11 de octubre de 2019 11:32 AM Actualizado: 15 de octubre de 2019 5:19 PM

Pisadas de habitantes de hace 3,6 millones de años preservadas en las cenizas volcánicas de Laetoli, Tanzania, al sur de África, sorprendieron al mundo. Estas huellas serían las más antiguas oficialmente descubiertas hasta la fecha.

Después de 38 años de debate y análisis, un equipo de la Universidad de Bownemouth las digitalizó y concluyó que no había mayor diferencia entre la caminata del hombre del pasado remoto y la de hoy.

“La pista es sorprendentemente similar a una caminata moderna”, confirmaron los investigadores al referirse a una de las tres pistas más visibles de los antiguos caminantes

“La función biomecánica del pie es esencialmente moderna”, concluyeron en otra de las pistas. El estudio fue publicado en la sección Scientific Report de Springer Nature.

Comparación de exploraciones tridimensionales de huellas experimentales con las del yacimiento de Laetoli. Las curvas representan una separación de 1 mm. (Raichlen DA, Gordon AD, Harcourt-Smith WEH, Foster AD, Haas WR Jr/CC BY 2.5/Creative Commons)

Las huellas de Laetoli son las más antiguas reconocidas por los científicos, sin embargo existe otra pisada descubierta sobre un trilobite, una especie que vivió hace 500 millones de años atrás, descubierta por William J. Meister en una expedición de fósiles en 1968 en Antilope Spring, Utah, Estados Unidos.

Esta huella ha tenido gran oposición de algunos expertos, como revela Ernest Conrad del Centro Nacional de Ciencias de la Educación, de EE.UU. Su existencia simplemente destruye la teoría de la evolución del hombre. Seres humanos como hoy caminado normalmente erguidos hace 500 millones o 3,6 millones de años, da mucho que pensar.

Meister reveló la espectacular huella del ser humano caminando con sandalias en una zona donde posiblemente hay más pisadas, como señala Footprintstone. Los investigadores que han realizado previos análisis, relatan que recibieron muestras de otras posibles pisadas de los alrededores, sin la marca de un trilobite. Algunos proponen que podrían ser marcas geológicas naturales similares a las existentes en la zona, pero no hay un estudio detallado, como el presentado por la Universidad de Bownemouth de Laetoli.

Réplica de las huellas de homínido encontradas en Laetoli. Museo Nacional de Ciencia de Japón (Tokio). (Momotarou2012/CC BY-SA 3.0/CreativeCommons)

El hombre de Laetoli puede ser un sobreviviente de seres humanos que poblaron la Tierra millones de años atrás. Nuestro planeta sufrió grandes cataclismos en épocas remotas. Este antepasado vivió el final del período Terciario, después de unos 60 millones de años en que la Tierra tardó en pasar de un clima muy cálido con selvas tropicales en los polos, a uno muy frío, que terminó por helar la Antártida. Tiempo en que los continentes, después de desplazarse, alcanzaron las posiciones que ocupan en la actualidad. Es posible que por esta razón tanto los restos óseos humanos como sus huellas son difíciles de encontrar.

Hace 3,6 millones de años, era además el Plioceno, en medio de un cambio de etapa marcado con algunas importantes extinciones. El calentamiento global causado por el hombre de hoy permite reflexionar si estaríamos repitiendo o no, una historia de desastres climáticos.

Los autores, el profesor Matthew Bennett y el Dr. Marcin Budka, de la Universidad de Bownemouth, realizaron en 2015 un nuevo software para evaluar las huellas de Laetoli, cerca de 70 de ellas, y revelaron tres caminantes diferentes muy evidentes, responsables de ellas, y un cuarto rastro no previsto, menos visible.

Modelos Australopithecus afarensis del Museo de Historia Natural de la Universidad de Pisa. Federigo Federighi/CC BY-SA 4.0/Creative Commons)

Las pisadas hechas sobre cenizas volcánicas húmedas se extienden a lo largo de 27 metros. “Cuando el cercano volcán entró en erupción de nuevo, capas posteriores de ceniza cubrieron y conservaron las huellas más antiguas conocidas de los primeros seres humanos”, señala un reporte del Museo Nacional de Historia natural Smithsonian.

La paleontóloga Mary Leakey halló pisadas de animales en la misma región en 1976 y, más tarde, trabajando con Paul Abell, descubrieron las huellas humanas. “Las huellas revelan mucho acerca de las personas que las hicieron; su masa corporal, la altura y la velocidad de la marcha. Contienen información acerca de la forma en que nuestros antepasados se movían», explicó el profesor Bennett.

Junto al Dr. Budka, al medir la extensión de parte del pie y la separación entre las pisadas, concluyeron que uno de los caminantes tendría unos 130 centímetros de estatura, y el otro unos 153 centímetros. Algo ligeramente superior a lo reportado en estudios previos.

Comparación de las huellas de: Izquierda: Australopithecus afarensis (3,6 Ma) Centro: Homo erectus (1,5 Ma) Derecha: Homo sapiens (actual). (Gustavocarras/Wikimedia Commons)

Los tres caminantes muestran huellas de pie algo diferentes. Según los autores, esto pudo ser causado por la presión sobre terrenos diferentes, y no necesariamente especies diferentes como podrían suponer algunos. De hecho en algunas zonas se nota que las pisadas de un mismo caminante son más profundas que otras. Además, las diferencias, advirtieron, podrían explicarse por las variaciones individuales en la anatomía del pie, su tamaño y sexo.

Uno de ellos puede ser que tenía un talón más pronunciado y ovalado que otro con forma redonda. También el grado de abducción del dedo gordo era algo diferente entre ellos, así como la profundidad lateral media, y la profundidad de la parte delantera.

El Dr Marcin Budka, dice que «las pistas en Laetoli, muestran una línea de huellas de nuestros primeros ancestros, conservadas en la ceniza volcánica. Ellas proporcionan una visión fascinante de cómo los primeros humanos caminaron. Las técnicas modernas que hemos venido desarrollando para usarlas en escenas de crímenes actuales también pueden revelar pistas nuevas acerca de estos sitios antiguos».

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