Los habitantes de Crasné, un pueblo ucraniano situado a unos 50 kilómetros de Leópolis, se han despertado en la mañana de hoy, segundo día de Pascua, sobresaltados por el estruendo de un misil que ha impactado a unos metros de su estación de trenes, clave en las conexiones entre el oeste y el este y el sur del país.
El misil ha caído sobre las ocho de la mañana, apenas media hora después de que las alarmas antiaéreas se activasen en toda la región de Leópolis. Ha destruido el depósito eléctrico que abastece la estación. En el pueblo se han quedado sin luz y los trenes han acumulado retrasos.
No ha habido heridos, pero sí un caos circulatorio y retrasos en los trenes a la capital, Nipro y otras ciudades del país, porque Crasné se ubica en uno de los núcleos de comunicaciones más importantes del oeste de Ucrania: es el punto de paso hacia Kiev y Chernóbil, y por sus vías circulan diariamente vagones con ayuda humanitaria.
Al menos trece trenes de pasajeros han sufrido largos retrasos y el sistema eléctrico de la estación ha dejado de funcionar. La columna de humo que ha dejado el misil podía verse desde una veintena de kilómetros a la redonda.
Hasta el lugar, según ha podido comprobar Efe, se han desplazado varias unidades de bomberos, ambulancias y policías que impedían el acceso a los alrededores por razones de seguridad.
El misil ha caído a unos pocos metros de donde trabaja Lubou Alexandrina, una mujer de unos 60 años que es vigilante en la empresa de almacenamiento de grano que está junto al generador de electricidad.
Antes de que cayese, Lubou ha escuchado cómo algo la sobrevolaba, y también, según dice, cómo las fuerzas ucranianas destruían uno de los misiles. Justo después se ha producido el gran estruendo.
“Atacan aquí porque no quieren que llegue la ayuda. Jamás pensé que los rusos serían capaces de hacernos algo así, de llegar a este punto”, dice Lubou Alexandrina, que relata a Efe de forma atropellada cómo se le acercaban los proyectiles. Según el Gobierno ucraniano, se han lanzado dos, pero ella asegura haber visto seis, que venían de dos direcciones distintas.
También Natalha Ruda estaba ya en su puesto de trabajo como responsable de la estación de Crasné cuando el misil explosionó. Allí es responsable de las comunicaciones.
No era la primera vez que Natalha escuchaba un misil, pero jamás pensó que uno le explotaría tan cerca. Al verlo, ha llamado al servicio policial ucraniano y al de emergencias, y ha corrido al refugio, donde ha permanecido durante dos horas.
En el centro de generación de electricidad había una vigilante de seguridad, a quien su marido ha avisado de que se pusiera a salvo en cuanto ha escuchado el primer misil. Ha logrado abandonar el sitio antes del ataque, según relata Lubou Alexandrina.
“No puedo describir con palabras lo que he sentido. He estado aterrada”, explica a Efe por su parte Natalha. Cuando ha salido del refugio ha visto que no había electricidad, aunque ha seguido trabajando e intentando reactivar la estación, que, según ha explicado, no ha dejado de funcionar.
Durante la mañana de hoy los vecinos de la zona han asegurado escuchar varios de estos misiles, por lo que las administraciones les han pedido permanecer en los refugios hasta el fin de la alarma.
Este lunes es un día festivo en la mayoría de Ucrania, pues ayer tuvo lugar una de las principales celebraciones en el calendario ortodoxo y el greco-católico: la Pascua, un día en el que las familias van a la iglesia y se reúnen para comer los alimentos que han sido bendecidos.
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