El Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad (NCSC) lanzó una campaña de divulgación el 22 de octubre para advertir e instruir a las organizaciones estadounidenses, involucradas en tecnologías críticas y emergentes, sobre los peligros que representan las operaciones de contrainteligencia de estados extranjeros.
«En los últimos meses, el NCSC ha comenzado a colaborar con varias entidades de estos sectores para proporcionar información sobre las amenazas de los estados-nación a sus organizaciones y sobre las formas de mitigar los riesgos», dijo Dean Boyd, jefe de comunicaciones del NCSC, en un correo electrónico a The Epoch Times.
“Planeamos intensificar nuestros compromisos y ampliar nuestro alcance en el futuro. Nuestro objetivo es llegar a la audiencia más amplia posible”.
El NCSC advirtió que China y Rusia, en particular, estaban buscando robar o cooptar tecnologías estadounidenses para sus propios fines. La agencia advirtió que podrían reemplazar a Estados Unidos en campos clave dentro de la próxima década.
“El dominio tecnológico estadounidense está amenazado por competidores estratégicos como la RPC [República Popular China], que tiene el poder, el talento y la ambición para superar potencialmente a EE.UU. como líder mundial en inteligencia artificial para la próxima década si las tendencias actuales no cambian”, dijo una hoja informativa del NCSC publicada para promover la campaña.
La advertencia del NCSC hace eco de los sentimientos expresados recientemente por el exdirector de software de la Fuerza Aérea, Nicolas Chaillan, quien renunció a su cargo y afirmó que Estados Unidos perdería una guerra futura con China si no trabajaba para asegurar y mejorar de inmediato sus capacidades cibernéticas.
Boyd subrayó la gravedad de la situación al señalar que el NCSC tenía conocimiento de múltiples casos en los que la tecnología estadounidense fue cooptada y utilizada por el régimen chino.
«Hay varios ejemplos en los que la tecnología, los datos, el talento y el capital intelectual de estos sectores tecnológicos emergentes de EE.UU. han sido adquiridos por el gobierno de la República Popular China, los cuales se han utilizado para cumplir con los objetivos nacionales y geopolíticos de la República Popular China», dijo.
La hoja informativa, titulada “Protección a las tecnologías críticas y emergentes de EE.UU. de amenazas extranjeras”, decía que China y Rusia estaban aprovechando medios legales, cuasi legales e ilegales para suplantar el dominio de EE.UU. en cinco sectores clave.
Esos sectores son: Inteligencia artificial, sistemas autónomos, bioeconomía, semiconductores y cuántica.
With US leadership in emerging #tech sectors facing growing challenges, @NCSCgov today announced it is focusing its industry outreach efforts on several key tech sectors where the stakes are potentially greatest for US economic & national security. See: https://t.co/f4M70Och3M pic.twitter.com/2LDYRKaZtx
— NCSC (@NCSCgov) October 22, 2021
Advirtió que la capacidad de las empresas estadounidenses y de las organizaciones de investigación para proteger eficazmente sus productos y propiedad intelectual jugaría un papel primordial en si Estados Unidos continuaba manteniendo una ventaja tecnológica sobre sus competidores y adversarios.
“Estos sectores producen tecnologías que pueden determinar si Estados Unidos sigue siendo la superpotencia líder del mundo o si es eclipsado por competidores estratégicos en los próximos años”, dice la hoja informativa.
El NCSC, que es parte de la Oficina del director de Inteligencia Nacional, enfatizó que no está instando a las empresas a «desacoplarse» de China por completo, sino que busca involucrar a las organizaciones estadounidenses para proteger mejor las tecnologías críticas y emergentes.
Un número cada vez mayor de expertos en seguridad ha recomendado que Estados Unidos detenga y prohíba todas las transferencias de inteligencia artificial y de otras tecnologías a China.
Esto se debe a que las leyes de seguridad nacional chinas requieren que las empresas que realizan negocios en China compartan información con el gobierno, con el ejército y con las agencias de inteligencia, dicen los expertos. Estas leyes también se extienden a los ciudadanos chinos en el extranjero, como los inversionistas chinos que dan dinero a empresas emergentes estadounidenses y así obtienen acceso a la propiedad intelectual asociada con sus inversiones. Estas empresas podrían verse obligadas por el régimen chino a divulgar esa información.
Boyd dijo que algunas de las organizaciones contactadas como parte de la campaña ya realizan negocios en China continental, mientras que otras no.
También señaló que algunas empresas tenían un conocimiento firme de las cuestiones de seguridad relacionadas a China, mientras que otras desconocían por completo sus leyes de inteligencia y seguridad nacional.
La hoja informativa del NCSC señalaba estas leyes y advertía que eran un factor clave para que China siguiera desafiando el dominio de Estados Unidos.
“La República Popular China se ubica como el principal competidor estratégico de Estados Unidos porque tiene una estrategia integral y recursos suficientes para adquirir y usar tecnología para avanzar en sus objetivos nacionales, incluida la transferencia de tecnología y la recopilación de inteligencia a través de su Política de fusión civil-militar y una Ley de inteligencia que exige que todas las entidades chinas compartan tecnología e información con sus servicios militares, de inteligencia y de seguridad”.
En definitiva, la campaña del NCSC está en consonancia con la Estrategia Nacional de Contrainteligencia 2020-2022, que pide que se tengan en cuenta las infraestructuras críticas, las cadenas de suministro, la economía y las operaciones cibernéticas junto con las capacidades tradicionales de contrainteligencia.
Como tal, el NCSC alienta a las empresas y organizaciones de investigación con sede en EE.UU., que trabajan en los sectores tecnológicos clave, a priorizar las mejores prácticas de seguridad, buscar mitigar las amenazas internas y mantener conexiones con el gobierno de EE.UU. respecto a las amenazas continuas y emergentes.
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