Estados Unidos corre el riesgo de ceder su papel de líder en el escenario mundial a China a menos que el gobierno y la comunidad de inteligencia de EE. UU. reorienten su enfoque y sus recursos, durante mucho tiempo equivocados, para abordar la profunda, aunque poco comprendida, amenaza que representa Beijing, advirtió el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes en un nuevo informe.
«En ausencia de un reajuste significativo de los recursos, el gobierno de EE. UU. no logrará los resultados necesarios para permitir la competencia continua de EE.UU. con China en el escenario mundial», afirmó el comité, encabezado por el representante Adam Schiff (D-Calif.), en el informe.
El informe del miércoles, basado en cientos de horas de entrevistas con funcionarios de inteligencia y miles de valoraciones analíticas, encontró que el enfoque de larga data de la comunidad de inteligencia de EE. UU. en el contraterrorismo y los problemas regionales en Medio Oriente después del 11 de septiembre había hecho que otras funciones de inteligencia se «atrofiaran» ante el «desafío estratégico único y creciente» del régimen comunista chino para la seguridad nacional de Estados Unidos.
«Mientras Estados Unidos estaba ocupado interesado por Al Qaeda, ISIS y sus socios, filiales y seguidores, el dominio indiscutido de Washington sobre el sistema mundial se escabulló», señaló el informe, y añadió que China ha «utilizado las dos últimas décadas para transformarse en una nación potencialmente capaz de reemplazar a Estados Unidos como primera potencia del mundo».
El resumen del informe, de 37 páginas y parcialmente sin desclasificar, indica que las agencias de inteligencia no han puesto suficiente énfasis y atención en las «blandas» amenazas a largo plazo de China, incluyendo las enfermedades contagiosas y el cambio climático, y sus posibles efectos tanto devastadores como desestabilizadores en la vidas de los estadounidenses.
La pandemia mundial del virus del PCCh, según el informe, expuso la falta de comprensión por parte de Washington del sistema de toma de decisiones de China, especialmente las dinámicas internas dentro de los liderazgos centrales y provinciales del PCCh. En cambio, Beijing ha invertido esfuerzos constantes en formar vínculos con los órganos de decisión a nivel estatal y municipal de Estados Unidos, desarrollando un panorama completo de las dinámicas subnacionales del país.
«Hay mucho en juego», decía el informe. «Si la CI no describe y contextualiza con precisión la intención de Beijing, los dirigentes estadounidenses no comprenderán los factores que motivan la toma de decisiones en China». Si los responsables políticos no entienden cómo y por qué Beijing toma decisiones, tendrán dificultades para elaborar políticas que den lugar a resultados favorables para los intereses de Estados Unidos y la seguridad mundial en general».
El informe no culpó explícitamente a la comunidad de inteligencia ni a la administración de Trump por las deficiencias que describió, en su lugar señaló que Estados Unidos, durante los años posteriores al 11 de septiembre, ha actuando lentamente en la transición de la lucha contra el terrorismo hacia abordar las amenazas de China.
«Después del 11-S, nos reorientamos hacia una misión de proteger la patria y tuvimos mucho éxito. Pero después de dos décadas, la capacidad de la CI para abordar objetivos difíciles como China ha disminuido», dijo Schiff en un comunicado de prensa. «En ausencia de una significativa e inmediata reorganización de prioridades y reajuste de recursos, estaremos mal preparados para competir con China —diplomáticamente, económicamente y militarmente— en el escenario mundial durante las décadas venideras».
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