Las autoridades sanitarias libanesas declararon el 23 de septiembre que 274 personas habían muerto en los ataques aéreos israelíes contra el sur del país, mientras las FDI anunciaban que habían atacado unos 800 objetivos de Hezbolá.
Más de 1000 personas resultaron heridas en los ataques y miles han huido. La principal autopista que sale de la ciudad portuaria meridional de Sidón estaba atascada de coches que se dirigen a Beirut.
El primer ministro provisional del Líbano, Najib Mikati, calificó hoy el bombardeo de «genocidio en todos los sentidos de la palabra» en una reunión del gabinete.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha dicho que la nación se enfrenta a «días complicados» y ha pedido a los ciudadanos que permanezcan unidos mientras continúa la campaña.
«Prometí que cambiaríamos el equilibrio de seguridad, el equilibrio de poder en el norte, y eso es exactamente lo que estamos haciendo», dijo en un mensaje tras una evaluación de la situación en el cuartel general militar de Tel Aviv.
Anteriormente, las FDI habían instado a los residentes del sur del Líbano, fronterizo con el norte de Israel, a evacuar las viviendas y otros edificios en los que Hezbolá almacena armas, mientras el Estado judío afirmaba estar llevando a cabo «amplios ataques» contra el grupo terrorista.
Anteriormente, Israel había instado a los residentes del sur del Líbano a evacuar las casas y otros edificios donde Hezbolá almacena armas, mientras el Estado judío afirmaba que estaba llevando a cabo «amplios ataques» contra el grupo terrorista.
Hezbolá atacó el norte de Israel con unos 150 cohetes, misiles y aviones no tripulados en represalia por los ataques en los que murieron un alto comandante y decenas de combatientes.
La escalada delos enfrentamientos ha aumentado el temor a una guerra total, mientras Israel prosigue su lucha contra Hamás en la Franja de Gaza e intenta rescatar a los rehenes restantes tomados en el ataque del 7 de octubre de 2023.
Hezbolá prometió continuar sus ataques en solidaridad con Hamás, otro grupo respaldado por Irán, mientras que Israel afirma estar decidido a devolver la calma a la frontera.
Un oficial militar israelí dijo que la nación está centrada en operaciones aéreas y no tiene planes inmediatos para una operación terrestre.
El funcionario, que habló de forma anónima en cumplimiento de las normas, dijo que los ataques tienen como objetivo frenar la capacidad de Hezbolá para lanzar más ataques contra Israel.
Los medios de comunicación en Líbano informaron que los residentes habían recibido mensajes de texto instándolos a huir de cualquier edificio donde Hezbolá almacene armas hasta nuevo aviso.
«Si se encuentra en un edificio que alberga armas para Hezbolá, aléjese del pueblo hasta nuevo aviso», decía el mensaje en árabe, según los reportes.
No estaba claro de inmediato cuántas personas se verían afectadas por las órdenes israelíes. Las comunidades a ambos lados de la frontera ya se han vaciado en gran medida gracias a los intercambios de disparos casi diarios.
Israel ha acusado a Hezbolá de convertir comunidades enteras del sur del Líbano en bases militantes, con lanzacohetes ocultos y otras infraestructuras.
Esta acusación podría precipitar una campaña de bombardeos especialmente intensa, incluso si no intervienen fuerzas terrestres.
Israel dijo que había atacado más de 150 emplazamientos terroristas la mañana del lunes y los residentes de diferentes pueblos del sur de Líbano publicaron fotos en las redes sociales de ataques aéreos y grandes columnas de humo.
La Agencia Nacional de Noticias libanesa también informó de ataques aéreos en distintas zonas.
El 20 de septiembre, un ataque aéreo israelí contra un suburbio de Beirut mató a un alto mando militar de Hezbolá y a más de una docena de combatientes. También murieron decenas de civiles, entre ellos mujeres y niños.
La semana pasada, miles de dispositivos de comunicación, incluidos bípers y walkie-talkies, utilizados principalmente por miembros de Hezbolá, explotaron en diferentes partes de Líbano, matando a 39 personas e hiriendo a casi 3000.
Líbano culpo a Israel de los ataques, pero Israel no ha confirmado ni desmentido su implicación.
Hezbolá comenzó a lanzar cohetes contra Israel un día después del atentado del 7 de octubre, en lo que dijo que era un intento de inmovilizar a las fuerzas israelíes para que ayudaran a los combatientes palestinos de Gaza.
Israel respondió con ataques aéreos y el conflicto no ha dejado de intensificarse en el último año.
Cientos de personas en Líbano y docenas en Israel han muerto a causa de la violencia, que también ha provocado el desplazamiento de decenas de miles de personas a ambos lados de la frontera.
Israel ha prometido hacer retroceder a Hezbolá de la frontera para que los ciudadanos israelíes puedan regresar a sus hogares.
Israel afirma que prefiere hacerlo por la vía diplomática, pero está dispuesto a emplear la fuerza.
Hezbolá ha dicho que mantendrá sus ataques hasta que haya un alto el fuego en Gaza.
En otra señal de escalada, la Resistencia Islámica en Irak (ISI), respaldada por Irán, se reivindicó el 22 de septiembre el lanzamiento de misiles de crucero y aviones no tripulados contra Israel durante la noche, en coordinación con Hezbolá.
En un comunicado, la ISI dijo que había lanzado un ataque con aviones no tripulados dirigido contra una base militar israelí en el valle del Jordán.
El 22 de septiembre, las Fuerzas de Defensa de Israel dijeron que un avión no tripulado que entraba en el espacio aéreo israelí desde el este fue derribado por la Fuerza Aérea israelí sobre el sur de los Altos del Golán. Las sirenas de la zona se activaron para advertir de la posible caída de metralla, pero no se registraron heridos ni daños.
Con información de The Associated Press.
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