Italia se retira de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, asestando un duro golpe al ambicioso proyecto del régimen comunista.
Italia era el único miembro del G7, el grupo de las 7 principales potencias económicas que se había unido al proyecto de un billón de dólares, que el líder chino Xi Jinping lanzó hace una década para expandir la influencia geopolítica del régimen a través de la inversión en infraestructuras.
La primera ministra, Giorgia Meloni, confirmó el jueves 7 de noviembre, la salida del proyecto chino.
«Creo que deberíamos (…) mejorar nuestra cooperación con China en materia de comercio y economía», dijo Meloni a los periodistas en sus primeros comentarios públicos sobre el tema desde que se informó de que Roma se estaba comunicando con Beijing sobre la decisión, según Reuters.
«La herramienta de (La Franja y la Ruta…) no ha dado los resultados que se esperaban», añadió la Sra. Meloni.
El memorando de entendimiento de la Iniciativa de La Franja y la Ruta (BRI por sus siglas en Inglés) entre Roma y Beijing era válido hasta marzo de 2024. Italia tenía que decidir antes de finales de este año si optaba por poner fin al acuerdo. De lo contrario, el acuerdo se renovaría automáticamente por otros cinco años.
El miércoles surgió la información de que el gobierno de Meloni había informado a las autoridades chinas que se retiraría oficialmente del pacto.
Según el medio local Corriere della Sera, a principios de este mes se entregó una notificación formal a la embajada china en Italia sin un anuncio oficial.
En la sesión informativa del jueves, cuando se le preguntó sobre la salida formal de Roma del proyecto BRI, el ministerio de Relaciones Exteriores de China no lo negó ni lo confirmó, pero dijo que el proyecto tiene «un enorme atractivo e influencia global».
Sin nombrar a Italia, el portavoz del ministerio, Wang Wenbin, dijo a los periodistas que el régimen chino «se opone firmemente a los intentos de difamar y sabotear la cooperación de La Franja y la Ruta o avivar la confrontación y división del bloque».
«Gran error»
El líder chino, Xi Jinping, lanzó la BRI poco después de asumir el poder a finales del año 2012. Desde entonces, el régimen ha distribuido más de 1 billón de dólares en préstamos y otros fondos para la construcción de ferrocarriles, puertos, plantas de energía y otras infraestructuras vitales en todo el sudeste asiático, África y Europa. La mayoría de estos préstamos se otorgaron a países de ingresos bajos y medianos.
En 2019, el entonces primer ministro italiano, Giuseppe Conte, firmó el memorando de la BRI cuando Xi visitó Roma, a pesar de la oposición de Washington y Bruselas. El acuerdo incluso recibió críticas del propio gobierno de coalición de Conte, ya que a los funcionarios les preocupaba que la inversión china pueda ser un «caballo de Troya» para socavar la economía del país.
El Sr. Conte esperaba que la participación en el proyecto BRI aumentaría el comercio con China e impulsaría la economía de Italia, que estaba al borde de la recesión en ese momento.
“Lo primero que queremos es reequilibrar nuestro comercio, que ahora no nos resulta favorable. Nuestras exportaciones a China son mucho menores que las de otros países europeos”, dijo el Sr. Conte a los legisladores antes de firmar el acuerdo con Xi.
Contrariamente a lo esperado, las empresas chinas se beneficiarían más del comercio bilateral. Las exportaciones de Italia a China solo aumentaron ligeramente, de 14,000 millones de dólares en 2019 a 17,700 millones de dólares en 2022, según mostraron los datos italianos. Sin embargo, las exportaciones de China a Italia casi se duplicaron, aumentando a 61,900 millones de dólares desde 34,100 millones de dólares en el mismo período.
La Sra. Meloni criticó duramente la decisión del gobierno de adoptar el proyecto BRI durante la campaña electoral del año pasado. En una entrevista con la agencia de noticias oficial de Taiwán, CNA, en septiembre de 2022, ella describió el acuerdo de Conte con el régimen como «un gran error».
Desde que asumió el cargo en octubre pasado, la primera ministra y su gobierno de derecha han señalado repetidamente su intención de abandonar La Franja y la Ruta, citando que los beneficios no están a la altura de las expectativas.
El ministro de Asuntos Exteriores de Italia, Antonio Tajani, dijo el miércoles que el programa de infraestructura de China «no es una de nuestras prioridades».
El proyecto chino «no ha tenido los resultados deseados y, de hecho, los países que no han participado han obtenido mejores resultados», afirmó el Sr. Tajani, también viceprimer ministro italiano, en un evento organizado por la agencia de noticias italiana Adnkronos en Roma. También añadió que la retirada de la BRI no dañará la relación con China.
Creciente escepticismo
Xi alguna vez elogió la BRI como “un proyecto del siglo”. Pero una década después de su creación, la BRI sigue siendo recibida con un escepticismo creciente en Occidente.
Los críticos han llamado a su plan como la «diplomacia de la trampa de la deuda», ya que carga a las naciones más pequeñas con obligaciones de deuda insostenibles. Un ejemplo es Sri Lanka, que entregó los derechos de un puerto estratégico de Hambantota al régimen chino en un contrato de arrendamiento de 99 años en 2017 debido a enormes préstamos chinos que el gobierno no pudo pagar.
Los líderes del G-7 presentaron un programa de infraestructura global como respuesta al controvertido BRI del régimen chino.
Los analistas han advertido que la BRI era parte de los intentos del régimen de remodelar el orden global.
En un foro, Xi describió su proyecto BRI como una plataforma global para la cooperación y la prosperidad, celebrando el décimo aniversario del proyecto en Beijing a principios de este año.
El presidente ruso, Vladimir Putin, uno de los varios invitados de alto perfil que asistieron al foro, elogió a la BRI por su papel en la creación de “un mundo multipolar más justo”.
En particular, el foro de la BRI de este año contó con la asistencia de un solo líder de una nación de la Unión Europea, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán. En comparación, la reunión de 2019, que contó con siete jefes de países de la UE.
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