Stephanie Grisham, la jefa de gabinete de la primera dama Melania Trump y exsecretaria de prensa de la Casa Blanca, renunció después de los actos de violencia que ocurrieron en los alrededores del Capitolio de Estados Unidos durante una manifestación por las preocupaciones sobre la integridad de las elecciones en la tarde del 6 de enero.
«Ha sido un honor servir al país en la Casa Blanca. Estoy muy orgullosa de haber sido parte de la misión de la Sra. Trump de ayudar a los niños de todo el mundo, y orgullosa de los muchos logros de esta administración», dijo Grisham en una declaración.
Grisham no explicó si su renuncia fue en respuesta a la violencia en el edificio del Capitolio de la nación.
Siguieron una serie de otras renuncias en la Casa Blanca, incluyendo la secretaria de prensa Sarah Matthews y el secretario social de la Casa Blanca Rickie Niceta, confirmó un funcionario de la Casa Blanca, según The Hill.
«Me sentí honrada de servir en la administración Trump y orgullosa de las políticas que promulgamos. Como alguien que trabajó en los pasillos del Congreso, me sentí profundamente perturbada por lo que vi hoy», dijo Matthews en una declaración. «Me retiraré de mi cargo, con efecto inmediato. Nuestra nación necesita una transferencia de poder pacífica».
Niceta había asumido su puesto en febrero de 2017.
Los manifestantes, muchos de ellos vestidos con ropas pro-Trump, irrumpieron en el edificio alrededor de las 2:15 p.m. después de romper las ventanas para entrar. Videos muestran a algunos manifestantes peleando con la policía, otros muestran a los participantes con banderas de Estados Unidos y de Trump caminando por el pasillo que conecta las dos cámaras del Capitolio.
Una mujer, que desde entonces fue identificada como Ashli Babbit, una veterana de la Fuerza Aérea de California y partidaria de Trump, murió después de recibir un disparo dentro del edificio del Capitolio, según dijo su marido a KUSI-TV.
La turba interrumpió los debates en ambas Cámaras sobre las objeciones a los votos electorales de la elección presidencial. A las 6 p.m., los funcionarios declararon que el edificio del Capitolio había sido asegurado y el Congreso se reanudó poco después.
El vicepresidente Mike Pence, que preside la sesión, condenó la violencia al reanudar la sesión.
«Condenamos la violencia que tuvo lugar aquí en los términos más enérgicos posibles. Lamentamos la pérdida de vidas en estos salones sagrados. Para aquellos que causaron estragos en nuestro Capitolio hoy: no ganaron. La violencia nunca gana. La libertad gana. Y esta sigue siendo la casa del pueblo», dijo.
Los legisladores republicanos también condenaron la violencia, y muchos describieron las acciones como «antiestadounidenses».
«Lo que se está desarrollando es inaceptable y antiestadounidense. Tiene que parar», dijo el líder de la minoría de la Cámara de Representantes Kevin McCarthy (R-Calif.) en un tuit.
«Estados Unidos no es un país donde la violencia política sea aceptable», escribió en Twitter el representante Matt Gaetz (R-Fla.).
«Los que atacan el Capitolio deben detenerse AHORA», escribió el senador Ted Cruz (R-Texas). «La Constitución protege las protestas pacíficas, pero la violencia, de izquierda o de derecha, SIEMPRE está mal. Y los que se dedican a la violencia están perjudicando la causa que dicen apoyar».
Mientras tanto, el senador Lindsay Graham (R-S.C.) pidió «que los funcionarios federales formen un grupo de trabajo para identificar a los que irrumpieron en el Capitolio, destrozaron nuestras instituciones nacionales, y esperamos que se les juzgue con todo el rigor de la ley».
La violencia también fue condenada por el Presidente Donald Trump en una serie de tweets, sin embargo, un tweet y un vídeo que instaba a los partidarios a «volver a casa» fueron retirados por la plataforma de redes sociales.
Cathy He contribuyó a este informe.
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