El principal miembro republicano de la Comisión Judicial de la Cámara de Representantes, Jim Jordan (R-Ohio), pidió el lunes al presidente de la comisión, Jerrold Nadler (D-N.Y.), que celebre una audiencia para combatir el aumento de la «cultura de la cancelación».
El fenómeno, por el que una persona es condenada al ostracismo o «cancelada» de los círculos sociales o profesionales por expresar determinadas opiniones políticas, está suscitando una gran preocupación entre los conservadores y otras personas que se salen de los predominantes puntos de vista políticamente correctos ya que lo consideran una medida peligrosa para silenciar públicamente la disidencia. También fue el tema de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) de 2021, que concluyó recientemente.
La cultura de la cancelación, que tiene sus raíces en la Revolución Francesa, está amenazando los derechos fundamentales de la libertad de expresión en todo Estados Unidos, dijo Jordan en una carta a Nadler.
«Los campus universitarios han cancelado conferencias porque los estudiantes no están de acuerdo con el orador. Un editor del periódico más importante de Estados Unidos fue obligado a renunciar por publicar un artículo de opinión de un senador republicano con el que la redacción no estaba de acuerdo. Amazon se ha negado a vender libros que reflejen determinadas opiniones políticas, y Twitter y Facebook han censurado y quitado el acceso a las plataformas a destacados conservadores, incluido el presidente en ejercicio de Estados Unidos», dijo.
Subrayó que la tendencia es peligrosa, independientemente del punto de vista del individuo.
«Nuestra sociedad debe promover siempre el libre intercambio de ideas, no anular las ideas con las que no estamos de acuerdo», dijo.
Instó a Nadler a trabajar con los republicanos para hacer frente a la amenaza, diciendo que si la censura no se cuestiona, se corre el riesgo de que silencie «todos los puntos de vista y todas las ideas» en el futuro, no solo «los puntos de vista impopulares o controvertidos».
«Debemos luchar contra esta tendencia antes de que sea demasiado tarde», escribió. «No hay mejor tema en el que los republicanos y los demócratas puedan trabajar juntos para abordar en nuestra primera audiencia del comité completo que abordar el flagelo de la cultura de la cancelación en Estados Unidos».
La oficina de Nadler no respondió inmediatamente a la solicitud de comentarios de The Epoch Times.
Jordan, que se centró en la cultura de la cancelación durante su discurso en la CPAC, dijo a American Thought Leaders de The Epoch Times que la libertad de expresión no existirá si la izquierda es la única entidad a la que se le permite definir lo que es la expresión.
«Eso es lo más aterrador que está ocurriendo en el país. Si no se puede tener un debate real bajo la Primera Enmienda, si no se puede hablar, cómo se va a ganar. ¿Cómo vas a ganar el debate sobre los impuestos? ¿Cómo vas a ganar el debate sobre la seguridad fronteriza? ¿Cómo vas a ganar en cualquier cuestión de política pública? ¿Si solo se permite hablar a una parte? Por eso tenemos que luchar contra esto más que nada», dijo.
Los republicanos han empezado a contraatacar, especialmente en el ámbito de la censura de las grandes empresas tecnológicas. El expresidente Donald Trump y varios legisladores republicanos de alto nivel han estado pidiendo la abolición o las reformas de la Sección 230 de la Ley de Decencia de las Comunicaciones para eliminar las protecciones de responsabilidad de las empresas que participan en lo que se percibe como una moderación desequilibrada de los contenidos de los usuarios que, según los republicanos, suelen dirigirse a las voces y puntos de vista conservadores.
Las empresas han sido acusadas de utilizar sus poderes monopolísticos para vigilar el discurso con el que no están de acuerdo. Los gigantes digitales supuestamente dirigieron su moderación de contenido contra Trump y los conservadores, en particular, durante el período previo a las elecciones del 3 de noviembre y después de la irrupción en el Capitolio de EE. UU. del 6 de enero. Esto llevó a la suspensión permanente de la cuenta de Trump en Twitter y a su prohibición indefinida en Facebook e Instagram. Muchas de estas empresas justificaron su censura diciendo que era necesaria para proteger del «daño».
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